Vivimos la experiencia de jugar A Plague Tale: Requiem y podemos afirmar que estamos frente a uno de los juegos que más nos gustó en lo que va del año. En este análisis te contamos todo lo que necesitas saber.
En 2019 veía la luz A Plague Tale: Innocence, un juego que, a nuestro entender, no tuvo la relevancia que debería haber tenido. Con unos gráficos impresionantes, que a la vez de hermosos eran completamente desoladores muchas veces, la historia nos ponía a la par de dos hermanos que recorrían una Francia vapuleada por la peste, luego de la muerte de sus padres a manos de la inquisición. ¿Por qué, entonces, A Plague Tale: Innocence no tuvo esa popularidad que si está teniendo su secuela, A Plague Tale: Requiem? No solo por cuestiones de prensa, hype y marketing, sino que, para muchos, la extrema cinematografía de aquella primera parte generaba poca interacción y, por momentos, escasez de gameplay.
A tantos otros, como lo es nuestro caso, esto no nos importó, ya que el tono emocional que maneja A Plague Tale: Innocence es impresionante, llegando a ser, al menos para nuestro punto de vista, uno de los juegos con impacto emocional más grandes que se han visto. Sí, es verdad que en los últimos años salieron muchísimos juegos que apelan a este recurso, pero lo que logran los desarrolladores en esta entrega es realmente increíble. No solo la emocionalidad como recurso narrativo, sino cómo llega a ella, cómo se va construyendo la historia, la relación entre los hermanos y su, justamente, inocencia en un mundo azotado por la muerte.
Requiem es, de alguna forma, mucho más oscuro que Innocence, por cómo maneja su contexto. El juego comienza un tiempo después de la primera parte, con un sentimiento de esperanza bastante grande, que nos genera emociones que no habíamos sentido antes. Ese contraste se rompe de inmediato, en cierto momento donde quedamos atrapados en un castillo que parecía abandonado.
Todo se comienza a retorcer, todo se vuelve muy onírico en cierto momento, para volver a poner los pies en la tierra. Por suerte, este descanso no dura demasiado y nuevamente nos acecha el peligro, exponiéndonos a situaciones muy cinematográficas por la tensión que manejan. En aquel momento, entendemos que nada cambió desde el final de la primera parte.
Poniendo a Amicia y a Hugo como protagonistas principales, la historia de A Plague Tale: Requiem nos sitúa en el sur de Francia, mientras buscamos una cura para la extraña enfermedad que sufre el pequeño Hugo. Nuevamente, y en esta entrega mucho más acentuada, la inocencia que nos regala el pequeño a través de sus ojos y de sus comentarios llenan de brillo una realidad que no da lugar a la esperanza.
Hay un juego muy interesante en el desarrollo de ambos personajes con los que podemos empatizar y, desde ese lugar, abrazar de forma emocional toda la historia. Mientras Hugo sigue a su hermana sin ser realmente consciente de lo que pasa, Amicia está dispuesta a dar todo para curar a su hermano y que este pueda ser feliz. Es tal su devoción, que en momentos donde el tiempo nos corre se la puede escuchar hablándose a sí misma para darse ánimo y recordarse el por qué hace todo lo que hace.
Hay algo cautivante en la forma de contar la historia, que no solo tiene que ver con el desarrollo de los personajes y los motivos y disparadores que le dan forma a su personalidad, sino que existe también un contraste muy bien elaborado entre la ficción y la realidad, dos posturas que terminan siendo eje del mismo verosímil. Los enemigos de nuestros personajes no solo son soldados de la inquisición o gente desagradable, sino también el mismísimo concepto del mal.
Hay algo en la forma de desarrollar al mal como concepto que nos pareció genial, porque de la misma forma, se desarrolla el bien y los diferentes elementos que son parte de la cura y de la propia maldición. Si bien A Plague Tale: Requiem tiene como diferencial el paso del tiempo y la evolución lógica de una segunda parte, la calidad de la historia sigue siendo tan buena como en la primera parte, e incluso mejor. Supieron mantener lo que hicieron bien, y mejorarlo desde todos los aspectos posibles.
En toda esta parafernalia, los que pueden quedar un poco perdidos van a ser aquellos que ingresen en la saga con esta segunda entrega. Sin conocer el trasfondo de los personajes, su motivación y la forma que tienen de quererse, hay un montón de diálogos, decisiones y momentos que no van a tener sustento. De todas formas, el juego se puede entender.
Si prestamos atención, vamos a poder ir rellenando los agujeros con los datos que se nos vayan otorgando, pero no de una forma completa. Es fácil sentir que no conocemos a los protagonistas y, por ende, no entender por qué hacen lo que hacen. Por eso mismo, esto nos lleva a recomendar que, si pueden, primero jueguen A Plague Tale: Innocence. No solo para entender mucho mejor esta nueva entrega, sino porque realmente es un juego impecable.
