Pokemon Go finalmente está entre nosotros y al fin te podemos contar en primera persona de qué se trata esta nueva modalidad para capturar criaturitas. Conocé todo lo que hay que saber, ¡en esta nota!
La hora de la verdad llegó: Pokémon Go debutó en casi toda América Latina, Argentina incluida, y ya lo podés descargar en tu celular mediante App Store en iOS o Play Store en Android. Tras un largo periodo de incertidumbre, rumores cruzados, desmentidas, teorías, idas y vueltas, la app está entre nosotros y la pregunta que alguno se puede haber hecho es si valió la pena la espera. ¿La respuesta? Depende de qué clase de gamer seas, pero en general, sí. En Pokemon Go vas a poder hacer tus recorridos de siempre mientras atrapás a los bichitos de Nintendo celular en mano y reirte de los lugares insólitos donde aparecen – no esperes modos competitivos, ni mucho más sino la experiencia de hacer algo camino al trabajo.
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Pokemon Go es una app de realidad aumentada. En una pantalla que se parece mucho al GPS de tu smartphone vas a ver a tu personaje que se mueve mientras vos caminas, te tomás el colectivo o lo que fuera. A lo largo del camino vas a encontrar PokeStops (“PokeParadas“) que cuando estés cerca te van a dar recursos. Estas pueden ser una biblioteca, un parque, un observatorio, un mural, o un monumento entre varias opciones más. La idea es que las toques en tu teléfono y las hagas girar para que te den recursos – más que nada, pokebolas y huevos que podés incubar mientras caminas para que nazcan pokemon. Además de esto, hay chances que a medida que te movés por la ciudad aparezcan los dichosos Pokémon en diferentes lugares, y vos puedas atraparlos.
Cuando uno de los Pokémon aparece, la mecánica es simple. Primero los tocas, activás tu cámara, y entrás a un minijuego donde tenés que deslizar el dedo por la pantalla para tirarle pokebolas y capturarlos. Esto es mucho más simple que en los juegos de GameBoy y DS donde primero tenés que debilitarlos para que no escapen, pero este es un juego para que juegues al paso, de camino a donde sea que vayas. La idea, de nuevo, es recrear la magia de cruzarte a los bichitos en los lugares que caminaste toda tu vida.
En tu mapa, además de las PokeStops aparecen también varios puntos especiales que actúan de gimnasios, en los cuáles podés hacer pelear a tus Pokémon una vez que alcanzas el nivel 5. Las peleas son también bastante simples, y pensadas para que juegues mientras seguís caminando: vas a tener que tocar la pantalla para que un Pokémon de tu elección ataque. Lo interesante de esto es que si ganás, vas a haber “conquistado” el gimnasio y tu Pokémon se va a quedar ahí hasta que alguien lo derrote – una vez que esto ocurra (y va a ocurrir), tu Pokémon simplemente va a volver a vos.
Lo interesante de jugar Pokémon Go, de todos modos, es hacerlo en las inmediaciones de las áreas urbanas. No hay demasiados Pokémon fuera de las ciudades, pero las ciudades y pueblos chicos del interior, por ejemplo, suelen tener muchas paradas concentradas en poco espacio, y zonas como parques se prestan para que pasees de monumento a monumento capturando Pokémon hasta que la batería aguante. Y ese es otro tema a comentar, pues Pokémon Go es bastante exigente con tu teléfono, y pide permiso para ver mucha información – pero además requiere un giroscopio para que funcione la realidad aumentada (aunque esto es opcional) y bastante potencia para correr bien (en Android, de 4.4 para arriba). Sin embargo, lo que más demanda es batería, y si te quedás muy manija con el juego, te vas a tener que acostumbrar a llevar el cargador con vos a todos lados. Por eso los entrenadores de los video juegos iban a todos lados con una mochila…
Pokemon Go no es un juego complejo ni profundo que le haga justicia al lado más táctico de la saga (para eso, tenemos que esperar hasta la salida de Pokémon Sun & Pokémon Moon el 18 de noviembre) pero sí una forma de que puedas recorrer tu ciudad de un modo que nunca experimentaste. Con Pokémon Go vas a notar que tomás desvíos, prestás atención a los graffiti, y mirás cosas que siempre pasaste por alto – todo por capturar uno de los tantos monstruos de bolsillo. Es la excusa justa para que camines, ejercites, e incluso quizás conozcas gente que comparte tu pasión por el gaming en el espacio público, y habría que ser muy cínico para pensar que esto es una mala cosa. Eso sí, tené cuidado por donde andás, sé respetuoso del espacio personal de los demás, y tratá bien a los chicos más chicos que también están jugando.