Review Minecraft Dungeons: el mundo de cubos con aire a Diablo, pero para toda la familia

Minecraft Dungeons es el esperado spin-off de la franquicia de los cubos, y un salto grande para Mojang Studios y Microsoft a la hora de ofrecer algo nuevo. Te contamos los detalles, ¡acá!

Siempre que aparece una secuela o un spin-off de algún juego que nos haya gustado mucho robado horas y horas de vida gracias a su inmenso entretenimiento, fruncimos el ceño. Miramos desconfiados, ponemos en duda la calidad del producto resultante por miedo a que rompa esa idea que nosotros tenemos, esa felicidad inmensa que tantos no dio el juego original, por así decirle. O quizás nos emocionamos, llevamos nuestras expectativas hasta el cielo, el maldito hype se intensifica hasta volverse casi una patología. Sea como sea, nadie podía estimar nada sobre Minecraft Dungeons.

Era un poco una locura pensar cómo iban a mezclar el mundo de Minecraft con un RPG, que fue la primera premisa que se dio del juego. Pero tampoco era tan loco: si nos ponemos a pensar bien, el juego original tenía un montón de detalles, como el farmeo de material, la construcción de objetos, la exploración, la superveniencia…. Eran datos que estructurados de otra forma, podría pertenecer tranquilamente a un RPG. Y para completar el nombre del juego, la palabra “dungeons” también podía servir, ya que el propio Minecraft permite crear ese tipo de niveles sin problema alguno. Bueno… el Minecraft te permite crear lo que sea.

A simple vista, el juego mantiene esa estética visual tan particular del juego original y propone una jugabilidad y mecánicas muy similares a las del Diablo pero apuntando a la simpleza, ya que de por sí, el juego no es para nada complicado. Lo mejor es, justamente, haber roto esa duda que teníamos sobre el juego ya que luego de un par de horas de juego lo estábamos disfrutando muchísimo, como una propuesta divertida que es original a su propia forma y que genera una linda inmersión desde los desafíos, manejando algunos elementos de nostalgia al ver a ciertos enemigos clásicos del Minecraft original.

El juego de por sí no es pesado, y mantiene ese pre-concepto del anterior de que no se requería mucha máquina para poder disfrutarlo, salvo que llenaras alguna construcción de fogatas, elevando las partículas y las instancias a números impensados. Si hablamos de requisitos mínimos, el juego se puede correr bien con un I3 o un AMD A8, con una GeForce GTX 700 o una Radeon R200, RAM de 2GB y 1 GB de espacio en disco. Lo que recomiendan los desarrolladores para tener una mejor experiencia, es un procesador I5 o AMD A10, una GeForce GTX 960 o Radeon R9 290, 4 GB de Ram y 4 GB también de espacio en disco. Hemos conocido gente que lo pudo correr en máquinas inferiores, así que si hablamos de optimización, el juego tiene nuestro visto bueno.

En nuestro caso, lo probamos con una máquina mid-end y otra con Intel Core i9 9900k y Geforce RTX 2070, que nos voló la cabeza.

Lo más importante del juego (y para ya meternos de lleno en su gameplay) es la barra que tenemos en la parte inferior de la pantalla, donde tenemos la información vital de nuestro personaje, las ranuras con los elementos y sus accesos. Los primeros que tenemos que controlar, como en casi todos los juegos, es la Salud. La vamos a identificar mediante un corazón gigante y vamos a ver cómo se va segmentando a medida que nos golpeen o perdemos energía, y quédense tranquilos que lo van a notar más pronto de lo que esperan. Hay pociones para recargar energía, con un cooldown para que no podamos abusar de ellas. Además, varios enemigos pueden soltar elementos que nos ayuden en este cometido.

La Barra de Experiencia es otro elemento importante, que nos muestra el nivel que tiene nuestro personaje con una barra pequeña color purpura que nos muestra lo que nos falta para alcanzar el próximo nivel. De la misma forma tenemos la Barra del Alma, que nos indica cuándo podemos utilizar ciertas habilidades que consumen dichos niveles. Pegado a esta barra, vamos a encontrar la cantidad de vidas restantes que nos quedan, con un inicial de tres por cada nivel en el que nos vayamos a aventurar.

También tenemos los Artefactos, que básicamente son las ranuras donde podemos especificar diferentes artículos que se asignan mediante el inventario, para tener a mano. Esto es muy similar a la propuesta del Minecraft normal. La Perla del Fin, por su parte, es un objeto que nos permite reunirnos automáticamente con otro jugador en caso de que estemos jugando en modo cooperativo, teletransportación de la vieja escuela. El Carcaj son, literalmente, las flechas que tenemos, vitales para nuestra supervivencia. De la misma forma, tenemos el contador de Esmeraldas, con un número que nos va indicando cuántas de éstas tenemos en nuestro poder.

Esto es, sencillamente, lo más importante del juego. Por eso en un inicio usamos la expresión de que el juego era como un Diablo pero mucho más sencillo. Si salimos a la cancha, empezamos con nuestra humilde espada y un arco de aspecto rustico, dos armas vitales que vamos a poder ir mejorando a medida que vamos abriendo diferentes cofres porque el juego tiene opciones, como todo buen RPG, pero todas ellas son bien claras y es difícil que dudemos de una decisión a la hora de mejorar un arma ya que todo lo que vayamos encontrando sirve para mejorar un arma, como bien lo explica la definición.

