El Seagate Storage Expansion Card llega para darle más capacidad y velocidad a tu espacio de almacenamiento en Xbox Series X|S. Te contamos todos los detalles, ¡en esta nota!
Lo que diferencia a la generación actual de consolas por encima de sus contrapartes esta vez no son los impresionantes gráficos (que los hay), las velocidades de conexión más rápidas (que las hay), o los números técnicos muy superiores (que los son). El diferencial más destacable, y lo que más se nota de inmediato es el cambio que te genera en la experiencia el tener discos de estado sólido SSDs en tu consola y lo increíblemente rápido que cargan los juegos.
Pero esta mejoría viene con un costo, el almacenamiento es mucho más pequeño de lo que nos tenían acostumbrados. Esto hace que el espacio en el disco sea más importante que nunca Pero por suerte, en el caso de Xbox Series X|S hay una solución oficial por si te quedás sin espacio de la mano del Seagate Storage Expansion Card.
Esta unidad es un disco SSD para Xbox Series X|S que tiene 1TB de capacidad y se enchufa en una bahía de expansión en la parte de atrás de tus consolas. Esto agrega capacidad de almacenamiento que es sorprendentemente rápido, casi tanto como el propio disco interno. Eso sí, vale $219.99, que es más de la diferencia entre una Xbox Series S y una X, por ejemplo, pero es un precio competitivo con otras unidades generalistas similares.
La unidad física
Lo primero que te va a sorprender de la Seagate Storage Expansion Card es que es sorprendentemente chica, definitivamente uno de los SSD más pequeños que haya en el mercado. Es apenas más grande que una tarjeta de débito y no tanto más ancha. Mide unos 5.3 centímetros por 3.1, y tiene 0.7 de grosor.
Una tapa de plástico negro recubre un tercio de la tarjeta donde se ve el logo de Xbox y la capacidad, con un espacio dedicado para sujetarla y extraerla. El resto es de gris metalizado con el logo de Seagate y es en el final donde se encuentran los pines de conexión. Es muy parecida a las viejas tarjetas PCMCIA de laptops viejas, pero gracias a la tecnología Xbox Velocity Architecture, se ofrecen velocidades “40 veces superiores a los discos convencionales“.
Instalar la tarjeta es sorprendentemente fácil. Alcanza con insertarla en la bahía de expansión en la parte trasera de cada consola, empujar con firmeza para asegurarse que esté bien conectada y que el sistema la detecte automáticamente. Después de eso, vas a tener muchísimo espacio para instalar contenido y juegos, unos 920 GB extra precisamente. A esto se suman los 820 disponibles en el disco interno de la Series X, y los 360 de la Series S. Este es quizás uno de los diferenciales más grandes entre Xbox Series y PlayStation 5, dado que la Play por ahora no tiene expansión oficial, y cuando lo tenga, va a ser necesario abrir la consola y poner un disco M2. Cosa que con Xbox es hiper simple.
La performance
Esta es una unidad SSD igual que el disco externo, por lo que su funcionamiento es muy parecido. Algunas de las diferencias es que esta es una conexión especial con pines y no algo que conectas al USB, por lo que no la vas a poder usar con tu PC u otros dispositivos por ejemplo. Como contraparte, es muy rápida y virtualmente da una performance análoga al disco interno, no solo en los tiempos de carga sino para mover contenido entre una unidad y la otra. Por ejemplo, podés mover juegos de 40 gigas en alrededor de un minuto, aunque es más rápido ir de la memoria interna a la externa que al revés.
Lo importante, sin embargo, es que cuando estés en el juego el funcionamiento es espectacular y casi no vas a notar que no corrés algo del disco interno. Hablamos de velocidades de carga de 46 segundos contra 38, en la mayoría de los casos. Cargar un juego salvado demora unos seis segundos, independientemente de en qué unidad esté, mientras que hacerlo de un disco convencional puede llegar a demorar unas 6 veces más. Incluso si conectas un disco SSD tope de gama por USB la performance será infinitamente más lenta que la que permite esta conexión especial, y habrá juegos que directamente no corran porque su velocidad no es compatible con la Velocity Architecture.
Más del doble de espacio, ¿pero a qué precio?
La Seagate Storage Expansion Card te da 1TB de almacenamiento extra que es apenas más lento que el propio disco interno. Es una performance espectacular, que de algún modo puede justificar el precio de $220 dólares para los usuarios.
Si el disco interno te parece chico o insuficiente, este es un modo de palear eso por más caro que sea. En el caso de la Xbox Series S es otro tema: a pesar de que funciona igual de bien, es más de la diferencia total con respecto al costo de directamente haber comprado una Xbox Series X. Si ya estás en este punto, recomendamos directamente comprar una Series X por sus mejores especificaciones, GPU más potente y unidad de disco. Ni hablar del precio en Argentina, que aún no se vende de manera oficial en los retailers.
En conclusión
A pesar de su simpleza y calidad se hace difícil justificar el costo para el usuario de Xbox Series S, dado que la consola ya de por sí tiene un espacio muy reducido, y si no te alcanza, es directamente mejor haber comprado la consola superior por aproximadamente el mismo precio de la consola y unidad sumados.
Pero en el caso de la Series X, ya que tenemos lo mejor, no podemos dejar nuestro almacenamiento librado a los discos SSD que se conectan por USB, mucho más lentos, y no están preparados para que aproveches las mejores características de tu Xbox Series X, la Seagate Storage Expansion Card es la opción más lógica si necesitás espacio para tus juegos de manera fácil y práctica..
Podrá ser relativamente cara, pero es comparable a otros SSD de estas características en el mercado, a pesar de que esta unidad solo funcione con consolas Xbox y no con tu PC.