Review God of War Ragnarok: la PlayStation 5 te la compraste para esto

God of War: Ragnarok, el juego más esperado de PlayStation para 2022, ya casi está entre nosotros y te adelantamos qué esperar. Lee más, ¡a continuación!

God of War reinventó a Kratos con un dejo de nostalgia en lugar de la desatada furia que hizo famoso al personaje en la era de la PS2 y PS3, y fue un éxito entre los jugadores. Esta nueva versión, como guardián del pequeño Atreus a quien intentaba enseñar cómo sobrevivir en un mundo hostil y duro, se convirtió en un éxito al conservar el brutal y espectacular combate reinventado con cámara cinemática en tercera persona pero con el agregado de un muy necesario componente emocional que le de profundidad a don enojos.

La nueva entrega, disponible para PlayStation 4 y PlayStation 5, finalmente nos contará qué ocurre después de “ese” dramático final donde nos prometieron una confrontación con muchos de los otros dioses nórdicos. Probamos God of War: Ragnarok en su versión de PS5 y te contamos que vivimos al jugarlo, en esta review.

Ragnarok es parte de una saga, no solo una secuela

Lo primero que tenés que saber es que God of War: Ragnarok es una secuela hecha y derecha. Es muy necesario que juegues al menos el juego anterior de la saga, pero en realidad es mejor todavía si jugaste los originales porque como el foco y corazón real de esta historia está en la narrativa. Es buenísimo entender a qué se refiere Kratos cuando por ejemplo habla de su hermano Deimos (Ghost of Sparta) o cuando menciona a las Hermanas del Destino de God of War 2. Cuando iniciás el juego tenés una opción del menú que hace de resumen para los que llegan sin jugarlo, pero nada reemplaza el haberlo vivido y experimentado en tu joystick. El viaje se las arregla para ser nostálgico y novedoso a la vez.

God of War: Ragnarok empieza muy rápido y desde el principio casi te dan acceso al hacha y las espadas para que tengas tus movimientos básicos de fuego y hielo. Si jugaste el primer juego, sabés más o menos qué esperar: un mundo semi-abierto en tercera persona con muchos pasillos, recovecos a los costados, e instancias de mundo más amplio donde podés explorar a gusto, frenando en los rincones a ver qué más encontrás. Así, a medida que Kratos y Atreus recorren el mundo, van a mejorar sus ataques, agarrar habilidades nuevas para resolver puzzles, y vas a tener motivos para volver a recorrer áreas viejas a ver qué sumás cuando regreses con nuevos poderes.

Un aspecto clave para motivar la exploración es poder encontrar materiales para construir y mejorar las armaduras, runas, encantamientos, y accesorios de Kratos. De acuerdo a tu estilo de juego vas a poder subir diferentes estadísticas y armar “builds” y estrategias que se peguen más a tu estilo de juego, por ejemplo, enfatizar que los enemigos se cansen más rápido para rematarlos con R3 o conseguir más daño puro y jugar a lo bruto. Esto queda todo en manos del jugador porque va a poder construir una experiencia acorde a qué tanto quiere colaborar con sus compañeros, o de qué modo encarar los desafíos.

El viaje no lo hacemos solos

Lo que sí es una diferencia muy grande con respecto al primer God of War es que Kratos y Atreus no necesariamente están solos en este viaje. Una de las cosas más interesantes que el juego hace es que sin romper el plano secuencia continuado sin una sola loading screen (a menos que te maten), hay secuencias donde Kratos y Atreus se separan y cada uno hace algo por su cuenta. En estas instancias, por ejemplo, ocurre que vas a tomar control de Atreus por separado, y Atreus va a tener otros acompañantes.

La idea sería no espoilearte mucho quienes son y qué ocurren para que te agarren de sorpresa, pero sí vale la pena comentar que a veces el juego tiene más de dos personajes en pantalla peleando a la vez. Esto da lugar a duelos enormes, con montones de enemigos que vienen de todos lados, y tus héroes van a estar gritándose instrucciones a medida que intentan esquivar, generar aperturas y contraatacar.

Los dos personajes que acompañan a Kratos la mayor parte del juego tienen un set de habilidades que se basa en disparar flechas, que pueden tener diferentes cargas para generar efectos con el hacha o las hojas del caos, y vas a tener que ir intercambiando entre uno y otro para aprovecharlos.

Cada uno de los héroes principales tiene su propio árbol de habilidades que podés ir activando a medida que juntas experiencia en combate, su propio set de armas y armaduras que podés mejorar, y habilidades que se desbloquean a medida que progrese la historia. Entre los movimientos más destacados está poder usar magia para devastar enemigos, lanzarlos por los aires, y que Kratos aproveche estas instancias para desmembrar, liquidar, y romper – un clásico de siempre. El tema es que, igual que en el juego anterior te vas a encontrar con ciertos enemigos que son más un puzzle que una pelea entonces vas a tener que aprender sus patrones y en qué momentos reaccionar para poder darles esa ansiada tunda.

