The Legend of Zelda: Tears of the Kingdom ya lleva unos días disponible y es uno de esos juegos de los que hablaremos por años. Enterate por qué, ¡en esta nota!
¿Qué es lo que hace que un juego pase de título exitoso a aclamado por la crítica a fenómeno cultural? No es que alguien tenga una respuesta definitiva, pero sí parece que cuando algo de la talla de The Legend of Zelda: Tears of the Kingdom llega al mercado, todo el mundo mira y presta atención. Es que lo nuevo de Nintendo, el sucesor de Breath of the Wild que muchos fans temían que pudiera haber sido un DLC sin ganas es en realidad una de las obras con más energía, frescura y posibilidades en el panorama actual de los videojuegos. Por eso es que nos tomamos nuestro tiempo y pensamos una review distinta para responder la pregunta: ¿por qué es el candidato más firme al GOTY?
Qué es The Legend of Zelda: Tears of the Kingdom
Podemos definir a Tears of the Kingdom como un sucesor de Breath of the Wild. Un nuevo The Legend of Zelda que es una aventura en tercera persona en mundo abierto donde controlamos a Link y tenemos que rescatar a la princesa Zelda para, una vez más, poder salvar Hyrule. Pero, esto es apenas quedarse con una porción de la historia y no hacerle justicia a lo que tenemos enfrente. Sí, vas a ir por el mapa peleando con bichitos, buscando templos para conseguir mejoras que te den resistencia o vida, y vas a ir cambiando de armadura y armas (que se gastan) por lo que la estructura principal es reconocible si jugaste el juego anterior… o algunos de sus clones, estilo Genshin Impact, Immortals Fenyx Rising, Horizon: Forbidden West, Assassin’s Creed Valhalla y tantos otros.
El tema es que Tears of the Kingdom usa el mismo mapa de Hyrule del juego anterior pero con tantos cambios que cambia por completo el modo en que jugas. Por ejemplo, las runas del primer juego ya no existen y en vez de ello tenemos un set completamente nuevo de habilidades. A la vez, a pesar de que el mapa sea el mismo, ahora tiene un cielo enorme arriba que está lleno de secretos para descubrir y todo un entramado subterránea de cavernas por debajo del reino que hacen que el juego se sienta mucho, muchísimo más grande. Estas áreas están llenas de recursos, armas, armaduras, secretos, templos y más posibilidades para explorar y armar tu propia aventura.
Las habilidades cambian cómo jugas
Breath of the Wild en su momento presentaba un sistema bastante único de runas que reemplazaban la estructura de un Zelda tradicional. La idea era que te iban a dar todas tus habilidades en la primer hora de juego y las usarías para hacer lo que sea durante el juego, en vez de conseguir un item por templo como antes. Tears of the Kingdom mantiene este formato pero en vez de emular habilidades clásicas de Zelda, todo es nuevo.
Por ejemplo, la habilidad “ascend” permite meterte debajo de un techo y atravesarlo para salir por arriba. Gracias a esto, el juego gana verticalidad y cuando veas una columna colgada del techo lo primero que vas a pensar es “¿puedo pararme abajo para salir por arriba y continuar avanzando?“. El juego así te entrena para que pienses en sus términos, en cómo podés usar estos poderes para interactuar con el mundo.
A Ascend se suma Recall, que permite retroceder el tiempo y es ideal para trabajar con trampas que se activan y desactivan a medida que necesites, o acomodar objetos para que abran puertas móviles. Otra habilidad increíble es Fuse que permite combinar dos objetos en el mundo. Así, por ejemplo, podés pegar dos palos para armar uno más grande con más ataque, combinar caparazones con un escudo para darle mayor resistencia… o hacer cosas realmente locas. ¿Qué tal si pegás un lanzallamas a tu escudo, así cada vez que te cubrís bañás a tus enemigos en un chorro de llamas? ¿Y si ponés un ventilador para tirarlos de un puente? ¿Qué cosas no probaste todavía? Es una invitación constante a que estés atento a ver qué locura se te ocurre y qué técnica inventas vos. Como los sistemas hacen que toda combinación sea válida, el límite es la durabilidad de tu arma y nada más.
