Pregunta difícil: ¿Cuáles son los 10 mejores videojuegos de la saga Assassin’s Creed? ¡En esta nota tendrás la respuesta!.. ¿estás de acuerdo?
Assassin’s Creed es una de las franquicias más extrañas del mundo de los videojuegos. Bastardeada por su multiplicidad de entregas anuales y elogiada por sus numerosas innovaciones para mundos abiertos, combates, sigilo y aventura. Con más de diez años a sus espaldas, un notable cambio de paradigma en las últimas tres entregas y una cantidad abrumadora de fanáticos alrededor del mundo, creemos que hay una pregunta que es realmente complicada de hacer, pero que no solo haremos, sino que responderemos en este mismo artículo. ¿Cuáles son los 10 mejores videojuegos de Assassin’s Creed ordenados de peor a mejor? Veamos.
10. Assassin’s Creed: Un gran comienzo olvidable
La aventura de Altair nos encantó, dejemos eso en claro. Pateó el tablero con un mundo enorme en el que podíamos camuflarnos entre los ciudadanos para atacar con la emblemática hoja oculta, y propuso una jugabilidad vertical impulsada por movimientos de parkour para recorrer los techos de edificios, alcanzar la cima de la torre más alta de la ciudad y caer perfectamente en un carruaje de paja. La sensación de libertad se mezclaba satisfactoriamente con nuevas maneras de entablar la acción, el sigilo y la aventura en una historia magnífica que, además, introducía breves, pero potentes, secuencias de ciencia ficción a través de Desmond Miles.
9. Assassin’s Creed 3: Muchas ideas de poco impacto
Assassin’s Creed 3 fue para sus secuelas lo que Assassin’s Creed fue para la trilogía de Ezio. Un videojuego cargado de novedades, pero que no lograba asentarlas como sus antecesores. La historia de Connor nos llevaba a la Guerra de la Independencia estadounidense de 1750 con secuencias que introducían a varios próceres locales y muchísimos altibajos en el ritmo narrativo (su introducción de más de 6 horas). No obstante, avanzó bastante en la interacción con el mundo. El protagonista podía escalar árboles con mayor agilidad, esconderse entre las hierbas, cazar y comandar navíos en cortas misiones de batallas navales, todos elementos disfrutables que se usarían como trampolín en los próximos lanzamientos.
8. Assassin’s Creed Syndicate: Cargando el peso de su antecesor
En 2014 esperábamos con ansias observar de qué eran capaces las nuevas consolas PlayStation 4 y Xbox One, momento en el que Ubisoft nos deleitó con un tráiler espectacular de su nuevo Assassin’s Creed: Unity. Lastimosamente, el título salió con muchos errores técnicos y fueron pocos los que realmente disfrutaron de su premisa. Es por eso que, desde el vamos, Assassin’s Creed: Syndicate tiene mucho mérito, porque nos dejó un videojuego que hasta el día de hoy recomendamos. El carisma de los hermanos Frye es una hermosa Londres que coqueteaba con los avances de la revolución industrial fueron las bases para volcar el resto de fascinantes añadidos, como el garfio retráctil para potenciar la verticalidad de la saga, la posibilidad de reclutar miembros de peligrosas bandas londinenses y el foco en el combate cuerpo a cuerpo con nuevas maneras de pelear con los enemigos, un tanto alejadas de los repetitivos enfrentamientos de sus predecesores.
7. Assassin’s Creed Rogue: A la sombra de Unity
Assassin’s Creed: Rogue fue injustamente eclipsado por AC: Unity. El cierre de la historia de los Kenway es brillante, con una narración oscura que ponía en tela de juicio el accionar de los Asesinos. En su apartado jugable, demostró que la generación había tocado techo, aunque no por eso se privó de sumar algunas mecánicas destacables. Lo mejor estaba, una vez más, en los combates navales, los cuales evolucionaron ferozmente con un mundo que abría las dimensiones de sus mares, presentaba una mayor variedad de entornos para viajar (tropicales, urbanos, gélidos) y subía el desafío de los combates con la excusa de que Shay, el protagonista, era un Templario buscado a muerte los Asesinos. Adicionalmente, el choque entre clanes impregnaba un clima de hostilidad en el mundo de AC: Rogue el cual no desaparecía en ningún momento. Si estábamos en tierra firme, éramos acechados por Asesinos ocultos en la vegetación, mientras que en los momentos de aventura marítima teníamos que prestar atención a los icebergs que dañaban nuestro barco, a los cazarrecompensas que buscaban nuestra cabeza y, por supuesto, a los piratas.
