Influencers virtuales: ¿por qué son los nuevos elegidos por las marcas?

Qué son los influencers virtuales y la pregunta de si debemos preocuparnos o no son algunas de las cosas que nos revela Nicolás Brandoni, CEO de Peek Studios, a continuación.

Los influencers llegaron para quedarse, y su propagación en las redes sociales los transformaron de personajes populares a emprendedores profesionales que manejan su imagen y contenido con gran éxito en el mundo comercial. Tanto es el éxito que las grandes marcas decidieron recurrir a estos comunicadores para conectarse con su propio público consumidor.

Pero así como estos creadores de contenidos le han quitado terreno a los medios de comunicación convencionales, ellos mismos se ven involucrados en un enfrentamiento inesperado con su contraparte mecanizada: Los influencers virtuales. Ellos son “personas” creadas mediante programas vinculados a la Inteligencia Artificial o similares. Algunos son solo un avatar al estilo VR Chat o Vtuber, pero otros son un nuevo ser, con personalidad propia e independiente a la de su creador o creadora.

Varios de estos ya superan el millón de seguidores en las redes sociales más populares como TikTok, Instagram o Youtube. Según una encuesta de Influencer Marketing Factory, a finales de 2022 un 58% de los usuarios seguían por lo menos a un influencer virtual y un 35% compró un producto publicitado por este. La mayoría de las personas que los siguen comenzaron a hacerlo por lo novedoso y raro que son. Es decir, con el objetivo de satisfacer su curiosidad y no para volverse aficionados del contenido que crean.

Nace, o mejor dicho, se crea una estrella

Durante el año pasado, consiguieron hasta tres veces más de tasa de engagement que una persona de carne y hueso; y se estima que tripliquen esta proyección este año. Algunas de las razones por las que las marcas deciden utilizarlos en vez de contratar a influencers de carne y hueso es por su bajo costo de producción, su facilidad y rapidez de disponibilidad y sus resultados iguales o superiores a los que ofrecen los influencers reales.

Las marcas no necesitan un lugar físico para grabar una publicidad con un software o tener que contar con un staff de vestuarista, camarógrafos, iluminadores o maquilladores, ni tienen problemas con los horarios o lidiar con el ego de los protagonistas. Se pueden contactar a influencers virtuales en cualquier momento del día y no comen, no duermen y no se cansan.

El fenómeno del metaverso también fue fundamental. La cuna de la popularidad de los influencers virtuales es en donde muchos emprendedores encontraron la manera de que su personaje 3D se convierta en la persona que ellos mismos querían ser o aquella a la que siempre quisieron idolatrar. Las personas dentro del gaming son personajes, que pueden transformarse en influencers, y no ser simplemente alguien que juega.

Esto cambia el paradigma en que las empresas buscan el rostro que represente a sus productos. En lugar de mirar al mundo de las celebridades y el deporte para ver al que mejor imagen pueden darles, todo se simplifica a un estudio de mercado para descifrar los gustos de los consumidores y “crear” a esa persona que garantiza el éxito de popularidad pretendido. Además, una ventaja es que este tipo de influencers no se meterá en ningún escándalo ni hará ninguna demanda en el futuro.

¿Moda pasajera o la nueva tendencia que marcará el destino de los influencers?

Más allá de la popularidad y exposición que los influencers virtuales tienen en el presente, su llama puede extinguirse cuando el hype por ellos se traslade a una nueva tendencia. Si llega a pasar que estos se conviertan en una verdadera competencia para los actuales, quizás esto ocurra mucho más adelante en el futuro, pero no inmediatamente. Es más seguro que ocupen el lugar de otros Vtubers en el futuro en vez de sacarles el terreno a los influencers humanos. Además, los personajes de IA pueden ser fácilmente hackeables. Quienes lo hacen, pueden modificarles completamente la “personalidad” y las marcas suelen tomas la decisión de cerrar la cuenta y comenzar desde cero con otro personaje.

Otro gran problema de los influencers virtuales es que siempre está el riesgo de no saber quién se encuentra detrás de ese “muñeco”. Es verdad que un avatar mantiene la privacidad de aquellos que no les interesa exponer su vida privada, pero a la vez surgen los peligros de no saber con quién realmente se interactúa. A este problema se exponen principalmente los más jóvenes, cuya fascinación puede hacerles olvidar que están frente a un ser que no existe, pero que hay alguien anónimo detrás que lo maneja como un titiritero sin exponer sus intenciones reales.

Las autoridades deberán tomar nota de este fenómeno y regularizarlo mediante leyes o normas para evitar que se genere algún desequilibrio que pueda impactar en el futuro. Los influencers virtuales suponen una arista más de este nuevo fenómeno cultural y social que encontramos cada vez que nos sumergimos en la web pero que, según la visión de quien les habla, ha llegado a su florecimiento total y ahora está a pasos de transitar su pendiente al olvido.

Escrito por Nicolás Brandoni, CEO Peek Studios

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