Review The Legend of Zelda: Echoes of Wisdom: un poco más que ecos de tu saga favorita

The Legend of Zelda: Echoes of Wisdom por primera vez cuenta una historia de la princesa y no del tipo verde, y no es lo que esperabas. Te contamos qué es, qué no es, y qué lo hace especial, ¡en esta nota!

The Legend of Zelda: Echoes of Wisdom es el más reciente juego de acción de vista cenital “cuasi-2D” de la aclamada saga de Nintendo, y pone fin a una historia de memes de casi 30 años. Tal y como lo sugiere el título, esta vez controlaremos a la princesa que le da nombre a la saga y no al aventurero Link… que no es que no esté en la historia. Así, estamos frente a un exclusivo de Switch bastante potente que se permite innovar en un montón de aspectos jugables y proponer un giro de tuerca para la saga que esperamos que les de el coraje para seguir intentando innovar así en el futuro.

A lo largo de los casi 40 años que tiene la saga (sí, en serio, el primer juego es de 1986), las aventuras de The Legend of Zelda fueron más o menos siempre lo mismo. Controlamos al pibe de verde, que se mete en alguna, y termina teniendo que rescatar a la princesa de algún mal ancestral que la tiene capturada. Echoes of Wisdom es muy gracioso porque empieza con lo que sería el final de cualquier juego de la serie: Link tiene todos los corazones, el arco, las bombas, los items y demás, y va por un dungeon reventando a todos hasta que se encuentra a Ganon. Uno esperaría casi escuchar el sonido de disco rayado y una voz que diga “Sí, ese soy yo, Link, y se estarán preguntando cómo llegué acá”, y que todo el juego sea un feedback, pero en realidad tras ganar nuestro aventurero se cae por un portal y de repente quedamos en control de la princesa.

La princesa apenas alcanza a escapar del palacio, y ahora sí, ve que todo el reino está lleno de portales que se tragan a la gente y demás y deberá empezar un viaje para solucionarlos… y capaz encontrar al pibe ese, Link. Pasa que esto es un problema porque la princesa no sabe blandir una espada, no puede pegarle a los monstruos, y si bien el nene siempre representó el coraje, ella es la encarnación del conocimiento.

Por suerte, ahí vienen al rescate las nuevas mecánicas. Zelda porta un báculo que le permite aprender “ecos” de las cosas y generar copias. La idea es que en vez de ir recogiendo items que te ayuden a resolver puzzles, más bien vas a agarrar ecos que te permitan interactuar con el ambiente de formas nuevas y hacer cosas. Así, tus armas para resolver puzzles serán sillas, camas, mesas, piedras e incluso los propios monstruos.

Lo que le aporta picante a la cuestión es que en un principio solo tenés tres ecos simultáneos, pero cada uno tiene un coste -no es que podés revolear 30 mesas y pasar todos los niveles diciendo que la cumbia te divierte y mesita. Lo que es más, mientras más poderosos o grandes sean más ecos piden. Así, una cama pide uno, un monstruo gigante 3 y un caballero en armadura 2. Con el correr del juego, a la vez, vas a encontrar ecos que cuesten más o puzzles que requieran más que apilar 3 veces una cama. Por suerte, con cada dungeon que pase y algunas quests en el mapa vas a poder encontrar nuevas formas de acumular más.

Lo bueno de hacer un juego así es que cada puzzle puede tener infinitas soluciones dependiendo de lo que se te ocurra. Por ejemplo, hay un cofre en lo alto de una plataforma y no sabes cómo llegar. Podés apilar mesitas con cajas y subirte, o hacer un puente desde otro lado, o aprovechar el techo y poner una araña con su tela para treparte… y esto es solo un escenario básico. Así, tenés desafíos de combate estilo “ok, qué monstruo le gana a cual”, “si uso tal para distraerlo X le puede pegar por la espalda”, y muchas otras variantes que hace que el minuto a minuto de explorar e interactuar con el ambiente sea un puzzle enorme. Para mejor – los gráficos repiten el estilo de The Legend of Zelda: Link’s Awakening que ya era adorable por cuenta propia por lo que recorrer el mundo es un placer.