6. Assassin’s Creed Origins: una nueva etapa
Cuando la franquicia comenzó a agotar su fórmula, Assassin’s Creed: Origins llegó para cambiar lo que conocíamos de la saga de asesinos. Una característica fundamental de Assassin’s Creed: Origins fue que le brindó al jugador uno de los mejores acercamientos a la historia de Egipto, lo que incluye su más que conocida mitología. Faraones, reyes, y reyes que se creían dioses en una historia que oscilaba entre la fantasía y la historia real como pocos videojuegos en la franquicia. Adicionalmente, el potencial de AC: Origins también se encontraba en su renovado sistema de combates (desechando el sigilo) donde los enemigos actuaban de manera impredecible para vencer al jugador, lo que requiere práctica, paciencia y un progreso rolero recién estrenado.
Por último, el mundo del antiguo Egipto, construido con la meticulosidad de Ubisoft de siempre, lograba ser más inmersivo que nunca a través del águila de Bayek que resaltaba los puntos de interés cercanos, una mecánica que resignificaba el acercamiento al contenido secundario del mapa. Surcar el Mar Egeo, escalar la Pirámide Roja o conocer los secretos de la Ciudad de Menphis eran acciones impulsadas por esa águila que te prometía que el mundo de AC: Origins estaba repleto de secretos esperando a ser hallados.
5. Assassin’s Creed Brotherhood: El nacimiento de la Hermandad
El segundo capítulo de la saga de Ezio Auditore continuó la historia de Assassin’s Creed 2, donde el Papa Borgia buscaba utilizar poder para instalar la ideología de los Templarios en todo Roma. A partir de allí, Ezio Auditore decidió crear un gremio de Asesinos, probablemente, el mejor añadido de la franquicia. El protagonista iniciaría una inolvidable caza de Templarios a lo largo y ancho de la ciudad de Roma, y cuando necesitara ayuda, solo tenía que “chiflar” para que entren en escena un grupo de peligrosos Asesinos que aniquilarían a sus oponentes: desde los tejados, en los carruajes de paja o sentados en la calle, los aliados estaban ahí, cuidándolo entre las sombras.
También se trató de un videojuego que pegó un salto en el apartado visual. Florencia, Italia, era encantadora, pero no tan bella como Roma, donde los campos se extendían en tonos verdes y generaban un contraste con los amarillentos muros del Coliseo. Explorar las tierras romanas a caballo otorgaban mayor libertad que las calles florentinas. Adicionalmente, los combates recibieron una pizca de frenetismo a través de nuevas mecánicas de contrataque, las cuales se asemejaban más a Batman Arkham que al último Assassin’s Creed del momento.
A partir de AC: Brotherhood cambió por completo el significado de la saga. Es importante mencionar que, además, la trama de Desmond Miles elevó las vibras de ciencia ficción con la introducción de Juno y Minerva, diosas holográficas, uniones entre nombres provenientes de mitologías del pasado con tecnología del presente.
4. Assassin’s Creed Odyssey: el sistema RPG
Assassin’s Creed: Origins salpicaba algunos elementos propios del género RPG, pero su secuela, Assassin’s Creed: Odyssey, se aferró completamente a este. A partir de la expansión de dimensiones de los entornos que presentó AC: Origins, los mundos abiertos de la saga nos piden a gritos que los exploremos. Sin embargo, en AC: Odyssey esta característica se potenció con las opciones de diálogo o los múltiples finales. El impacto de nuestras acciones en el mundo recibía un peso nunca antes visto en la saga mientras que, adicionalmente, se pulían las mecánicas de combate que fueron tan relevantes en AC: Origins.
Por otro lado, la presencia de la más que conocida mitología griega sirvió como empuje para explotar los aspectos de fantasía que ya se asomaron brevemente en la última entrega. AC: Odyssey es una secuela espectacular que acrecienta los mejores aspectos de su antecesor para encaminar a la franquicia por el mejor lado posible.
