Review Return to Monkey Island: puzzles, comicidad, autorreferencia, metatextualidad, y una mirada nostálgica sobre lo que somos y lo que fuimos

Llegó el esperadísimo Return to Monkey Island y, de un momento a otro, se convirtió en una de las mejores aventuras gráficas de 2022. Lo jugamos en PC, nos divertimos muchísimo, y te contamos toda nuestra experiencia.

Return to Monkey Island suponía, para muchos, una vuelta aun más grande de lo que supuso Thimbleweed Park. Mientras este último era, de alguna forma, la vuelta de Ron Gilbert a sus raíces, por así decirlo, con un producto nuevo que homenajeaba a otros productos de la cultura popular, Return to Monkey Island era la vuelta de un clásico a su estado más puro. La saga Monkey Island, para muchos, está constituida por los tres primeros juegos. La cuarta entrega fue bastante polémica, y el resto de los títulos que salieron después no tuvieron la repercusión necesaria.

Pero con Return to Monkey Island, Ron Gilbert abraza toda esa melancolía que propone una saga como esta, y le plasma dentro de un juego que, literalmente, trae el pasado al presente. Por eso mismo, es complicado hablar de una saga que no solo es de culto a estas alturas, sino que, particularmente, marcaron en gran parte el tipo de humor, el gusto por el género y el amor por los puzzles para quien suscribe. Si bien mi entrada al amor por los videojuegos fue con Maniac Mansión, Monkey Island fue reivindicar ese sentimiento, que también se vio forjado por el Zak McKracken, el Loom, y tantos otros.

Ron Gilbert vuelve a las andanzas, pero no lo hace solo: Dave Grossman también es parte de este juego, así como ambos lo fueron en el primero título de la saga. La única diferencia es que no está Tim Schafer (The Secret of Monkey Island, Monkey Island 2: LeChuck’s Revenge, Day of the Tentacle, Full Throttle, Grim Fandango), el otro semidios de las aventuras gráficas. El juego está desarrollado por Terrible Toybox, el estudio indie formado por Ron Gilbert y Gary Winnick (juntos, en el pasado, hicieron juegos como el mítico Maniac Mansion) y editado por Devolver Digital (quien ya tuvo experiencia en aventuras gráficas gracias a títulos como The Red Strings Club, Dropsy o Gods Will Be Watching).

Return to Monkey Island es una hermosa maraña de puzzles muy bien pensados, algunos más difíciles que otros, pero todos con esa perspicaz lógica siempre aplacada por un sentido del humor absurdo y un contexto bizarro, se podría decir. Hay juegos con diferentes palabras (por eso recomendamos jugarlo en inglés, si es posible) y varios chistes y homenajes a otros juegos e, incluso, a sí mismo, jugando con la metalingüística. Pero lo que más destaca es la nostalgia y la forma en la que se la trabaja desde la narrativa. Nada, en este aspecto, se siente forzado. Hay un muy buen trabajo realizado con la historia, los puzzles y los diálogos para que todo el pasado de la saga sea parte de esta nueva aventura.

Y así como suele pasar con otros productos del entretenimiento perpetrados por personajes que están lejos de sus veintitantos, el juego propone una reflexión sobre el paso del tiempo, el hecho de ya no ser lo que éramos en nuestra juventud, y así, con una mirada diferente del mundo, poder discernir qué cosas valen ahora la pena, en contraparte de todo lo que hicimos de jóvenes. Por eso, creemos que Ron Gilbert no solo hace un juego que se siente fresco y moderno, sino que también en algún punto, les habla a aquellos de la generación que ronda las cuatro décadas o más, como una forma de generar empatía.

Claro, con esto no queremos decir que los más jóvenes no van a poder disfrutar del juego. Es solo que, diferente a otros títulos, este juego se siente hecho para ambos públicos: aquel que recién inicia en la saga y no conoce el resto, y aquellos que venimos jugando desde el primer exponente. Lamentablemente, y a riesgo de sonar elitistas, hay muchos chistes y referencias que, de no conocer la saga, se pierden por completo.

