Dragon Ball FighterZ finalmente está entre nosotros para traernos frenéticas peleas y combates entre los personajes más queridos de la saga, ahora en formato 2D y con gameplay competitivo. Enterate qué hay de nuevo e interesante en la más reciente entrega de Goku y compañía, ¡en esta nota!
Arc System Works y Bandai Namco finalmente lanzaron Dragon Ball FighterZ, el nuevo juego de lucha inspirado en la franquicia más icónica del anime. Por primera vez en años, los fanáticos del anime y los juegos de pelea convergen en un juego apuntado directamente al de los títulos competitivos pero lleno de muestras de amor al material original que podés disfrutar en PC, PlayStation 4 y Xbox One. En Cultura Geek lo jugamos desde hace unos días, y acá te contamos todo lo que tenés que saber.
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Dragon Ball es una franquicia con una historia rica, dentro y fuera de los videojuegos. Aunque el manga original concluyó en la primera mitad de los 90s, la icónica serie no paró de sumar fanáticos gracias a las películas, spin-offs, y por supuesto, games. Sin embargo, Dragon Ball FighterZ es único en su planteo por descartar por completo el gameplay en 3D de títulos como Budokai Tenkaichi 3 o Xenoverse para traer una experiencia puramente de juego de lucha en 2D, a lo Guilty Gear de los mismos creadores. ¿La idea básica? Construir un título que, ahora por fin, pueda llevar a la serie de Akira Toriyama al mercado de los videojuegos competitivos y los eSports.
Los recientes juegos de Dragon Ball nos acostumbraron a los rosters enormes, de más de 100 personajes que se controlaban del mismo modo y a veces se sentían como diferentes skins en lo que a jugabilidad respecta. Como este es, primero y antes que nada, un juego de lucha competitivo se puso especial cuidado para que cada uno de sus 24 personajes se controle de manera diferente y única, y que cada uno tenga sus peculiaridades. Por ejemplo, Goku es bastante balanceado, mientras que Cell o el Androide 16 son más toscos pero golpean firme. Por su parte, Krillin o Yamcha se encuentran entre los más ágiles y la clave para mantener el daño constante es saber utilizar los combos.
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Dragon Ball FighterZ tiene una jugabilidad que lo hace único, al ser muy fácil y accesible para simplemente agarrar el control e ir a los bifes, pero permitir un altísimo nivel de juego para el jugador avanzado que se toma el tiempo en aprender cada combo y movimiento. Por ejemplo, controlar a los personajes es siempre igual: tenés ataque débil, medio y fuerte, y ráfagas de ki, y los movimientos especiales estilo Kamehameha o Final Flash se hacen todos con un semicírculo en una dirección u otra, y R1 o R2 (en la versión PS4). Ni bien tengas un personaje vas a poder defenderte con los conocimientos básicos, pero la clave para jugar como un campeón es aprender qué golpes conectar con cuáles, cuando cubrir, cuando contraatacar y cómo mantener a tu enemigo inmovilizado mientras recibe la paliza de su vida.
Vas a poder jugar Dragon Ball FighterZ en diferentes modalidades, que incluyen un completo modo historia donde presentan a la Androide 21, un personaje completamente nuevo; torneos locales, peleas multiplayer rankeadas, o un modo arcade donde simplemente tenés que pelear contra la máquina sin nada que te interrumpa. Si sos un cebado y querés aprender todos los mejores ataques, cada personaje cuenta con su desafío de combos donde explican algunos de sus movimientos de forma interactiva. A lo largo de todos estos modos vas a ganar Zeni (la moneda del juego) que podés usar para adquirir loot boxes cosméticas y sumar colores a tus personajes del lobby o en pelea, pero por suerte, nada que rompa el perfecto balance de la jugabilidad.
Un párrafo especial merece la atención al detalle puesta en cada fragmento del juego. Los ataques que los personajes realizan están calcados del anime, y los vas a reconocer de tanto ver la serie. Vas a reconocer el Kamehameha de Gohan adolescente contra Cell, la ráfaga de extinción de Majin Buu, o los cortes con la espada que Trunks realizó contra Freezer en su primer aparición, entre otros. Lo que es más, en el modo historia los personajes dialogan entre sí en interacciones bastante simpáticas que van a hacer sonreír a los otakus, y que quien no sea fan puede saltear. Incluso, si el escenario, personajes en la pelea y más se alinean del modo correcto, podés recrear secuencias icónicas con diálogos de la TV. Este juego cuenta además con el privilegio de haber sido la última vez que la actriz Hiromi Tsuru prestara su voz a Bulma antes de fallecer, por lo que cuenta con todo el cast original japonés.
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Cada vez que sale un juego de Dragon Ball, la pregunta es la misma: “¿cómo se compara con Dragon Ball Z: Budokai Tenkaichi 3 de PlayStation 2?“. La respuesta de Arc System Works y Bandai Namco “es completamente diferente”. El clásico de la PS2 era un button masher muy bien pensado, donde podías fusionarte, transformarte en medio de las peleas, y donde el balance no importaba en lo más mínimo: por ejemplo, Yamcha jamás le podría ganar a Broly, y Goku Super Saiyan 3 era mucho más fuerte que Nappa. Dragon Ball FighterZ, por el contrario, es un juego de lucha hecho y derecho con reglas más parecidas a Mortal Kombat, Street Fighter o (obvio) Guilty Gear. La clave es jugar bien, con gracia y calidad, y que todos los personajes sean viables y únicos. En esto, destaca con creces. Es solo cuestión de que encuentres tu favorito.
Dragon Ball FighterZ marca la primera vez en años que la franquicia recibe un juego no pensado solo para los fanáticos, sino para los gamers en general. Aunque el juego es indulgente en el fan service (y así debería ser, ¡es Dragon Ball!), este título pone a la serie como una gran alternativa para torneos, donde los jugadores dedicados podrán demostrar su habilidad con el joystick y sus reflejos. Olvidate de pegarles a los botones hasta que te salga algo, porque lo nuevo de Arc System Works recompensa la categoría y genuina habilidad con uno de los mejores juegos de lucha en años, y lo mejor que le pasó a Dragon Ball desde la era de la PlayStation 2. Eso sí, si solo querés tomarte unas cervezas con tus amigos y repartir kamehamehas, tranquilo que también se puede.