Finalmente, la habilidad más importante del juego se llama “ultrahand” y es la que viste en todos los videos, reels y tiktoks que te mandaron de Zelda. Por medio de esta, podés mover objetos por el mundo del juego como la mano invisible del mercado, pero esta funciona de verdad. Además, más copado es hacer que dos objetos se “peguen” sin perder sus características por separado. ¿Pegás dos maderas? Ok, podés hacer un puente. ¿Un par de troncos y un motor? Una lancha. Ruedas sobre un eje giratorio impulsado hacen un auto y si combinasun diseño aerodinámico con la propulsión adecuada, tenés tu propio avión para equipar con armas y arrasar con tus enemigos desde el aire.
Este set de habilidades es tan fresco y novedoso que comparar Breath of the Wild con Tears of the Kingdom es comparar GTA con Minecraft. Lo de Nintendo está buenísimo porque por un lado tenés tu Zelda, con trama de salvar a la princesa, personajes, espada maestra y mundo abierto. Por otro lado, tenés este aspecto escencial para progresar pero que también abre la puerta a un mundo de creatividad, apuntado directamente al jugador que ama inventar cosas con las mecánicas y ver qué sale. De imaginar y trasladar al mundo del juego. De entender que tenés las herramientas para ir hasta donde tus sueños te lo permitan.
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Los templos son todos nuevos y a la medida de tus habilidades
Si bien el Hyrule-tierra es el mismo del juego anterior (Bah, aunque pasaron 5 años y algunas cosas cambiaron), lo que sí se renovaron por completo son los templos y sus locaciones. Lógico, los templos viejos no se podrían resolver con las habilidades nuevas y viceversa, y ahora están hechos a la altura de tus nuevos talentos. Estos son algunos de los mejores espacios para jugar con las mecánicas de todo el juego, y en general inventan un set temático en cada uno en torno a un concepto. Por ejemplo, un templo de frío calor requiere que reduzcas el tamaño de un bloque de hielo mojándolo con lava o que rebobines el tiempo para que crezca de tamaño y así pasarlo por agujeros o usarlo para activar plataformas.
Las mecánicas son super originales y en muchos casos inspirarían juegos enteros, pero en el caso de Zelda, a veces solo las vas a ver por un único templo. Los desarrolladores estaban inspiradísimos y simplemente tiraron ideas sin miedo al fracaso, total a lo sumo es un solo dungeon. El tema es que nadie se imaginaba que iba a salir tan bien: cada templo te da ese estímulo mental simil a jugar una buena partida de Tetris o Sudoku, de que si la pensás y haces bien, inevitablemente te tiene que salir. En una era donde ya pasó la moda de “uy, ¿qué es eso en la distancia? ¿Puedo ir ahí?” y que resulte sí, sí podés, Tears of the Kingdom además propone más que paisajes (preciosos) o combate para ganar una piecita de armadura: propone contenido significativo, un puzzle único curado por los mejores expertos de la gran N.
El sistema de física
En Breath of the Wild nos sorprendimos porque los troncos rodaban, las rocas tenían peso, y todo se comportaba con el mundo real, y la física era predecible y manejable. Tears of the Kingdom mantiene este aspecto pero en esta ocasión brilla más por el juego que podés hacer con ultrahand, y cómo manipulas los objetos en el mundo. Por lo general, los juegos que usan simulación de física nos acostumbraron a esperar cosas estilo humor físico, tipo Goat Simulator o Garry’s Mod para Half-life 2. La gracia es ver cómo el juego se rompe y las cosas vuelan, una especie de episodio de los Tres Chiflados convertido en campo de juego virtual. Sin embargo, en esta ocasión muchas veces los puzzles dependen por completo de la física, de la lógica interna del juego, y todo siempre se comporta como esperarías de tus herramientas.
Pocas veces en la historia de los videojuegos se vio un título con el nivel de pulido de Tears of the Kingdom. El juego no solamente presenta sistemas sólidos, manipulables y sin glitches sino que se regodea en lo bien que funcionan y arma desafíos en torno a ello. Te pide que calcules en qué dirección va a caer la plataforma cuando tumbes ese soporte para resolver puzzles o que calcules cuánto tiempo de aire podés sacar de un gadget antes de que se rompa, y que ajustes tu plan acorde a lo que necesitas. Todo funciona, y si algo no salió como esperabas, el error fue tuyo y no del juego. La confianza en sí mismo está evidenciada por un diseño de nivel y de puzzle magistral que es una puerta a la endorfina y la satisfacción que resolver un desafío puede darte.