Lo bueno, es que no afectan la narrativa. Solo están ahí, para que los tome quien necesite tomarlos, pero la realidad, y vale mencionarlo, es que el juego propone una dinámica, sobre todo en los diálogos, donde Guybrush ya conoce a la gran mayoría de los personajes con los que interactuamos, y esa familiaridad, si no sabemos de quién se trata el otro personaje, se pierde.

Finalmente, en este juego, vamos a vivir la historia en la que vamos a por el secreto que se encuentra en Monkey Island, dado que Return to Monkey Island es una secuela directa de Monkey Island 2: LeChuck’s Revenge, pero que no deja al resto de las entregas fuera el canon. En el camino, no solo vamos a volver a visitar sitios como Melee Island, sino otros como la isla Brr Muda.

En cuanto a los personajes, nos volvemos a cruzar con Elaine Marley, nuestro amado personaje; Stan, el vendedor de barcos; la señora del vudú, que por primera vez vamos a conocer su nombre; Herman Toothrot, el ermitaño de Monkey Island; Carla, la maestra espadachín; Wally, el cartógrafo; Otis, a quien entramos nuevamente en la cárcel; y otros personajes reconocidos que apelan a la nostalgia.

Por su parte, hay tres personajes nuevos que suponen uno de los grandes cambios en esta nueva historia: los líderes piratas. A diferencia de los viejos, machacados y medianamente despreciables piratas que encontrábamos en los juegos de antaño, estos tres nuevos piratas parecen millennials sacados de un libro de marketing, mucho más interesados en las finanzas que en el alma que todo pirata debería tener. Estos personajes son mucho más de lo que aparentan, y tienen un desarrollo bastante importante en la historia del juego. De alguna forma, son también parte de esa mirada sobre el paso del tiempo que Gilbert le imprime al juego.

Y si hablamos de aventuras gráficas, no podemos dejar de mencionar todo el sistema de los puzzles. Como pasa en este tipo de juegos, o al menos en los que tienen este corte bien clásico, los puzzles están escalonados y la resolución de los mismos es lo que nos permite avanzar a través de la historia. Vamos a contar con un libro donde vamos a poder ver las misiones que tenemos activas, desde las más generales, como descubrir el sector de Monkey Island, a las más pequeñas, como, por ejemplo, unirnos a la tripulación de un particular barco que se encuentra en el muelle de Melee Island.

Si vamos como Guybrush Threepwood, no nos van a dejar entrar, así que tenemos que usar un parche de ojos mágico. Para conseguirlo, tenemos que robarlo de un museo, pero antes tenemos que saber el código numérico de la cerradura. Al mismo tiempo, tenemos que portar nuestra propia mopa para limpiar, que no podemos comprar, pero si podemos construir. Para construirla, tenemos que conseguir una rama de un árbol especial que se encuentra en el bosque, pero si entramos al bosque sin un mapa, nos perdemos, así que necesitamos que alguien nos haga el mapa. De esa forma, se van escalonando todos los puzzles. Para conseguir resolver un puzzle importante, vamos a tener que resolver varios previamente que nos van a llevar a nuestro destino.

Otro libro con el que contamos es el libro de pistas. En él, vamos a poder obtener pequeñas ayudas por si en ciertos momentos nos quedamos atascados. El juego requiere una lógica particular, que es la misma que se utilizó en todas las entregas de esta saga y que muchas veces carece de lógica alguna, sino que más bien se basa en la incongruencia de las cosas, en el humor absurdo, en esa característica tan bizarra de la que hablábamos párrafos atrás.

Aun así, Return to Monkey Island cuenta con dos niveles de dificultad para elegir, que, siendo sincero, se encuentra muy bien balanceado. En el nivel de dificultad más bajo, se suprimen algunos pasos para llegar a ese destino que hablamos en el párrafo anterior de los puzzles encadenados, pero nada que le quite el alma a la aventura. Ambas dificultades tienen lo necesario para disfrutar el juego y que no se convierta solo en una experiencia narrativa.

