La Xbox Series X es una consola predecible, y en este contexto es un elogio: hace todo bien y se comporta exactamente como debiera. Te contamos nuestra experiencia, ¡acá!
Xbox Series X es la nueva consola de Microsoft, la que será el centro de su propuesta para la próxima generación. La sucesora de la Xbox One es, predeciblemente, la mejor consola que haya desarrollado la marca, y aunque no innova tanto en gráficos por lo que pudimos probar hasta ahora, si lo hace en performance y características. Esto no quiere decir que 4K, ray tracing y 60 FPS de piso en los juegos estén ausentes, pero la propuesta es mucho más completa e interesante, y un giro de 180 comparado a lo que era la anterior generación al momento de lanzar.
Nuestro Unboxing en 1 minuto:
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La Xbox Series X es un lugar para jugar juegos. Aunque tiene sus apps de streaming y reproducción de Blu-rays 4K, el foco está menos puesto en la integración con la TV. Por ejemplo, se descarta por completo el puerto HDMI de entrada y ahora solo nos deja con la pura performance – que es exactamente lo que importa. Al prenderla por primera vez te vas a encontrar con que la filosofía de retrocompatibilidad se mantiene y podés importar tus juegos salvados de tu consola anterior y corren mejor que nunca, tanto de One como de 360.
Físicamente, la Xbox Series X se parece a una caja y es la consola más “rectangular” que hayamos visto. Se la puede usar acostada o parada, y tiene una base de un lado y disipador de calor del otro por lo que nunca te vas a confundir. A nivel tamaño, es similar a la Xbox One pero bastante más ancha, casi como si fuera un gabinete de PC, y realmente le hace honor al “box” de su nombre.
Finalmente, el control es muy similar a lo que ya conoces, pero ahora tiene un botón dedicado a compartir clips y preparar tus streams para que tengas que navegar menos. A pesar de que funciona a pilas como los controles de generaciones anteriores, tiene la opción de comprar un pack de carga que utiliza un puerto USB-C.
La diferencia que se nota de inmediato al tener el control de Xbox Series X en la mano está en el peso. Se siente más liviano, más pequeño que el anterior, pero a la vez más cómodo, ya que los agarres tienen una textura rugosa que impide que el control se deslice en las manos. El filo del borde de plástico que une los agarres resultó molesto en un primer momento, pero luego de horas de juego el roce se vuelve imperceptible. También tiene una nueva sensación háptica en los triggers, que por ejemplo, en el NBA 2k21 se siente dependiendo de que lado piquemos la pelota.
A nivel técnico, la Xbox Series X es la consola más potente del mercado y sus potentes especificaciones permiten obtener performance increíble en varios títulos. 4K (y a veces 6 u 8, depende el juego), ray tracing, y tazas de cuadros impresionantes hacen la punta de lanza para presentarnos juegos visualmente superiores no solo en lo que viene sino en lo que ya vimos. Ori, por ejemplo, tiene una performance gráfica espectacular, y en especial si no venís de la Xbox One X, el salto se siente. Sin embargo, comparado con la generación anterior, o si sos jugador de PC, quizás no impresione tanto y eso es porque lo mejor de la Series X, por ahora, pasa por otro lado.
La Xbox Series X es rapidísima. Gracias a su disco SSD las velocidades de encendido, cambio de juego y más son prácticamente inmediatos e incluso es capaz de correr varios juegos a la vez entre los que podremos cambiar sin afectar la performance. Por ejemplo, teniendo Ori, Hellblade y Jedi Fallen Order corriendo a la vez, cambiar entre uno y otro no taraba más de 12 segundos. Incluso si apagas la consola y desenchufas por completo, tus juegos quedan almacenados en el caché y podés reiniciar exactamente desde donde dejaste como si hubieras usado el modo sleep.
Los juegos relativamente recientes no tienen mejoras notables. En juegos de 2019 como Control o Star Wars: Jedi Fallen Order se percibe una fluidez constante, pero la resolución 4K no parece, a simple vista, ser nativa, y los objetos en el fondo de la pantalla se ven borroneados. La impresión es que son versiones idénticas a las de Xbox One X, pero con tiempos de carga más bajos y una velocidad de refresco consistente.
El salto generacional se nota en los juegos optimizados específicamente para la consola que vas a indentificar con un logo de Series X/S al lado del nombre en el menú de juegos. Forza Horizon 4 corre a 60 FPS constantes, en 4K nativo, y en más de una hora de juego no perdió fluidez, ni siquiera en la largada de una carrera, que es donde los juegos de este género suelen “arrastrar”.
Fortnite es un gran anticipo de lo que puede traer la nueva generación en términos de fidelidad. Al lanzarse del autobús de batalla, se puede ver el mapa entero, de punta a punta, con un nivel de detalle imposible de imaginar para sus versiones de PS4 y Xbox One. Es una mano de pintura que le da otra claridad al pasto, a la textura del agua, a las copas de los árboles, y (por sobre todo) la distancia de dibujo.
Este parche es una demostración del compromiso de Epic Games por optimizar Unreal Engine 4 para Xbox Series X. Muchos de los juegos que van a salir a lo largo de los próximos dos años utilizarán este motor gráfico. Y Fortnite es solo la punta del iceberg.
¿Killer app? Más bien killer servicio
La Xbox Series X no tiene ningún juego “nuevo”. Esto es raro, si lo pensás como en generaciones anteriores donde cada vez que una nueva consola lanzaba se armaban listas con todos los nuevos títulos. Esta vez la consola es más bien una continuación del ecosistema que con sus nuevas prestaciones renueva el catálogo que ya tenés y da mejor performance en lo que ya usas, similar a comprarte un celular nuevo y mejor. Lo que es más, Microsoft asegura que al menos los primeros años de la consola, se seguirá dando soporte a la One con títulos first party. Este será el caso del que hubiera sido su caballito de batalla para el lanzamiento, Halo Infinite.
Entonces, ¿por qué comprar la nueva Xbox? ¿Solo porque funciona más rápido y se ve más lindo? Si hacés esta pregunta es seguramente porque venís de otro ecosistema de juegos. No se puede hablar de Xbox Series X sin hablar de Gamepass, el servicio de suscripción que da acceso a todos los juegos first-party de Microsoft y varios más, varios de ellos el día de lanzamiento. Se trata de una enorme colección de juegos que podés descargar y jugar, donde constantemente rotan juegos nuevos, clásicos, y de los últimos años. El incentivo más grande para tener una Xbox, elijas la Series X que es la de mejores prestaciones, o incluso la One, es acceder a este servicio y en vez de pagar por juegos, pagar suscripciones y probar una enorme variedad de títulos. Lo mejor: la store de Xbox en Argentina está en pesos y se pagan relativamente baratos comparados a otras plataformas.
En conclusión
La Xbox Series X es una máquina que, al menos de momento, no le interesa plantearse como esencial. Microsoft solo quiere que juegues juegos que te gustan y formes parte del ecosistema con todos los servicios que ofrece el ecosistema Xbox. La marca deja claro que, al menos a nivel de acceso a juegos, no hay motivos para apurarse a hacer el salto de generación. Sin embargo, si lo hacés, te vas a encontrar con no solo la máquina más potente del mercado sino también con un cambio generacional real en los tiempos de espera y performance, ahora increíblemente cortos. Series X hace todo lo que esperas, lo hace rápido, y encima lo hace bien.
Por Federico Lo Giudice, Ignacio Esains, Miguel Medina, Saint Mime y Augusto Finocchiaro Preci para Cultura Geek