3. Assassin’s Creed 2: It’s me! Mario (Auditore)
Assassin’s Creed fue una revolución en muchos aspectos, pero la ciudad de Jerusalén, las misiones repetitivas y el aburrido personaje de Altair no podrían haber llegado muy lejos. Assassin’s Creed 2 es el videojuego que más se instaló en la cultura pop. Todos hablaban del carismático Ezio Auditore, Leonardo Da Vinci o el genial “It’s me! Mario! (Auditore)”. Sin embargo, también fue un videojuego que plantó las bases para entregas posteriores, con atalayas que requerían una escalada más estratégica para expandir la visión del mapa, un combate que variaba según las armas, la posibilidad de cambiar las vestimentas y sus colores, un taller para mejorar el equipamiento o la chance de explorar el mundo con misiones secundarias desligadas a la trama principal.
2. Assassin’s Creed Black Flag: El mejor videojuego basado en la Edad de Oro de los Piratas
Lo que Assassin’s Creed 3 asomó tímidamente fueron los principales motivos por el cual Assassin’s Creed: Black Flag fue un videojuego tan logrado. La posibilidad de subirnos a un navío para surcar los mares en busca de tesoros es un aspecto de la piratería que AC: Black Flag presentó con éxito, pero es tan solo una pequeña parte de todo el conjunto, porque también nos trajo el mapa más grande de la franquicia hasta la fecha, con regiones naturales, zonas urbanas, islas desiertas o enormes fortificaciones que atacaban a todo el que se acerque a sus puertas sin permiso.
La navegación evolucionó a partir de AC 3 con un énfasis en el barco, completamente mejorable a través de la campaña. Los combates en altamar también podían ser interceptados por piratas o las mismas autoridades que buscaban ponerle fin a nuestras fechorías, lo que nos mantenía alerta a todo momento, salvo cuando nuestros borrachos pasajeros cantaban alguna canción para que el viaje sea más llevadero.
Assassin’s Creed: Black Flag sigue siendo el mejor videojuego basado en la edad de oro de los piratas, así como un excelente Assassin’s Creed. Porque esa ferviente búsqueda de tesoros, objetivo vital en la vida de los piratas, es lo que llevaría a nuestro protagonista a encontrar un objeto nuclear para la trama de Asesinos contra Templarios y dar el pie al desenlace de la historia de la familia Kenway.
1. Assassin’s Creed Valhalla: El videojuego que sabe lo que es Assassin’s Creed
Llegamos. Assassin’s Creed: Valhalla, entrega que salió a la venta pocos meses después de un anuncio que pasó sin penas ni glorias, reúne todo lo que la saga hizo bien a lo largo de tantos años, y sin tropezarse en nada. El jugador se pone en la piel de Eivor, una vikinga en busca de alianzas en una región inglesa sumergida en conflictos políticos crecientes que involucran a peligrosos bandos templarios. Su narrativa se desarrolla con un ritmo magistral mientras se conocen a personajes históricos con los que generar una alianza y se salpican secuencias fantasiosas basadas en los épicos relatos de la mitología nórdica, aunque sin afectar por completo la realidad de la protagonista y el mundo que la rodea.
En paralelo, Assassin’s Creed: Valhalla solapa la trama de ciencia ficción que más se asemeja a la narrativa de Desmond Miles, con una carrera a contrarreloj para conocer la historia de los antepasados de la protagonista mientras surgen peligrosos intereses que ponen en peligro a la humanidad.
Assassin’s Creed: Valhalla es un videojuego que recuperó muchos de los elementos que en algún momento fueron esenciales en la saga. El jugador puede entablar las misiones con sigilo o acción, y mejorar las habilidades que crea necesarias para que eso sea posible; puede convocar a su “Hermandad” de vikingos haciendo sonar un Cuerno; y también cuenta con la posibilidad de cazar animales de distintas especies para generar nuevos materiales.
El género RPG se instaló con mucha más fuerza que AC: Odyssey, pero tampoco pone restricciones a la libertad de exploración o enfrentamientos como en AC: Origins, con distintos árboles de habilidades -muy, muy extensos- que ayudan a potenciar nuestro estilo de juego -sigilo, acción o híbrido-.
Sin embargo, si hay algo que AC: Valhalla hizo perfecto es su mundo. Inmenso, visualmente precioso y sin contenido de relleno. El jugador despliega el enorme mapa de Inglaterra, pero solo se encuentra con luces que representan las cosas que hay para hacer. Puede ser un NPC con una historia dramática o bizarra, una aventura peligrosa, un tesoro escondido en una cueva, un animal legendario o una fortificación enemiga repleta de objetos para vender en la tienda. El sigilo, la acción, la aventura y la exploración del mundo de Assassin’s Creed: Valhalla alcanzó el punto más alto de calidad en todos estos años de la saga. Definitivamente, es el mejor Assassin’s Creed.
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