Si bien la jugabilidad es un muy buen balance de recuperar lo que mejor funcionaba del juego anterior a nivel exploración y combate con un par de ideas nuevas, el foco real del juego es la narrativa. Ahora que conocés a Kratos y Atreus por haberlos acompañado en su último viaje, lo interesante es que la historia se puede mover hacia adelante y presentarte nuevos personajes que plantean preguntas interesantísimas, o que no los habías visto interactuar uno a uno.

Algunos de los momentos más entretenidos de God of War: Ragnarok pasan por las preguntas acerca del destino y el libre albedrío. Kratos, como buen griego, sabe que una constante es que aquellos obsesionados con que un destino no ocurra son los que tienden a poner las ruedas en movimiento para que pase, mientras que Atreus está convencido de que el destino y los grandes propósitos son los que le dan sentido a su vida… pero es un adolescente así que por supuesto que su búsqueda es constante.

El otro tema que aborda Ragnarok es las relaciones interpersonales, pero esta vez no se centra solo en la familia. Hay de eso cuando pensas en Freya y Heimdall, Kratos y Atreus, o los herreros enanos, pero también se discuten temas como los motivos personales que, a pesar de que Kratos sea pelado, son más profundos que solo la familia, como dice Toretto. Algunas de las mejores escenas no necesariamente progresan la trama sino que son de grupo, con varios personajes en pantalla comiendo un almuerzo mientras discuten qué hacer con el fin del mundo pero hablando de qué carne usaron o si salió rico o no. El juego está lleno de caracterización, personalidad, y es un placer pasar tiempo con personajes que tienen cosas tan interesantes para decirse el uno al otro.

El único momento donde el diálogo decae un poco y se siente medio vacío es cuando ocurren cosas que referencian a los dioses en concreto. Por ejemplo, en alguna secuencia, Loki hace algo inteligente, y el otro que le da cuenta le dice “ah, mirá qué tramposo que sos” porque es el dios de las travesuras que capaz que te haga rodar los ojos onda “no me la conteiner”. Esto es un poco desconfiar del espectador, y es una forma de escribir no del todo elegante, pero cuando la parte emocional pega con tanta fuerza, quejarse de esto termina siendo una crítica muy, muy menor.

¿Cuán difícil es jugarlo?

Con respecto a la dificultad, God of War: Ragnarok no es justamente un título para tener el celular al lado y ponerte a mirar memes mientras espameás ataques. Incluso en los niveles más bajos vas a a tener que prestar atención porque más allá de la cantidad de vida que te saquen o el daño que hagan tus golpes, el juego se trata de posicionarse, encontrar aberturas, y no dejar que te avasallen con números, sin importar tanto cuál de los 5 niveles elijas. Del mismo modo, las instancias de bosses son espectaculares no solo por la magnitud de los enemigos sino también porque el soundtrack está para hacerle un monumento a cada uno de los músicos que participó. Épico, cuando menos, le queda corto.

Ragnarok es un espectáculo visual

God of War es un espectáculo visual increíble, con momentos que no se pueden creer por la cantidad de cosas que ocurren en pantalla. Momentos donde la cámara se libera y permiten ver de cerca como un dragón chorrea baba de la boca antes de que los héroes se le tiren encima para hacerle frente conviven con paisajes que van desde tundras nevadas a ríos en el desierto pasando por volcanes, minas, densas junglas, templos de criaturas mitológicas y montañas de reinos prohibidos. Cada uno está detalladísimo y tiene una personalidad única que se te va a hacer una delicia a los ojos.

God of War: Ragnarok es el juego más PlayStation de los juegos PlayStation: un single player con énfasis en la narrativa y los personajes que combina exploración con secuencias de combate increíblemente potentes, brutales, y con peso. Pero, a fuerza de una trama potente y un par de ideas nuevas este es un juego más prolijo, que va más al hueso que su predecesor y lo supera en casi todos los aspectos excepto quizás en uno: la novedad. Como el juego es muy, muy similar a lo que vino antes, para venir a disfrutar este juego es necesario que estés acá por Kratos y Atreus, y no por una experiencia reveladora de gameplay innovador. Eso sí – si te dejás llevar por lo que el juego propone y lo recibís por lo que es, el viaje es espectacular y podemos afirmar sin temor a dudas que estamos frente al mejor juego de PlayStation en años, de esos que son el motivo por el que los gamers eligen esta familia de consolas en primer lugar.

Fecha de estreno inicial: 9 de noviembre de 2022

Desarrollador: SIE Santa Monica Studio

Distribuidor: Sony Interactive Entertainment

Plataformas: PlayStation 5, PlayStation 4

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2 comentarios

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