House of Cards: 8 razones para ver la serie

House of cards es una de las mejores series de la actualidad. Las ansias de poder y la política, el gobierno y la gente, personajes despreciables y una gran historia que puso a Netflix en la cima. Si aún no la viste, o la ves y querés más incentivos, te dejamos las 8 razones para ver la serie de Kevin Spacey y Robin Wright.

House of Cards es una serie estrenada en 2013. Lleva cuatro temporadas al aire, y la última hasta ahora fue estrenada el pasado cuatro de marzo. Es un suceso a nivel mundial. La historia trata sobre el ascenso al poder de un político ambicioso e inescrupuloso al extremo, Frank Underwood. La exquisita interpretación de Kevin Spacey es una de las muchas razones para ver la serie desde el comienzo hasta ponerte al día. Podes empezar a verla ya en Netflix.

Las series de televisión tenían un formato definido: cada semana se estrenaba un nuevo capítulo. Hasta que House of Cards cambió al paradigma. Todos los capítulos estarán accesibles desde su estreno. Vos podrás elegir como, cuando y de que forma verla. Tener tu propio ritmo es una gran idea, y es inevitable el síndrome “solo un capítulo más”. Es un cambio que al principio sonaba raro. Sin embargo ahora nos parece común ver una serie de esta forma. Pero esto es solo la punta de lanza.

La historia comienza contando la vida en los márgenes del poder de Frank Underwood. El ascenso será inevitable (no contaremos nada que te arruine la posibilidad de disfrutarla por vos mismo, tranquilos). Es el camino a la Casa Blanca, a las altas esferas del poder real, una de las fortalezas de la serie. La forma en que Frank va ascendiendo, traicionando, mintiendo, dejando atrás a todos los que no le sirven más, es tan fascinante como repugnante. Es un personaje despreciable, pero no podemos dejar de verlo. Queremos que gane, que triunfe. Gran parte de este mérito es de Kevin Spacey. Su actuación es soberbia, certera y creíble. Sus distintos matices en diferentes lugares (desde la Casa Blanca, pasando por bares de barrios menos afortunados y departamentos sucios y oscuros), sus frases mordaces, sus gestos (los dos golpes a cualquier superficie son un gancho sin palabras increíble), su relación cambiante pero siempre dominante ante los que lo rodean, sus secretos y sus pasiones. Todo para crear uno de los mejores personajes de la historia de las series.

Frank no está solo. Su esposa Claire es otra de las razones fundamentales del éxito de House of Cards. Robin Wright nos entrega otra actuación soberbia, su Claire es tan fría que da miedo. Su ambición es igual (o quizás mayor) a la de su marido. Es la acompañante ideal. Es la otra mitad de una pareja que no escatima traiciones en pos de su ascenso. Es la perfecta esposa, la perfecta mujer del poder, la perfecta figura decorativa además de tener personalidad propia. Pero la máscara nos engaña. Hay mucho más que frialdad en Claire Underwood. En las sucesivas temporadas tendrán idas y vueltas, traiciones y regresos, una química cruel que traspasa la pantalla (o el monitor). En un momento veremos como su dinámica de pareja se altera hasta cambiar completamente el status quo, pero tendrás que ver la serie para saber como y cuando esto sucede.

Los personajes secundarios también brillan con luz propia. El aliado incondicional de Frank es Doug Stamper. Es el que se encarga del trabajo sucio, y habrá mucho. Es un personaje también fascinante, interpretado por Michael Kelly de forma exquisita. Es el que debe limpiar los muchos desechos de Frank, y el que sabe todos sus secretos. En algún momento su historia tomará un giro dramático y muy cruel. Pero, otra vez, tendrás que verlo con tus ojos. Habrá varios más, cada uno girando, influenciando y cambiando la vida de los Underwood. La periodista Zoe Barnes, interpretada por Kate Mara, es otra de las destacadas. Su relación con Frank es compleja y ambigua. Esta forma de desarrollar y narrar la relación del poder político con el periodismo es otra de las mejores cosas del primer momento de la serie. Como cada uno de los personajes tiene su agenda y sus ambiciones, como cada uno quiere su propio ascenso sin importar morales, éticas o escrúpulos. El senador alcohólico Peter Russo (Corey Stoll) y su trágica historia. La prostituta Rachel Posner (Rachel Brosnahan) y su relación enfermiza con Doug. Los diferentes miembros del Gabinete presidencial, los mandatarios extranjeros, los guardaespaldas, los empresarios (el poder detrás del poder) que influyen y cambian decisiones en la Casa Blanca. Todos tendrán algo que aportar al relato de House of Cards.  Con el correr de las temporadas habrá bajas, muertes y cambios. Es otra de las características del éxito. Nadie tiene su lugar asegurado.

Los valores de producción son altísimos. Cada escenario nos hace creer que estamos ahí, nos ayuda a sumergirnos en la historia. El vestuario es otro destacado de House of cards, es muy cuidado y definitorio de personajes, siendo Claire el ejemplo ideal. La forma de vestirse con colores apagados, reflejando la frialdad que muestra al mundo es perfecta. También los secundarios tienen su forma de vestirse y mostrarse ante los demás. El ritmo narrativo es increíble también, cada cliffhanger nos deja pidiendo más. Lo dicho, no podes ver un solo capítulo, no podes dejar de querer saber que sigue, que nueva mentira dirá Frank para llegar al poder. Los diálogos precisos son otro de los puntos a destacar. Las mejores líneas casi siempre serán de Frank. Pero cada intercambio de palabras es preciso y mordaz, nada estará librado al azar. Ya desde la primera escena esto quedará demostrado. Podes verla aquí:

El recurso de romper la cuarta pared (es decir hablar al espectador directamente) es una de las características mejor aprovechadas de House of cards. En momentos clave Frank nos dará una respuesta sarcástica, un comentario mordaz y punzante, afirmando que es el que mejor entiende la dinámica del poder. Mérito de los guiones de uno de los creadores Beau Willimon. También los directores de muchos capítulos dejarán su impronta, entre ellos encontramos a Joel Schumacher, James Foley y la propia Robin Wright. Y el otro factor decisivo del suceso, David Fincher. El director de cine (Fight club, Gone girl, Seven, Zodiac, The Social Network) ha sido clave en el proceso creativo de House of Cards. Dirigió los dos primeros episodios y continúa como productor ejecutivo. Su influencia en el cuidado de cada detalle es palpable.

No hace falta saber demasiado de política extranjera para disfrutar de la serie. Pero ayuda. Podés dejarte llevar por la historia del ascenso de un hombre al poder definitivo. Ver la dinámica de una pareja que busca un lugar en la cumbre del mundo, con sus idas y vueltas. Podés fascinarte con la narrativa precisa de personajes envueltos en mentiras y tramas complejas pero accesibles. Además, vas a ser protagonista de como todo es usado para obtener poder: información, sexo, chantaje, drogas, dinero, promesas de fama, promesas de campaña que pueden no cumplirse. En House of Cards se deja en evidencia como las decisiones de los poderosos afectan a todas las vidas de una nación. Podes ver como los distintos grupos económicos hacen lobby en pos de sus intereses. Acá vas a ver como los que rodean al poder quieren vivir bajo su influencia, disfrutando de los frutos sin haber plantado más que mentiras.

Todos estos elementos hacen que House of Cards sea una serie para ver de principio a fin. Si ya viste algunos capítulos (o temporadas) sabes que es adictiva. Si no viste nada ¿qué estás esperando?

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