Soulcalibur 6, la más reciente de la saga de juegos de pelea con espadas, ya está entre nosotros con montones de novedades para los fanáticos. Lee nuestras impresiones después de jugarlo, ¡en estas líneas!
La saga Soulcalibur es diferente a otros juegos de lucha en un aspecto fundamental – si bien se tratan de duelos entre personajes, estos no se definen a las piñas (que las hay), sino con armas de filo. Así, diferentes guerreros y guerreras se cruzan en el campo de batalla con estoques, espadas cortas o largas, katanas, y hasta variaciones como el memorable látigo de Ivy. A seis años del último título en la saga principal, Soulcalibur 6 representa el reencuentro de la saga consigo misma tras experimentos en F2P y algún que otro spin-off, y demuestra ser grandioso por enfocarse en lo esencial: el filo y las armas.
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El primer detalle a destacar es el control. Soulcalibur 6 responde de la mejor manera, y cada personaje parece obedecer a la perfección nuestros comandos, y dado que este es un juego de esquivar el golpe, posicionarse y contraatacar, eso es vital. Cada uno de los personajes cuenta con acciones que le permiten hacer uso de los espacios que deja el enemigo y estará en el jugador aprender a navegar el campo de batalla. Por ejemplo, si jugas con Sophitia, vas a tener que aprender a ser un maestro con la estocada frontal que es ideal para iniciar combos, y contraatacar cada vez que un adversario yerra. Eso sí, si pifias este ataque, vas a quedar regalado ante otro contraataque, y así sucesivamente.
Un agregado interesante es Reversal Edge, el clásico ataque especial que podés hacer en general una vez por round de la mayoría de los juegos de pelea. En este caso, los dos personajes entran en una instancia de duelo corto cuando tocás R1, y tenés que superar un minijuego estilo piedra-papel-tijera donde cada botón le gana a otro y le da toda una dimensión de juegos mentales. Como balance, no vas a poder abusar este modo dado que en caso de errar, vas a quedar abierto a contraataques. Esto representa Soulcalibur 6 en su máxima expresión, fácil de entender y realizar, pero que siempre te requiere estar a la altura del rival.
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Soulcalibur 6 tiene dos modos historia. Uno permite crear tu propio personaje y rolear un poco, mientras que el segundo es el tradicional modo con cinemáticas para cada personaje. El primer modo es Libra of Soul, y tenés que subir de nivel, y viajar por el mundo mientras cumplís misiones, conseguís armas, etcétera. Este modo tiene un rudimentario sistema moral de luz/oscuridad, y podés elegir qué opción te llama más la atención mientras seguís los diálogos. La historia no es particularmente interesante, pero la propuesta de crear tu propio personaje sí es divertida, aunque sea un poco inferior a lo que propuso Tekken 7, por ejemplo.
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Soulcalibur 6 es un triunfo en devolverle la vitalidad y el filo a una serie que iba camino a ser venerado clásico sin presente, y lo hace por medio de retornar a lo básico y lo que la hizo especial. El combate es una delicia y más divertido que nunca, y aunque lo que pasa fuera de este por momentos parece que sobrara, no hay nada que criticarle al plato principal. El juego no es tan técnico como otros de pelea así que no imaginamos que vaya a convertirse en uno de esos títulos competitivos que se juegan por años (para eso, Bandai Namco ya tiene a Tekken 7 y Dragon Ball FighterZ), pero sí es uno de los mejores títulos para jugar con amigos y no parar en toda la noche.