Un juego para todos
Tears of the Kingdom está hecho para que lo juegues a tu manera. Podrías decir esto de anteriores fenómenos estilo Elden Ring, God of War, Red Dead Redemption 2 y otros tanques, pero en el caso de Zelda vale más. El juego, como no es particularmente dificil y hay una enorme cantidad de recursos para que cocines, te prepares y juegues a gusto, permite que explores a gusto o vayas derecho de objetivo en objetivo sin pedirte que en el medio subas de nivel, visites otras áreas, o consigas otras habilidades.
Como conseguís todo tu kit esencial en la primer hora de juego, Zelda no se casa con ningún sistema y lo que propone es el factor sorpresa: ¿con qué te van a salir ahora? Visto así, seas un hardcore gamer experto en combate o jugador casual que quiere vivir la historia te vas a encontrar con momentos únicos con propuestas especiales que te van a hacer frenar a maquinar. El mantra de esta aventura es “sabés que se puede, es cuestión de que se te ocurra.” ¿Querés fabricar un avión y pasar volando? Podés. Pero también hay una solución tradicional al alcance de todos, un método a la locura para que resuelvas el puzzle y sigas disfrutando.
La herencia de Breath of the Wild
Suceder a un juego que a 5 años de su lanzamiento ya fue llamado el mejor juego de todos los tiempos por varios fans y críticos tiene que ser intimidante. The Legend of Zelda: Tears of the Kingdom se apoya mucho en los sistemas de físicas, la supervivencia en climas de calor o frío (¡abrigate, nene!), fabricar comidas para soportar el ambiente o usar ropas que permitan continuar avanzando. Pero, la gracia es que como secuela directa también podés reencontrarte con los personajes del juego anterior, ver niños que crecieron a adultos y deuteragonistas, o ver que ciertas áreas cambiaron para reflejar el paso del tiempo. En ese sentido, quien haya jugado el juego anterior va a conseguir un nivel de disfrute extra por reconocer estos detalles… pero en el fondo, te explican todo en los primeros veinte minutos: Zelda desapareció y Link tiene que encontrarla para derrotar a un gran mal. Fin.
La parte técnica
Mucho se habla en el mundo del gaming de los 4K, los 60 FPS y demás. A Nintendo esto no le importa para nada: 720p, 30 FPS, sin vueltas. Acá tenés una obra maestra corra como corra, y le pese a quien le pese. Los mismos que Breath of the Wild. El tema es que, producto de conocer mejor la consola, es inexplicable lo que hizo el productor Eiji Aonuma con su equipo dado que ahora las explosiones son más vistosas, los efectos más potentes, los ambientes más variados, y todo se ve simplemente mejor. El tema es que no es solo una decisión artística: con permiso de hablar mal de Breath of the Wild por un segundo, antes entrar a un templo era un castigo por tener que soportar las pantallas de carga de hasta un minuto y medio. En Tears of the Kingdom esto se reduce a un tercio, en general, y eso sin haber alterado el hardware de la Switch en lo más mínimo. ¿Disco SSD? A donde vamos no los necesitamos.
En conclusión
Va a ser muy dificil ganarle el título de Game of the Year a The Legend of Zelda: Tears of the Kingdom. Es lícito tener favoritos diferentes, que no guste la estética, o que prefiramos otras cosas. Sin embargo es innegable que este videojuego está hecho por una mano maestra, y es irrisorio pensar que uno de los miedos con respecto a esta aventura era que vaya a ser un DLC glorificado. Si agarrás un videojuego del calibre de Breath of the Wild y te las arreglas para no solo reinventar la rueda sino también para hacer una obra que cuide los detalles a este nivel sumado al fenómeno cultural que ya generó, es para el aplauso. La receta entonces era simple: el cuidado de la experiencia por sobre la parte técnica. La receta del éxito suena fácil pero es casi imposible. Solo hacía falta cuidar las verticales de creatividad, accesibilidad y pulido; y sumarlas a una base de mundo abierto y exploración que es el género más aclamado de la actualidad.
FECHA DE LANZAMIENTO 12 de mayo de 2023 DESARROLLADOR Nintendo DISTRIBUIDOR Nintendo PLATAFORMAS Switch