Windows 11: ¿Es necesario cambiar completamente nuestro equipo para poder acceder a este nuevo sistema operativo?

Con Windows 11 muchos se preguntan si deben o no cambiar su equipo. Kingston armó una guía para saber si es necesario hacer el cambio para este sistema operativo y lo contamos ¡en esta nota!

Siempre llega un momento en el que debemos decidir si cambiar o no nuestro equipo, ya sea computadora de escritorio o portátil. Y con la llegada del nuevo sistema operativo de Microsoft, Windows 11, estamos en el momento justo para decidir si hacer el cambio o no. Kingston Technology Company Inc., la reconocida empresa que fabrica productos de memoria, ofrece una guía con lo que tenemos que considerar al momento de estudiar si podemos prolongar el ciclo de vida de nuestro equipo o si definitivamente debemos decirle adiós.

CPU

Lo primero que debemos analizar son los requisitos del sistema necesarios para hacer la actualización. Siempre que instalamos algún programa que necesita ciertos componentes o actualizamos nuestra computadora es recomendable superar un poco los requerimientos para poder tener una experiencia mucho mejor de la que tendríamos solo cumpliendo con lo mínimo.

Windows 11 necesita una CPU de 1 GHz o más rápida, con dos o más núcleos, en un procesador de 64 bits compatible o un sistema en chip (SoC). Esto significa que las CPU compatibles, tanto de computadora de escritorio como portátil, son Intel Core de 8ª generación (Coffee Lake, Whiskey Lake) y posteriores, y AMD Zen+ (Ryzen 2000, Threadripper 2000, Ryzen 3000G APU) y posteriores.

Estos son los CPU compatibles, pero es posible que haya generaciones anteriores que puedan utilizarse con Windows 11. En caso de que tengas un procesador más antiguo, y el resto de los componentes de tu computadora sean compatibles con Windows 11, te recomendamos que busques en el sitio oficial de Windows en la sección de compatibilidad de CPU.

DRAM

Un importante elemento a considerar son los requisitos de RAM y si serán compatible con el CPU, tanto ahora como en el futuro. En cuanto a la propia RAM/DRAM, los requisitos mínimos son de al menos 4GB. Sin embargo, esto es solo el mínimo para que Windows arranque. Estos últimos años, con el trabajo remoto, se pudo demostrar que la memoria recomendada para cualquier equipo es de 16GB. Obviamente para trabajo profesional como edición, fotografía y render se recomienda subir un escalón más hasta 32GB.

Otro factor fundamental son los cambios generalizados en las tecnologías de memoria. Si vemos la reciente transición desde DRAM de 8 a 16 Gbits y sus compatibilidades con las CPU más recientes de Intel y AMD mencionadas anteriormente, se nota que muchos de estos equipos ya soportan ampliaciones hasta 64GB de RAM. El upgrade de memoria y SSD es una muy buena oportunidad para sacarle el máximo partido a la inversión y una manera económica de saltar a Windows 11.

TPM 2.0

Trusted Platform Module (TPM, o Módulo de plataforma segura) era quizá un término desconocido antes del anuncio de Windows 11. No obstante, es requisito imprescindible para utilizarlo. El TPM es un criptoprocesador que protege al ordenador a nivel de hardware, impidiendo ataques mediante el empleo de una clave criptográfica integrada. Funciona coordinadamente con otros sistemas y aplicaciones de su PC. Al estar basado en hardware, se los considera más seguro que utilizar solamente cifrado de software. Quienes no dispongan de TPM 2.0 no podrán actualizar a Windows 11, salvo que (en el caso de los ordenadores de escritorio) compren e instalen un módulo TPM 2.0.

Para saber si el dispositivo en el que quiere hacer el salto a Windows 11 tiene o no TPM 2.0 hay que buscar “Seguridad de Windows” en el menú Inicio y, a continuación, seleccionar sucesivamente “Seguridad del dispositivo” y “Detalles del procesador de seguridad”. Lo único que hay que hacer es asegurarse de que la “Versión de especificación” sea 2.0. Ninguna versión anterior será compatible con Windows 11.

SSD

Y por último, tenemos los discos SSD, que están llamando cada vez más la atención en el mundo del almacenamiento. Los únicos requisitos para Windows es tener por lo menos 64GB y ser compatible con los SSD basados en SATA y en NVMe. Si consideramos que es probable que el SO Windows 11 supere los 50GB, es fundamental asegurarse de contar con capacidad de almacenamiento suficiente y de elegir una opción que sea superior a los requisitos mínimos. Los precios mas accesibles están logrando que mucha gente deje de lado la capacidad de 240GB y empiecen a migrar a 500GB a la hora de reemplazar los discos duros por SSD.

Sin embargo, el gran catalizador está siendo el auge de las nuevas unidades de bajo costo basadas en NVMe que no solo brindan capacidad, sino las velocidades que NVMe posibilita. En consecuencia, en combinación con la evolución de las actualizaciones de memorias, el aumento de la velocidad y la capacidad del almacenamiento de los dispositivos es una oportunidad de mejorar dramáticamente el rendimiento de manera económica.

La tecnología está en constante desarrollo y todos los días se está actualizando. Es por esto que probablemente cuando tengamos la oportunidad de cambiar algún componente de nuestro equipo por uno mejor no deberíamos elegir la siguiente generación del componente que ya tenemos, sino la que le sigue a esta ultima. Esto es para asegurarnos que nuestro equipo este actualizado por unos años más y que, en caso de que tengamos que cambiar algún otro componente, podamos hacerlo sin preocuparnos de no poder cumplir con los requisitos que pueda llegar a solicitar este nuevo componente. [embedyt] https://www.youtube.com/watch?v=w7UGFfoykIU[/embedyt]

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