El diseño del juego es bastante lineal pero muy, muy bien disfrazado (algo en lo que Nintendo son ases) así que naturalmente vas a ir navegando el mundo y encontrando los diversos calabozos donde tenés que llegar al final para encontrarte algún jefe. Acá es donde Nintendo quizás metió la decisión de diseño más polémica del juego. Una de las primeras cosas que encontrás es la espada de Link, y con pulsar la flecha para arriba podés “canalizarlo” y convertirte en él un par de segundos, siempre y cuando tengas suficiente energía mágica. Ahí, vuelve el gameplay tradicional y muchas peleas con bosses son estilo “ok, usá a Zelda para exponer la debilidad del monstruo, convertite en Link y pegale”… y la verdad, hubieramos preferido que la princesa tenga su arma o blandiera ella la espada porque no está bueno que en su juego le quiten protagonismo o te quieran hacer creer que podrías estar jugando otra cosa. Se siente como una falta de confianza en un sistema que de verdad está buenísimo y lo hicieron porque a último momento les dio terror la idea de lanzar un juego donde no tocas el botón para pegar con la espada.

La progresión con los ecos es increíblemente satisfactoria, y vas viendo como se reemplazan entre ellos. Por ejemplo, al principio del juego usabas urnas para romperlas y hacer ruido y escabullirte entre los monstruos, pero para el final estás convocando ejércitos de guerreros que pelean bajo tus ordenes. Seguido también se suman mecánicas estilo un rayo que te permite mover objetos a distancia o fijarte a ellos para que cuando se muevan te arrastren por el aire. Esto da lugar a puzzles super originales donde cómo posicionarte es todo, pero también otros de plataforma 2D que son completamente únicos. Y, como probar te recompensa, la idea de volver después o ser terco e intentar lo que sea con lo que tenés es igualmente satisfactoria. Simplemente está bien hecho y no hay con qué darle.

¿Gráficos? Sí, adorables

Muchos jugadores disfrutan cuando Zelda encuentra su costado más oscuro y usa tonos grises y paisajes evocativos estilo ciertos templos de Ocarina of Time, Majora’s Mask o los momentos más survival de Breath of the Wild y eso. Este juego es la corriente exactamente opuesta: funciona como los dioses a nivel técnico porque tiene 5 polígonos y dos texturas con un efecto de descentrado y ojo de vidrio para que nunca caiga un frame. Anda como una seda, y para acompañarlo sin comprometer nada, le dieron a toda la aventura una estética de caja de juguetes que le queda precioso, musicalizado con algunas de las versiones más arriba de montones de temas clásicos. Es una decisión que va a la perfección con esta idea de prácticamente tener una cajita de Lego y dejar que la imaginación te termine de resolver los puzzles.

¿Cómo es un The Legend of Zelda perfecto? Es una pregunta tan difícil de responder como “cuál es tu canción favorita”, porque cada persona tendrá su propia respuesta. Pero Echoes of Wisdom es un juego que tiene la esencia de los grandes: con una mecánica única que promueve la curiosidad y la exploración, una banda de sonido espectacular, una estética preciosa y la característica de por fin darle protagonismo a la princesa titular, te va a costar encontrar de qué quejarte. Eso sí, si venías a buscar el próximo Tears of the Kingdom, el error es tuyo por pedirle cosas que no es. Lo que sí podemos criticar son justamente los “ecos” de Link en un juego que no los necesitaba y que son más bien una recaída en viejas tácticas para lo que de otro modo es una caja de juguetes llena de sorpresas. Nintendo, ya sabemos que cuando inventas estás en tu mejor forma, la próxima vez andá con confianza… o permitinos directamente usar a los dos personajes en el mismo juego.

FECHA DE LANZAMIENTO26 de Septiembre de 2024
DESARROLLADORNintendo
DISTRIBUIDORNintendo
PLATAFORMASSwitch

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