¿Nuestro punto de vista polémico? A cuentagotas, el juego nos recordó al planteo de Cobra Kai, muy apegado también a la nostalgia y al no-crecimiento de dos personajes antagónicos que se quedan atrapados en el pasado. Dejen que lo expliquemos: la obsesión de Guybrush por llegar a Monkey Island es la misma que tiene LeChuck, y, como si fuese poco, ambos están obsesionados con la enemistad que los une. Ambos no pueden soltar su pasado y a causa de eso, las decisiones que tomar terminar afectando a muchas otras personas.

Elaine, la amada de Guybrush, intenta calmar las expectativas de su esposo, mientras que lo invita constantemente a la reflexión de su pasado y de las cosas que hizo en todo este tiempo. Por su parte, LeChuck ya no tiene el mismo impacto que solía tener sobre su tripulación, y queda manifestado cómo sus fieles seguidores ya no son tan fieles por creer que la obsesión con Guybrush y con Monkey Island le han quitado eso que, antaño, lo hacía ser un pirata tan interesante. Si estuvieron viendo las temporadas de Cobra Kai, van a saber de lo que hablamos.

El aspecto visual es excelente. Si bien fue fruto de críticas y controversia (porque hoy la gente se ofende por cualquier cosa) la decisión de no volver a utilizar el clásico pixel art resulta un gran acierto por parte de sus creados, que argumentaron que, si bien barajaron la idea de volver a las raíces, quería entregar un nuevo juego que más allá de la nostalgia, pueda brindarles nuevas posibilidades en cuanto a la creatividad. Y lo lograron.

El juego tiene unos diseños estilizados, como si se tratase de un libro de cuentos para niños, pero con un detallismo grotesco en los primeros planos, que recuerdo mucho a lo planteado por John Kricfalusi en la serie de animación Ren & Stimpy. Los colores vibrantes, las animaciones esqueletales, y el uso de luces y sombras demuestran un trabajo impecable. El resto de la discusión, es cuestión de gustos.

Como único punto raro, podemos mencionar algunos diálogos interminables, que no tienen razón de ser. Es como presenciar algo que, entendemos, es alguna búsqueda cómica pero que particularmente a nosotros no nos causó gracia. Si bien los diálogos en el juego se pueden avanzar con una tecla en particular, en las 14 hs horas que nos costó terminar el juego (de un promedio de 13 hs), hay fácilmente 2 hs llenas de diálogos extensos que no llegan a ningún lugar.

Y sí, las aventuras gráficas tienen esa impronta de leer mucho y de ser para gente con paciencia. Pero, justamente como amantes del género, sacamos a relucir este detalle que, si nos preguntar, es la única cosa “rara” que encontramos en el juego. Y que conste que utilizamos “raro”, y no “negativo”.

La propuesta de Return to Monkey Island es fresca, divertida, y tiene unos puzzles hermosos que seguramente te mantengan atrapado no solo por lo esfuerzo que requieren para resolverlos, sino por esa impronta tan absurda que llevan en sí y que van, directamente, atados a la historia. Es un juego que termina siendo consciente de si mismo, de lo que provocó en los jugadores más entrados en años, y eso lo diferencia del resto de las entregas.

Es un título autorreferencial, en el que podemos encontrar algunas construcciones metatextuales que resultan muy interesantes desde la practica narrativa. Hay un libro con preguntas, pequeñas tarjetas que encontramos durante el juego tipo coleccionables, que nos van a poner a prueba constantemente. Return to Monkey Island es entretenimiento puro para los amantes del género. Sin dudas, una de las mejores aventuras gráficas de 2022 y un recomendado absoluto, que nos hizo volver a nuestra juventud y mirar el mundo con ojos ilusionados y llenos de brillo.

FECHA DE LANZAMIENTO19 de septiembre de 2022
DESARROLLADORTerrible Toybox
DISTRIBUIDORDevolver Digital
PLATAFORMASPC, Nintendo Switch

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