The Flame in the Flood es el primer juego de The Molasses Studio, equipo de desarrolladores responsables de Bioshock y Rock Band, el cuál nos trae un título único y novedoso en el género de supervivencia. ¡Conocé todo acerca del juego en nuestra reseña!
El género de videojuegos de supervivencia está sobre-explotado por los famosos zombies, pero algunos títulos han logrado salir de la monotonía para crear una esencia propia. Un claro ejemplo es The Flame in the Flood, juego que se encarga de traer frescura al género en conjunto con un gran apartado artístico.
The Molasses Flood fue un accidente que tuvo lugar en Boston, en el año 1919, donde un tanque de almacenamiento de melaza (sustancia espesa y oscura que queda como residuo de la cristalización del azúcar de caña) explotó, creando grandes inundaciones en la ciudad. Este equipo de desarrolladores tomó el nombre como una clara referencia a esta catrástrofe, explicando que si bien pueden parecer historias ridículas y hasta incluso graciosas, se vuelve algo realmente dramático y complicado cuando nos adentramos en ellas, similar al mensaje que buscaban dar en sus proyectos.
Pero no se trata de un estudio independiente sin experiencia, ya que las distintas partes del grupo han cumplido diferentes roles en títulos como Bioshock Infinite, Halo, Rock Band, Titan Quest y Guitar Hero, entre muchos otros. Si bien pudieron dividirse y formar parte de otros proyectos, decidieron crear un equipo de desarrollo en conjunto, siendo The Flame in the Flood el debút de este particular grupo. Luego de una exitosa campaña en Kickstarter y de varios meses en Early Access, por fin pudimos disfrutarlo en todo su esplendor.
El título se proclama miembro del género Survival y como un Rogue-Lite (No perderemos todo nuestro progreso al morir, ya que podremos recuperar parcialmente nuestro equipamiento al comenzar una nueva partida), visto desde una perspectiva isométrica. En esta aventura encarnaremos a Scout, una jóven que deberá hacer todo lo posible para sobrevivir, con la ayuda de Aesop, su fiel compañero canino (quien, además de su propia mochila, usa lentes por alguna extraña razón).
The Flame in the Flood se sitúa la devastada región de América, presa de una gran inundación que ha acabado con la sociedad como la conocemos. La ciudades se han dividido por un extenso río, donde en ocasiones encontraremos pequeñas islas con lo restante de la civilización, u obstáculos como edificios y vehículos atrapados por la corriente. Siguiendo una señal de radio, nuestra tarea será de mantener al dúo dinámico con vida, mientras se abren camino por la inundación y los peligros que los acecharán cuando se detengan a buscar recursos.
El juego se divide en los dos segmentos mencionados: nuestro viaje a través el río y la búsqueda de recursos cuando encontremos una isla donde embarcar. Para realizar lo primero, contamos con una balsa improvisada con chatarra y tablones de madera, el cuál será nuestro deber cuidar si queremos llegar a destino en una sola pieza.
Su manejo es muy simple, permitiéndonos movernos hacia cualquier dirección e incluso impulsarnos un número limitado de veces, siendo nuestros peores enemigos la condición climática, los restos de la civilización como obstáculos y la intensidad del río. El transporte es muy cómodo y logra brindar una experiencia realista, haciendo de nuestros viajes algo disfrutable pero a su vez desafiante.
En nuestros viajes nos encontraremos con distintas islas, entre las cuales podemos encontrar iglesias, bosques y sitios con viviendas entre muchos otros. Nuestra tarea será saquear recursos básicos como comida y agua, además de herramientas necesarias para crear nuevo equipamiento. Además necesitará descansar diariamente, tarea que nos brindará calor corporal pero que nos dejará con hambrientos y sedientos al despertarnos, siendo mayor o menor el impacto dependiendo de las horas que decidamos dormir.
El aspecto de supervivencia se puede asimilar con juegos como Don’t Starve, pero aquí las condiciones climáticas juegan un papel importante en la salud de Scout. Tendremos que cuidar su temperatura corporal, mejorando y tejiendo nueva vestimenta para no sufrir del frío o buscando refugio en caso de tormentas para evitar que se enferme.
Claro que no será una tarea fácil, cada isla posee recursos específicos y en varias ocasiones no podremos desembarcar en todas gracias a la corriente, teniendo que elegir nuestro destino de manera prudente. La flora será nuestra gran ayuda a lo largo del juego, ofreciéndonos plantas de todo tipo, alimento como fresas o maíz e incluso hierbas para crear té medicinal. La comida cruda o en mal estado afectará a nuestro cuerpo de manera negativa, produciendo parásitos o dándonos diarrea, teniendo que recurrir a curarnos lo más rápido posible.
