Detroit: Become Human está a menos de 24 horas de su estreno en todo el mundo, y en Cultura Geek te contamos nuestras impresiones sobre el nuevo juego de Quantic Dream, el más reciente exclusivo de PlayStation 4. Todos los detalles, y lo que tenés que saber, ¡acá!
Los usuarios de PlayStation 4 empezaron el año a lo grande en materia de exclusivos con God of War, y ahora siguen recibiendo títulos first-party de la mano de Quantic Dream (Fahrenheit, Heavy Rain, Beyond: Two Souls). En esta ocasión se trata de Detroit: Become Human, un título que nació como prueba de concepto del poder de la PS3 pero finalmente se manifestó en la generación siguiente. A menos de 24 horas de su estreno, en Cultura Geek estuvimos jugando el juego completo, y esto es lo que tenemos para contarte de esta aventura gráfica repleta de decisiones por tomar y un guión al estilo Hollywood.
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Los guerreros de terracota de China. el golem de república Checa, el monstruo de Frankenstein, e incluso los objetos que cobran vida en Cinderella – los humanos siempre fantaseamos con el objeto que adquiere vida propia, y estas historias y leyendas son la prueba de ello. Con el avance de la tecnología, la magia dió paso a la ciencia, y ahora los autómatas en nuestras historias son criaturas de alta tecnología. Este es el concepto de Detroit: Become Human, donde humanoides sintéticos cohabitan la tierra con cada humano y se cruzan de forma cotidiana como sirvientes. Sin embargo, e igual que en las historias de Asimov, esto soluciona muchos problemas pero causa muchos otros fruto de la incomprensión entre seres orgánicos y mecánicos.
En Detroit: Become Human controlamos a 3 androides, Kara, Connor, y Markus. Cada uno de estos androides realiza actividades diferentes para diferentes personajes, y mientras Kara y Markus se especializan más en tareas domésticas, Connor es un agente de policía que ayuda a resolver diferentes casos que involucran otros androides. Justamente, si jugaste la demo, ya viste de qué se tratan las secuencias de Connor. Los problemas empiezan a surgir cuando estos androides, programados para servir, de repente enfrentan situaciones límites, y apoyados en una misteriosa razón que deberemos descubrir, cobran el equivalente a sentimientos. Cada uno de los protagonistas se enfrenta a diferentes situaciones y deberemos actuar en torno a lo que pensemos que es lo correcto, y lógicamente, estas decisiones traerán consecuencias.
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Al igual que ocurre con todos los juegos de Quantic Dream, el énfasis más fuerte está puesto en la narrativa antes que la jugabilidad. Aunque el juego cuenta con exploración, y muchísima narración ambiental que podremos descubrir si prestamos atención a nuestros alrededores, lo más jugoso es poder rejugar episodios y tomar diferentes caminos u opciones. La misma demo, que jugamos en E3 2017 y Argentina Game Show, nos dejó esto en claro al presentar una situación de secuestro que podemos intentar resolver de diferentes maneras, con diferentes diálogos, por la fuerza bruta o por la negociación. Ahora que probamos todo el juego completo nos damos cuenta que es una constante que nos da varias ramas de la historia, con detalles que van variando la trama como un efecto mariposa para darnos diferentes finales.
Una de las cosas que Detroit: Become Human hace para asegurarnos que estamos en control es que al final de cada escena nos muestra un gráfico donde se puede visualizar cada una de las decisiones que tomamos, y cuántas opciones más hay disponibles. El juego incluso muestra cuáles de estas impactarán episodios futuros, por lo que es un buen incentivo para volver a jugar si queremos probar algo diferente. Del mismo modo, y hablando de la interface, cuando presionas R2 cada uno de los androides activará un modo de visualización que resalta algunos objetos en el ambiente con los que podremos interactuar – especialmente útil con Connor, el detective, cuando debe buscar pistas, pero que nos da muchísima información con los demás personajes.
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Ser un robot en Detroit: Become Human no es exactamente una vida fácil, dado que estos son tratados como si fueran un lavarropas, una plancha o cualquier electrodoméstico al que se le puede gritar una orden. Nuestros protagonistas tienen personalidades y trasfondos completamente diferentes, con modos de interactuar con sus “amos” que varían, y son los que ayudan a mover la trama, y la pregunta siempre será “qué está dispuesto a hacer este personaje por otra persona”, a costos personales como romper con la monotonía de la vida que llevaban antes que el juego arranque. Las historias llevarán a que eventualmente se crucen en un universo conectado que te va a recordar a series y películas a la Lost o Cloud Atlas, donde las historias hacen eco una sobre otra e incluso los personajes se conozcan.
Un aspecto que no se puede desestimar a la hora de hablar de Detroit: Become Human es el apartado gráfico. El nivel de detalle es simplemente increíble, y las texturas sorprenden – más aún si tenés la suerte de jugar en PS4 Pro y con una pantalla que acompañe. Las expresiones perfectamente nos muestran qué pasa por la cabeza de nuestros protagonistas, e incluso se puede leer el lenguaje corporal tanto de nuestros protagonistas como de los humanos y androides tradicionales. La mirada perdida de los robots que solo viven su vida comparado a los androides que “despertaron” y tienen consciencia de si mismos es impactante, y ayuda muchísimo a la inmersión. Del mismo modo, los ambientes están muy cuidados y llenos de detalles, pero son los personajes humanos o humanoides los que se llevan los máximos aplausos.
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Sin entrar en territorio de spoilers, muchísimas de nuestras acciones tienen consecuencias. Sin embargo, hay personajes con los que parece que tuvieramos mal trato porque así lo requiere el guion, y que es imposible “ganárselos” y caerles bien, producto de su prejuicio con los androides. Esto ocurre a pesar del indicador que sale en cada interacción y nos muestra en qué términos estamos con cada persona que nos cruzamos. Fuera de esta mínima desconexión, que solo te hará ruido si justo ocurriera que tu estilo de juego te lleva a experimentar esta situación en particular.
Detroit: Become Human es un título ideal para el gamer sensible que busca historias que vayan más allá de llenar de tiros al enemigo o buscar una espada mística en una aventura. Este es un juego que hace preguntas y pide al jugador que se deje llevar por la trama, y por el contraste entre los momentos que podemos calcular o actuar en el momento. No es un título para todo el mundo, pero sí uno que viene a acentuar la diversidad que PlayStation maneja en su ecosistema, y cómo siempre hay espacio para la variedad y experiencias diferentes. Quizás no sea el título que ponés cuando te visiten varios amigos para comer una pizza, pero sí uno para jugar con un amigo o ser querido al lado, pasarse el control, y poder charlar de cuestiones que quizás no nos preguntamos nunca.