Review – Witcher 3: Blood And Wine DLC

Blood And Wine es el último DLC que llegará para el aclamado The Witcher 3, y a la vez la última gran aventura del brujo Geralt de Rivia. Todos los detalles sobre esta despedida que te va a dejar pidiendo más, ¡en nuestra review!

A más de un año de su lanzamiento, The Witcher 3 se ha convertido en uno de los games más aclamados de la historia y un ejemplo de cómo se supone que los desarrolladores deben tratar a su público. Tras haber recibido 16 packs de contenido descargable gratuito, incontables actualizaciones y parches de performance, y una expansión completa que sumaba 10 horas de contenido a un juego que ya de por sí parecía inacabable, ha llegado la hora de decir adios y CD Projekt Red lo hace por lo alto con Blood And Wine. Este último DLC es una expansión como las de antaño, que llega para todas las plataformas (PlayStation 4, PC y Xbox One) para sumar unas 20 horas de contenido más. Como para tener una referencia, la mayoría de los nuevos lanzamientos duran menos que eso y a la vez este número era la duración total de The Witcher 2.

The Witcher 3: Blood And Wine comienza cuando Geralt se reencuentra con unos personajes de su pasado, los galantes caballeros de Toussaint, quienes viajaron hasta Novigrad, area principal del juego buscando al brujo por un misterioso contrato. Tras un combate introductorio, el jugador puede viajar a la nueva zona que este contenido hace disponible, y enfrentarse un boss tras lo cuál vuelve la modalidad de mundo abierto. Esta nueva zona es radicalmente distinta a nivel visual de lo que se ve en el juego principal, y tiene un encanto mucho más al estilo cuento de hadas con colores pasteles y fuertes con los que el brujo simplemente contrasta: de esto es un poco de lo que se trata la aventura. En las nuevas quests, Geralt se va a encontrar con un romanticismo mucho más marcado pero que en el fondo esconde secretos tan oscuros como los de la saga principal.

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Una de las primeras cosas que te va a sorprender cuando llegues al reino de Toussaint es el tamaño del mapa. Es, en serio, gigantesco y parece no tener fin, lleno de vistas espectaculares, valles, ríos y castillos que no tienen nada que envidiarle a los de Hollywood. Pero el mapa no es sólo grande porque sí, sino que está lleno de contenido que podés explorar dando vueltas sobre tu caballo o en las varias quests. Fuera de la quest principal (de la que no vamos a hablar demasiado para no spoilearte), el juego inmediatamente te tira con unas 20 quests que podés hacer en el orden que se te ocurra siempre y cuando tu nivel de habilidad sea consecuente con el desafío que los desarrolladores proponen. Y ojo, no se tratan de quests estilo “andá a algún lugar y matá a todo el mundo” o “explorá una cueva y traeme una joya” como en Skyrim, sino quests que son historias completas, escenas de Toussaint que realmente lo hacen sentir un lugar exótico y real.

Entre las quests nuevas hay una facción nueva de Gwent para que puedas recorrer Toussaint desafiando a todo el mundo a una partida de cartas, torneos de caballería que se sienten como un tributo y parodia a Shrek, aventuras submarinas donde vas a descubrir la lucha de un padre por recuperar a su hijo tras un experimento que salió mal, contratos para cazar criaturas y personajes increíblemente carismáticos que te van a comprar desde el primer momento. Lo cierto es que al no tratar con una amenaza que puede destruir el reino o el mundo como en el juego principal, Blood And Wine se puede permitir historias mucho más intimas y centradas en los personajes donde brilla lo bien escrita que está la expansión. El rango emocional de los personajes es impresionante, los diálogos van desde muy graciosos a trágicos, y el poder de decisión del jugador (la marca de toda la experiencia Witcher 3) pesa como nunca.

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En Blood And Wine no hay grandes novedades ni nuevas habilidades que cambien el gameplay pero si expansiones sobre ideas que ya estaban. Por ejemplo, vas a poder mejorar tus armaduras y espadas a un nivel todavía más alto que en el juego principal, obtener mutaciones más poderosas, y pasar por quests bastante copadas para lograr todo esto. Por supuesto, para que esto valga la pena también hay nuevos desafíos donde poner en juego todo este nuevo caudal de poder, y así las primeras quests te van a pedir que estés alrededor de nivel 35. Sin embargo, a no asustarse, al igual que en la expansión previa Hearts of Stone, podés jugar el DLC en tres modos: continuando de tu save anterior, empezando de cero sólo el DLC, o continuando desde tu new game+.

The Witcher 3: Blood and Wine es la cereza del postre de todo este viaje que fue The Witcher 3: Wild Hunt. Es un espectacular microcosmos que reune todo lo que hace especial al universo de Geralt y compañía, y te da más de la fórmula que ya probaron y comprobaron con el juego del año de 2015 – es más de lo mismo, pero cuando “más de lo mismo” es uno de los mejores juegos de la última década, esto es quejarse de lleno. Hay que felicitar a los desarrolladores por lanzar una expansión que cualquier otra empresa hubiese llamado The Witcher 4 y cobrado $60 dólares por la cantidad de contenido que trae, pero CD Projekt Red entiende que el final está donde tiene que estar y que esta última historia es la que va a dar el cierre temático a esta gran saga del gaming. Y para ver algo realmente nuevo, diferente, e innovador, habrá que esperar a que llegue Cyberpunk 2077. Nosotros no podemos esperar.

 

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