A menudo nos encontraremos rodeados de distintos animales, cada uno con un propósito, comportamiento y reacción distinta. Los conejos servirán de comida pero su rapidez requerirá confeccionar trampas para atraparlos, los cuervos (además de ser molestos por naturaleza) atraerán la atención de otros animales hacia nuestra ubicación, pero no son hostiles. Sin embargo, las serpientes y los temibles lobos nos harán pasar un mal rato, envenenándonos si llegan a mordernos y produciéndonos rasguños, fracturas e incluso la muerte, en el caso del feroz canino. En casos así, podremos hacer uso de aloe vera, vendas e incluso una rama improvisada para mantener derecho un hueso dañado.
Lo interesante es el comportamiento de cada animal frente a estímulos que nosotros producimos. El fuego alejará a los cuervos, pero atraerá a las serpientes hasta que lo apaguemos. Los osos, jabalíes y lobos no son tan fáciles de engañar, pero podemos idea una estrategia para que se ataquen entre ellos. Aesop tampoco se queda atrás, ya que ladrará cada vez que encuentre un objeto de interés o cuando estemos en presencia de un peligro cercano.
¿Cómo podemos defendernos? Podremos fabricar arcos, bombas de gas utilizan frascos y trampas para animales pequeños y medianos.
Además de armas y nueva vestimenta, el sistema de crafting también incluye a nuestra balsa. Podremos agregarle una estufa propia para resguardarnos del frío, un pequeño motor para otorgarle más impulso (teniendo que buscar gasolina) y lo más importante, realizar reparaciones. Estas tareas sólo podrán llevarse a cabo en las estaciones trabajo específicas, forzándonos a tener mucho cuidado, ya que si se destroza por completo nos ahogaremos en el río.
The Flame in the Flood se divide en dos modos de juego: La historia principal y el modo Endless. En la campaña tendremos que viajar hacia donde la señal de radio se intesifique, encontrando a diferentes supervivientes un tanto peculiares en nuestro camino. Algunos nos contarán historias, otros nos ofrecerán intercambios de objetos, todos tienen algo que decir a lo que nosotros responderemos de distintas maneras haciendo uso de las opciones de diálogo.
El juego se divide en días de 24 horas, con su respectivo ciclo de día y noche. Contaremos con un mapa donde podremos ver la distancia que recorrimos, los puntos de interés que atravesamos y, dependiendo la dificultad elegida, cargar la partida desde un punto de guardado al morir (opción que varía dependiendo la dificultad que hayamos elegido).
El modo Endless, tal como su nombre lo indica, no tiene un fin. El tiempo que sobrevivamos ependerá de nuestras habilidades y conocimientos del juego para aguantar la mayor cantidad de días posibles. El río es procedural, así que no jugaremos el mismo “escenario” dos veces, aumentando su rejugabilidad enormemente. Por fortuna, también podemos encontrarnos con NPCs (personajes creados por el juego) en nuestro camino, no se trata de algo exclusivo del modo campaña.
En lo que respecta al estilo visual de The Flame in the Flood, lo podríamos comparar con The Long Dark sumando el toque sombrío de Caroline, pero no se le haría justicia. Realmente es algo único, todos los personajes presentan detalles en la ilustración que los representa perfectamente, haciendo de cada encuentro un descubrimiento. Las islas están bien diferenciadas entre sí, se hace un gran uso de la iluminación y la animación, dándole realismo a la relación de los protagonistas.
Finalmente, el sonido y la música conforman una gran parte de la experiencia, creando una atmósfera de peligro, relajación e intensidad dependiendo de la situación. El soundtrack ha sido compuesto por Chuck Ragan, quien es el responsable de crear la música que acompañará nuestros viajes. Por momentos estaremos en segmentos donde reinará la calma y sólo se escucharán el sonido del agua, y en otros nos acompañarán canciones de Rock/Country tanto instrumentales como vocalizadas.
Además, se escucharán pequeñas melodías de guitarras cuando realizamos acciones en nuestro inventario, como crear nuevos objetos o al encender una fogata, un pequeño detalle que ayuda a la experiencia en general.
The Flame in the Flood es una gran alternativa en el género Survival, cambiando las típicas mecánicas de la importancia de un refugio, por la necesidad de estar en constante movimiento. Brilla por sí solo gracias a su dirección artística y un soundtrack que nos tendrá tarareando por varias horas.
El título de The Molasses Flood se encuentra disponible en Playstation 4 y en PC a través de Steam y GOG por un precio de 20 dólares. ¿Están preparados para guiar a Scout y Aesop a través del inmenso río?