Dead Drops es una red anónima offline de intercambio de archivos en espacios públicos. Las memorias USB son ocultadas en muros, edificios y esquinas accesibles en todo el mundo. Enterate de qué se trata este movimiento, ¡acá!
El movimiento Dead Drop, propone el intercambio de archivos en “el único espacio realmente público: los muros de cemento de la ciudad“, a través de memorias USB. Los pendrives son incrustados en paredes, edificios y esquinas accesibles a cualquiera. Todo el mundo está invitado a dejar o copiar archivos de un Dead Drop: “Conecta tu ordenador portátil a los muros, edificios o postes para compartir tus archivos e información favoritos”, explica su creador, el artista alemán Aram Bartholl, en la web oficial del proyecto.
Los Dead Drops se instalan vacíos con la excepción del archivo «léeme.txt» que explica el proyecto. Dead Drops es un proyecto de participación abierta. Si querés instalar un Dead Drop en tu ciudad o barrio tenés que seguir las instrucciones.
“Hay información oculta en muros de edificios de todo el mundo: desde Senegal hasta Tasmania, pasando por Japón, Islandia, China o Kazajistán. También en América Latina: Nicaragua, El Salvador, México, Colombia, Argentina, Chile o Ecuador forman parte de la “red offline anónima”, explicó Bartholl.
Ya pasaron más de cinco años desde que el alemán incrustó su primer USB en las calles de Nueva York. Hoy, su “red offline” cuenta con más de 1.630 dispositivos USB y más de 12.000 gigas de información, y lo más importante, ya logró volverse global.
La expresión dead drop forma parte de la jerga habitual de los espías. Es un método de espionaje que permite que dos personas involucradas en una misma misión puedan intercambiar información utilizando un lugar secreto, sin necesidad de reunirse personalmente.
Y fue ese el concepto que inspiró a Bartholl en octubre de 2010, cuando decidió “instalar” su primer USB, camuflado en los ladrillos de una pared neoyorkina.
Aram además, utiliza las redes sociales: publica en Twitter la ubicación de los Dead Drops, despojándolos, al mismo tiempo, de su carácter secreto.
El riesgo, admite Bartholl, es que, al descargar el contenido del USB en nuestra computadora, acabemos contagiando nuestro sistema con algún virus malicioso.
“Es parte del concepto y parte del juego. En general, todo el mundo es responsable de la seguridad de sus ordenadores y sistemas”, advierte en el apartado de “preguntas frecuentes” de su sitio web.
¿Qué opinan de esta red de intercambio de información? ¿Te animás a salir a buscar un USB en tu ciudad? ¿Lo conectarías a tu pc? ¿Con qué cosas pensás que te podrías encontrar? Dejanos tus comentarios más abajo ;)
Fuente: BBC