El juego a nivel visual es maravilloso. Los entornos, los paisajes, los castillos, los pueblos. Todo tiene un trabajo tan minucioso y una atención a los detalles que desde lo que aporta visualmente, ayuda muchísimo a lograr una inmersión mucho más realista. En este aspecto, el juego se impone antes su predecesor (retomando lo que decíamos con el avance de la tecnología y las nuevas generaciones) y nos regala una variedad mucho más amplia en cuanto a los diseños de los niveles.
Por un lado, tenemos sectores amplios mucho más grandes para explorar, que en momentos peligrosos proponen un sigilo mucho más colorido. Es verdad que, de alguna forma, se siente que siempre vamos por pasillos delimitados por el propio diseño de los entornos, pero vale recordar en este aspecto que no estamos frente a un juego de mundo abierto, sino a algo mucho más parecido a un survival horror de vieja cepa.
Y bajó esa concepción, nos regala varios escenarios, donde no solo la exploración se hace interesante, sino también el sigilo y los momentos donde, frente a no encontrar otra salida, tenemos que enfrentarnos a los soldados o a esa gente espantosa que puebla aquellos páramos. Como decíamos, campos abiertos, aldeas repletas de casas, gente y tiendas, y pasillos densos y oscuros, recovecos claustrofóbicos por donde vamos a tener que escabullirnos. Todo esto le da mucha dinámica al juego, y si tenemos en cuenta que Amicia no es Kratos ni es Aloy, la estrategia que hay que manejar entre sigilo y combate es muchísimo más compleja, justamente por lo acotado del accionar del personaje.
Si bien hay momentos donde nos vamos a tener que preocupar por nuestra vida (hay una escena al principio, donde Amicia escapa y elimina enemigos mientras todo su entorno se prende fuego que es una delicia), el peso de saber que hay un motivo mucho más fuerte para hacer lo que hacemos, le da un peso diferente a toda la experiencia.
Y es que A Plague Tale: Requiem supo leer muy bien a su primera parte y las experiencias de los jugadores que lo disfrutaron. Con todo eso entre manos, supo aplicar muy bien las diferencias y sus mejoras. En esta parte, desde el combate, el sigilo y todo lo que Amicia puede hacer para sobrevivir, hay nuevas opciones, nuevas armas y, por ende, nuevas mecánicas que amplían el abanico de posibilidades de juego.
También supo resolver, con gran maestría desde el punto de vista del diseño, esas pequeñas quejas de que el juego era “demasiado narrativo”. Vale aclarar, que nosotros no compartimos dicho concepto como algo malo. Uncharted, por poner un ejemplo, tiene este tipo de interactividad en escenas llenas de adrenalina que resultan increíble, y no vemos que nadie se queje al respecto. Innocence las aplica de la misma forma, apelando a otras emociones, y de una forma completamente justificada que no parece artificial. Pero, aun así, la gente de Asobo Studio ajustó las tuercas y logró un equilibrio perfecto entre cinematografía y gameplay para aquellos que lo necesitaban.
Como no podían faltar, las ratas vuelven a esta entrega como parte del significado de la oscuridad. Los puzzles que se generan cuando estos seres aparecen son complejos, nos obligan a detenernos y pensar bien cuáles van a ser nuestros pasos. Como dato de color técnico, se nos hizo saber que el juego puede renderizar hasta 30.000 ratas al mismo tiempo, y se nota en muchas escenas, donde realmente aparecen como si fuesen un tsunami atacando una apacible costa de tibias arenas.
Acá también, como ya hicimos mención en todo lo que respecta a la lucha y el sigilo, el uso de diferentes fuentes de luz, las diferentes formas de encender estas fuentes, los diferentes elementos que podemos crear para generar fuego, todo lo que vivimos es consecuencia de algo articulado con maestría y nada queda al azar. La experiencia que regala Requiem es tan amplia y evoca tantas emociones, que se nos hace imposible no soñar que con sigan saliendo más juegos de este estilo.
Y es que, hablando sobre fechas, este año, para quienes amamos los videojuegos, fue un buen año. Un año de grandes lanzamientos, y todavía faltan unos meses que se vienen bien cargados. En ese panorama, A Plague Tale: Requiem es uno de los mejores juegos que hemos probado, o al menos, el que más nos gustó. Y sí, sabemos que sobre gustos no hay nada escrito y que esta afirmación es muy subjetiva. La realidad es que, más allá del juego en su aspecto visual, técnico y de gameplay, la historia que le da forma es asombrosa, inmersiva como pocas, y realmente una experiencia completamente gratificante y totalmente recomendable para todos aquellos que disfrutan este tipo de aventuras.
FECHA DE LANZAMIENTO | 17 de octubre de 2022 |
DESARROLLADOR | Asobo Studio |
DISTRIBUIDOR | Focus Entertainment |
PLATAFORMAS | PC, PS5, Xbox Series S/X, Nintendo Switch |