The Messenger, el más reciente game de Devolver Digital y Sabotage Studios, acaba de lanzar y estas son nuestras impresiones después de jugarlo en Switch. Todo lo que tenés que saber de este clásico moderno, ¡en esta nota!
Por hacer una comparación muy rockera, los videojuegos indie tienen algo muy punk y esa filosofía de “hacelo vos mismo” que tienen muchos autores respecto a su obra. El atractivo particular de este tipo de título es que puede resultar crudo en varios aspectos, pero con más riesgo y emoción que el triple A que siempre juega a lo seguro. Ahora, ¿qué pasa cuando usas toda esta estética para cubrir diseño de juego moderno, deliberado, y cuidado, mientras le rendís tributo a uno de los grandes clásicos de la NES? La respuesta se debe parecer a The Messenger.
Hace un par de meses que The Messenger maravilla al público en convenciones y eventos con una propuesta simple pero sorprendentemente afilada como una katana. Este título de plataformas 2D simula ser un sentido tributo a Ninja Gaiden de la era de los 8 bits, pero con varias vueltas de tuerca. Como pasaron más de 30 años desde los 80s, y los creadores de juegos aprendieron bastante de diseño, The Messenger no descuida su presentación, pero hace muchísimas cosas que ojalá los juegos de aquellos años hubiesen hecho: vidas infinitas, sistema de progresión con árbol de habilidades, y sorpresas que hubiesen sido imposibles en hardware añejo.
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Cuando el juego comienza, nos narran una historia rápida y efectiva: pertenecemos a una tribu de ninjas, pero cuando los demonios atacan nuestra aldea, quedamos como los únicos sobrevivientes que deberán entregar un misterioso pergamino en la cima de una montaña. De ahí en más empezamos a recorrer niveles de izquierda a derecha igual que los clásicos, pero que pronto empiezan a incorporar diseño vertical, exploración, y secretos para encontrar. En un principio, nuestro set de movimientos es saltar, atacar, trepar en las paredes, y lanzar un shuriken, pero pronto se suman más movimientos como usar un gancho para desplazarnos, o una capa para flotar entre peligros.
A la vez, The Messenger tiene una mecánica bastante interesante sin caer en el doble salto que otros juegos ya usaron y quemados. En este título, para saltar en el aire es necesario haber golpeado a alguien en el aire también, un movimiento que se llama Cloud Stepping. Del mismo modo, existe una mejora que podés desbloquear más bien temprano en la aventura (pero es opcional), y permite que si en vez de pegar, te golpean, también puedas hacer otro salto más – algo que nos hubiera encantado tener en los primeros Castlevania. Estos movimientos pueden combinarse y así navegar a través de vertiginosas secuencias verticales donde vas a tener que usar toda tu habilidad para no caer en pozos sin fondo.
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A simple vista, este es un side scroller lleno de secretos y pasillos para explorar, pero que usa años de aprendizaje de los juegos modernos para ser sorprendentemente más preciso que los clásicos que emula. Sin embargo, The Messenger oculta un secreto bastante interesante llegando a lo que aparenta ser el final de la aventura. Sin spoilear demasiado, solo vamos a decir que el juego cambia completamente su estética, y este es un momento bastante emocionante si jugaste videojuegos a principios de los 90s. Lo interesante es que con solo progresar un poco más, el juego incluso deja de ser un side-scroller lineal para de repente abrir caminos y secretos laterales como el más cuidado Metroidvania.
Aunque The Messenger arranca más o menos sencillo, el ADN compartido de los juegos de Devolver no tarda demasiado en manifestarse, y con el paso de los niveles se pone sorprendentemente complicado. Sin embargo, dada la cantidad de sistemas y posibilidades, el juego es muy poco frustrante y siempre vas a sentir que sos vos el que se equivoca, y no que el juego es injusto. Ayuda mucho a este sentimiento el hecho de que tenemos vidas infinitas gracias a un mini-demonio que nos salva y se presenta ni bien morimos por primera vez. La mecánica es similar a Dark Souls, pero no exactamente lo mismo – en vez de ir a buscar a nuestro cadáver, resucitaremos con todo lo que recolectamos pero el demonio nos acompañará y se cobrará los cristales nuevos que juntemos hasta que paguemos nuestra “deuda” por salvarnos.
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The Messenger perfecciona el diseño clásico para remover la frustración y traer una dosis de habilidad real a la clase de juegos que nos supieron conmover a fines de los 80s. Con un sentido del humor cuidado, secuencias de habilidad cautivadoras, y encuentros de bosses realmente épicos, este título te va a mantener al borde de tu asiento preguntándote qué sigue. Lo mejor es que cada capa de jugabilidad que pelas oculta algo más que abre novedades del gameplay y te mantienen entusiasmado. Lo mejor es el momento de la gran revelación, que no veíamos algo parecido desde Castlevania: Symphony of the Night cuando revelan que tras el final, aún te queda todavía medio juego por experimentar.