Lucrecia Martel ganó el premio del Festival de Locarno con el documental “Chocobar”

La directora argentina Lucrecia Martel da una breve entrevista a Variety luego de ganar un premio en el Festival de Locarno 2020.

Laureada en 1995 por su cortometraje “Rey Muerto”, en la antología “Historias Breves”, ganadora del premio Sundance / NHK por el guión de su ópera prima ” La Ciénaga” en 1999, la argentina Lucrecia Martel no es ajena a los reconocimientos. A su vez, ella entregó premios como presidente del jurado principal de la competencia del Festival de Cine de Venecia, el año pasado.

Dicho esto, su máximo premio podría ser el Pardo 2020 en The Films After Tomorrow, del Festival de Locarno. Y puede significar algo especial, tanto por su dinero, ya que el cine argentino golpea una tormenta de crisis económica por el COVID-19, como por el festival y su prestigio. También puede ser especial para Locarno.

Si algún cineasta tuviera que representar las películas que Locarno ha defendido y amado, tal vez sea la indicada sea Lucrecia Martel, una cineasta que siempre cuestiona la sabiduría recibida, pero cuyas películas tienen un poder visual completamente personal para atrapar al espectador.

La directora realizó una breve entrevista con Variety, tras recibir la noticia del premio Locarno Pardo 2020, que tiene el fin de ayudar a los cineastas cuyas producciones fueron paralizadas por COVID-19. Martel reaccionó al premio y agregó algunas reflexiones sobre la película que lo ganó, su próximo documental llamado “Chocobar”, inspirado en el asesinato del activista indígena Javier Chocobar, en 2007.

Este activista protestaba por la apropiación de tierras de comunidades indígenas por un futuro terrateniente blanco.

Entrevista

Los incentivos cinematográficos estatales de Argentina se han visto muy afectados por la crisis económica, agravada por el COVID-19, que ha diezmado las fuentes de financiación del instituto cinematográfico INCAA de Argentina. ¿Eso hace que este premio sea particularmente importante? ¿O quizás el premio también tiene otra importancia?

El premio es, por supuesto, una ayuda económica muy importante, pero también una marca de prestigio que animará a más inversores. No solo en este contexto de crisis, Locarno ha ofrecido un apoyo indispensable cuando se trata de proyectos que no ofrecen al mercado las garantías que otro tipo de películas pueden ofrecer desde su inicio.

Cuando hay riesgo narrativo, también existe riesgo económico. Fondos como este fomentan los desafíos narrativos.

Chocobar ha sido descrito como para desenmarañar “los 500 años de razón que llevaron a este tiroteo, tanto con un arma como con una cámara, y lo contextualiza en el sistema de tenencias de la tierra que surgió en América Latina”. ¿Podría explicarlo muy brevemente?

El desafío de Chocobar es exponer parte de la astucia (las ingeniosas estratagemas) con las que justificamos adelantarnos a otras personas, abusando de su tiempo, su descanso y sus territorios. Los mecanismos a través de los cuales nuestra cultura, cuyo grito de guerra es la propiedad, niega la de las comunidades indígenas.

La película trata sobre hacer visible el racismo argentino, que es la única explicación detrás de todas estas justificaciones hábiles y justas. Eso puede parecer simple, pero es extremadamente difícil en un país que ni siquiera se imagina a sí mismo como un mestizo.

En su presentación en el sitio web del Festival de Locarno, habla de que la película trata sobre “la imposibilidad de ver a los demás”, lo que puede estar relacionado con una mentalidad colonial que exploró en Zama, pero que todavía resuena en la actualidad. De nuevo, ¿podrías desarrollar?

Lo que quise decir es que Zama retrata un mundo paralelo de procedimientos, letras y jerarquías, mientras que fuera de ese mundo sus funcionarios fueron asaltados por cosas de índole incomprensible.

Cuando una comunidad indígena reclama algo en este país, primero tiene que probar su propia existencia. Un diálogo donde un lado tiene que convencer al otro de que existe, es agotador.

Describe la película como un “documental híbrido y creativo”. ¿Significa eso que habrá elementos de ficción en Chocobar?

Creo cada vez más que Chocobar es un documental que está mortalmente herido en sus pretensiones de documental, porque el problema de esta historia es el documento. Qué está registrado y qué no.

La ficción no resuelve este conflicto, pero puede animar los documentos. Partimos de la idea de que el racismo es una ficción que se ensaya a diario, tanto, tanto, que los actores olvidan que están actuando.

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