Lara está de vuelta en Shadow of the Tomb Raider, el más reciente capítulo de este nuevo reboot, y esta vez la aventura toma lugar en las más densas junglas de Latinoamérica. Conocé más detalles sobre este game, ¡en estas líneas!
Lara Croft, una de las caras más importantes del mundo de los videojuegos, está de regreso con una nueva aventura en Shadow of the Tomb Raider. La arqueóloga inglesa debuta el tercer episodio de su reboot en el que controlamos a su versión más jóven e inexperta, pero en camino a ser la valiente protagonista que todos conocimos. Este nuevo viaje nos lleva de México a Perú, y desde acá te contamos qué nos pareció antes de su debut oficial.
En los papeles, la propuesta de Shadow of the Tomb Raider es simple: controlamos a Lara Croft en tercera persona en una nueva aventura en mundo semi-abierto. Como todos los juegos más recientes de la saga, tiene segmentos de combate y adrenalina, pero también de puzzle e investigación. Sin embargo, el mejor componente de todos ellos es la exploración, y ver por qué clase de lugares se mete nuestra heroína mientras caza un nuevo tesoro sobrenatural a contrarreloj.
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Shadow of the Tomb Raider ofrece una propuesta muy similar a la de sus predecesores en cuánto a cómo es el loop de juego. De forma semi-lineal avanzaremos por diferentes áreas mientras resolvemos desafíos de todo tipo, pero tras superarlas podremos regresar con más y mejores armas para encontrar secretos. El gran diferencial, esta vez, es el nivel de pulido y refinamiento de cada elemento que se muestra en cada detalle del juego. Por ejemplo, en consolas vas a poder elegir si priorizar los FPS o la resolución de los ambientes, que es poco común fuera de la PC. Lo mismo ocurre con los idiomas, que podés hacer que todos hablen el mismo, o cada uno conteste en su lengua nativa. Pero, en donde marca la diferencia más grande es en la dificultad.
Shadow of the Tomb Raider permite retocar cada uno de los tres pilares del juego por separado, y hacer así que la aventura se ajuste a tus necesidades y preferencias. Por ejemplo, un modo permite que el combate sea más desafiante al poner enemigos más fuertes, pero otro da la posibilidad de desactivar las ayudas de navegación o las “pistas” que Lara da en puzzles. Esto permite que te concentres en el aspecto que te guste del juego y se acomode a tu estilo. O, si jugás en la máxima dificultad, te vas a encontrar con el modo Deadly Obsession (Obsesión Mortal) que propone remover los checkpoints a menos que descanses en una hoguera. Esto genera unos niveles de tensión no vistos desde los primeros Resident Evil, dado que si perdés, a veces vas a tener que repetir varias decenas de minutos de juego otra vez.
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Estos settings que permiten subir el riesgo al máximo hacen que cada secuencia se vuelva peculiarmente tensa, y que uno como jugador deba convocar todo su coraje para explorar cada área: similar a lo que sentiría cualquier persona en la piel de Croft. De repente, son mucho más viables las tácticas de sigilo, o saber observar el ambiente para detectar trampas o esa rama justa que nos permitirá progresar. El apartado gráfico, construido a base de ambientes increíbles y sutilezas en el diseño de personajes, solo ayuda a que la sensación sea literalmente de estar en la más profunda selva amazónica, o refugiándonos de algún peligro imposible.
Cada hazaña que logremos y objeto que encontremos nos dará experiencia para sumar nuevas habilidades a Lara, que a lo largo de su aventura estará cada vez mejor armada. Por otro lado, cada arma se mejora también por separado, de acuerdo a lo que favorezcamos. Shadow of the Tomb Raider da bastante libertad en el modo en que progresamos nuestro personaje mientras nos da herramientas para no morir y, dado que este es el juego más impredecible de la franquicia por su variedad de ambientes y enemigos, todo es útil. Algunos de los momentos más intensos tienen que ver no con una coreografía de enemigos que podemos resolver a los tiros sino de estar solos en la selva con nuestro arco, con un depredador que acecha en la oscuridad.
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A la hora de innovar es cuando Shadow of the Tomb Raider no luce tanto. Lara cuenta con pocos movimientos nuevos, y algún que otro gadget para resolver sus desafíos pero la falta de novedades se nota. Si jugaste los juegos anteriores, sabés más o menos con qué te vas a encontrar, y cómo vas a usar flechas para crear puentes de soga, resolver puzzles en el ambiente o meterte en combate con enemigos. Ocurre que este título intenta ser un grandes éxitos de los anteriores, y mostrar escenas grandes y vibrantes con nuevos paisajes a la vez que se continua la historia de Lara, pero no te va a hacer cambiar de opinión con respecto a la saga.
Shadow of the Tomb Raider es la versión más pulida y prolija de las aventuras de Lara. Los riesgos que no toma en el aspecto creativo, los suple con la capa de brillo más espectacular que Crystal Dynamics haya logrado en la historia de la franquicia. Y, paradójicamente, el riesgo ahora está en el modo que cada jugador quiera adoptar para su experiencia que no será novedosa, pero pase lo que pase se adaptará perfecto a lo que cada uno de nosotros queramos en el capítulo final de la saga.