Una entrevista antigua de Shigeru Miyamoto nos muestra su visión respecto da la comparación entre videojuegos y cine.
Shigeru Miyamoto venía haciendo frente en este histórico debate hace tiempo. Desde finales de los años 80, la popularidad de la industria de los juegos ha crecido de manera exponencial, transformando el panorama del entretenimiento. Esta evolución generó un enfrentamiento entre aficionados al cine y quienes veían a los videojuegos como la nueva máxima expresión de la ficción. En 1999, Shigeru Miyamoto, una de las personas más importantes para la historia de los videojuegos, compartió su visión sobre esta disputa y cómo ambos medios podían influenciarse mutuamente.
Miyamoto se refirió a un concepto clave: la interactividad. En aquel entonces, mencionó que había quienes consideraban que “los videojuegos son inferiores a las películas”, pero él tenía una perspectiva diferente. “El horizonte es interactivo”, afirmaba, proponiendo que en lugar de pelear por qué medio es mejor, era más productivo colaborar para construir un futuro donde ambos pudieran coexistir y enriquecerse. Esta visión anticipó una era en la que los videojuegos comenzaron a adoptar elementos cinematográficos, aunque no sin sus desafíos.
Además, Miyamoto resaltó que, en ese momento, algunas personalidades del cine visitaron a Nintendo para hablar sobre cómo la interactividad podría integrarse al séptimo arte. Aunque mostraban interés genuino, admitió que aún había mucha incertidumbre sobre cómo lograrlo. Recordó que, al igual que los cineastas japoneses de sus inicios, que experimentaban con técnicas sin tener el conocimiento completo, los cineastas occidentales también tenían su camino por recorrer.
El debate eterno
La pregunta sobre si los videojuegos deberían permanecer auténticos a su esencia o si debían adoptar aspectos del cine sigue siendo objeto de debate, incluso 25 años después. Miyamoto lo dejó claro a través de ejemplos de su trabajo en “The Legend of Zelda: Ocarina of Time”. Dijo que es posible integrar elementos narrativos sin comprometer la jugabilidad. Advertía que añadir demasiadas escenas de video puede confundir al jugador y dificultarle avanzar en el juego.
Para él, el secreto estaba en entender a fondo cómo construir la experiencia interactiva. No se trataba solo de mezclar elementos de ambos medios, sino de saber programarlos de tal manera que se complementaran eficazmente. Según Miyamoto, al hacerlo, se abre un abanico de posibilidades que los cineastas no podían explorar, dando lugar a una “nueva gramática interactiva” que se distancia de las limitaciones del cine tradicional. Esta fusión de mundos no solo ha enriquecido los videojuegos, sino que también ha contribuido a la evolución de ambos medios en la búsqueda de narrativas más profundas y envolventes.