Durante la década del 80′ Dragon Ball Z seguía en desarrollo y su creador, Akira Toriyama, quiso terminar la historia en la Saga de Freezer… pero la editorial tenía otros planes.
Pasan los años pero hay tendencias que se mantienen en la vida cotidiana de la gente y Dragon Ball Z es un ejemplo de ellos. Publicado originalmente en 1984, la creación de Akira Toriyama sigue en su lugar dentro de la elite del anime, pero el camino para obtener estos reconocimientos no fue sencillo.
En esta nota vamos a repasar la historia que involucró al mangaka nipón con Kazuhiko Torishima, quien fue la cabeza de la editorial Shūeisha durante los años de Dragon Ball y DBZ. El problema comenzó luego de que Toriyama tenga la intención de terminar la historia luego de la Batalla de Namek pero, debido al éxito que la franquicia representó, la revista Shonen Jump le pidió a Akira que continúe con su obra.
Akira Toriyama: trabajar con la presión de una franquicia millonaria, los reclamos de su editor y un merecido descanso
¿Cómo la petición de la Shonen Jump desató el caos en la vida del mangaka? Simple, las grandes ideas llevan tiempo en gestarse, y precisamente eso es con lo que no contaba Toriyama. Para lo que fue la Saga de los Androides (o de Cell), el escritor eligió a la Patrulla Roja como enemigo principal de Goku, recordemos que fue el saiyajin quien derrotó a la maligna corporación cuando este era un niño.
Originalmente los villanos de la historia iban a ser los primeros androides que vimos en los cuadros del manga, #19 y #20, también conocido como el Dr. Maki Gero, antiguo científico de la Patrulla. El que no estuvo de acuerdo con lo planteado por Akira fue su jefe, Kazuhiko Torishima, quien pidió unos nuevos villanos ya que los que estaban tenían feo diseño.
Como respuesta al reclamo, de la mente del mangaka surgieron unos personajes que a día de hoy tienen relevancia en la historia, los Androides #17 y #18. El hoy guardabosques y su hermana, quien se casó con Krillin tampoco fueron del gusto de Torishima, quien no los consideró dignos de ser villanos principales porque eran “unos niños”.
Lo que vale la pena aclarar, es que durante todos estos idas y vueltas con los personajes, el tiempo cada vez apretaba más a Toriyama contra la espada y la pared, ya que si las fechas para publicar libros o mangas son estrictos en cualquiera parte del mundo, imagínense en Japón.
Por último, fue creado el bio-androide que tenía la misión de convertirse en el ser perfecto, Cell. El monstruo creado por la computadora del Dr. Gero tampoco tuvo una buena recepción por parte del editor en jefe, ya que le parecía “feo”.
El ingenio de Akira Toriyama salió al rescate para esta situación ya que, mediante el uso de sus creaciones anteriores, pudo justificar los cambios de diseño para el bio-androide, hasta llegar ser Cell Perfecto, que conformó a todos con su forma.
La única persona que encontró disconformidad en el villano fue el propio Toriyama. El legendario mangaka se quejó varias veces del trabajo que le llevaba dibujar cada mancha del cuerpo de Cell, en cada recuadro del manga en lo que él aparecía.
Sin embargo, esta historia finaliza de buena manera, ya que todo lo producido fue un rotundo éxito en ventas y audiencia y Akira Toriyama tuvo un tiempo para ponerse a pensar lo que más tarde sería la Saga de Majin Buu y el eventual cierre de Dragon Ball Z.