Sería imposible nombrar todos los elementos, habilidades, armas u objetos que tiene el juego. Apuntamos más a que esto sea una reseña de nuestra experiencia, y no una guía de cómo jugar.

El objetivo, en este aspecto, es recoger todo lo que encontremos que sirva para ir armando nuestro pequeño inventario armamentístico a nuestro gusto y preferencia. Subimos de experiencia, recibimos puntos de encantamiento y los vamos a gastar en este apartado para mejorar nuestros accesorios y nuestro estilo de vida dentro del juego. Cada habilidad con la que dotemos a un arma, por ejemplo, va a tener dos niveles de mejora que, como dijimos antes, van a requerir de puntos de experiencia. Farmeo, puro farmeo y looteo y horas invertidas que van a ser, siempre, recompensa absoluta en todo sentido.

Tanto las armas como nuestra armaduras, y todo lo que vayamos encontrando, está supeditado al tema de habilidades y niveles, pero al contrario de lo que puede parecer, el juego está tan bien equilibrado en su propuesta y en la simplicidad de los menús, que es algo casi intuitivo el hecho de ingresar para modificar cosas, levelear armas o incluso definir habilidades. El fuerte de Minecraft Dungeons está justamente en el equilibrio de todo. No aburre, no se siente que abusa de ciertos aspectos y deja de lado otros. Todo lo que vemos y hacemos tiene un perfecto equilibrio, que lo hace divertido y atrapante al mismo tiempo.

Otro punto muy interesante del juego es que la dificultad siempre está presente, pero se va adaptando a la cantidad de experiencia que tenga nuestro personaje, para que el juego sea un desafío constante, y no haya espacios vacíos en todo lo que tenemos que hacer. El hecho de que sea un juego para todos los gustos y edades, implica que pocas veces dichos desafíos nos pongan verdaderamente contra las cuerdas, pero aun así, el juego se disfruta muchísimo y si lo hacemos con amigos, la experiencia cobra muchísima vida ya que las risas y los comentarios están todo el tiempo presentes. Si bien como el juego original se puede jugar solo, con amigos la diversión alcanza niveles nuevos. Siempre.

Quizás son en esos momentos que mencionábamos antes, donde el juego se pone bien complicado, que la jugabilidad nos mete presión y empecemos a jugar con una seriedad mucho más fuerte. Porque si bien, tenemos que ser sinceros, la IA de los enemigos no es la más inteligente ni sofisticada de todas, el hecho de sentir esa presión para medir cada ataque, cada habilidad y la estrategia que vamos a enfrentar a cada horda de enemigos es una propuesta más que interesante y le da acción a todo un contexto más RPG y dungeon crawler. Y no estamos diciendo que uno está bien y los otros no, solo destacamos que (de nuevo) el equilibrio que hay entre los géneros y cómo están balanceados, sigue siendo un aspecto más que positivo para el juego.

El juego es casi adictivo y lo podemos pasar de un tirón, sobre todo si tenemos un día libre y alguien que nos acompañe. Es increíble ver cómo, cuando menos lo espera, solo te quedan un par de niveles para terminarlo, incluso utilizando las dificultades de juego más elevadas. Pero cuando uno se pone a pensar, la experiencia fue más que satisfactoria, no sólo por ser un juego que tiene rejugabilidad, sino porque siempre hablamos de calidad, y no de duración. En ese sentido, la experiencia que nos regala Minecraft Dungeons es al 100% siempre, y desde ese punto uno queda más que agradecido.

Al terminar, vemos que nuevos mundos estarán disponibles más adelante, por lo que la aventura claramente no se terminó. Pero si aun así nos quedamos con sabor a poco, hay un nuevo modo de dificultad para experimentar, donde vamos a encontrar más loot, más habilidades, más enemigos y diferentes configuraciones de hordas, por decirle de alguna forma. Hay algunos cambios estructurales en los niveles, pero nada del otro mundo, las misiones siguen siendo las mismas pero con todo ese toque nuevo que dijimos hace segundos, lo que genera una nueva experiencia porque cambia todo el espectro que debemos manejar para sobrevivir. No es que por tener más loot o habilidades se hace más sencillo sino que todo lo contrario, al tener más loot y más habilidades, la consciencia procedimental del juego lo hace mucho más complicado.

Y al parecer, terminar esta nueva dificultad habilita otra que, básicamente, ofrece el mismo concepto: más enemigos, más loot, más todo, y de nuevo lo mismo. Si bien no llevamos tantas horas de jugar, éste es el único aspecto negativo del juego que encontramos, que era lo que todos aquellos que estábamos informados sobre este desarrollo podríamos prever: el hecho de que al ser un juego con niveles que tienen un principio y un final, se termine haciendo corto y, por ende, repetitivo si queremos rejugarlo. La opción de la rejugabilidad está y si lo hacemos con amigos no se siente tanto el impacto, pero también es verdad que si Mojang Studios no sigue lanzando nuevos niveles, el juego corre el riesgo de dormirse en los laureles.

FECHA DE LANZAMIENTO 26 de mayo de 2020 
DESARROLLADOR Mojang Studios (PC) / Double Eleven (port a consolas)
DISTRIBUIDOR Microsoft
PLATAFORMAS Xbox One, PC, PS4, Nintendo Switch

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