Review Protocorgi: eres mi perrito, mi perrito pew-pew

Protocorgi llega para ofrecerte algo que te gusta en versión cute: un shooter de desplazamiento lateral a lo Gradius pero con un corgi. Guau. Te contamos más detalles de nuestra review en Switch, ¡acá!

¿Hay algo más fácil de entender que un shmup? En estos juegos controlamos una nave o algo similar que dispare y nos desplazamos por la pantalla para reventar todo lo que se nos cruce. Es la definición más básica de lo que es un videojuego, reducido a su mínima expresión y a pesar de eso siguen siendo relevantes con casi 45 años de historia desde Space Invaders de 1978. Prueba de que los seguimos amando es que cada tanto aparece un nuevo exponente en el género y las reglas son tan fáciles de entender que los autores se pueden centrar en jugabilidad, presentación y estética para hacer algo único – como Protocorgi. Lo jugamos en Nintendo Switch y te contamos todo, acá.

Protocorgi está hecho por el estudio chileno Kemono Games, y es su primer título. Se trata de un shooter lateral (shmup, para los amigo) donde te desplazas de izquierda a derecha mientras le disparás a todo lo que se mueve y esquivas los ataques enemigos. Pasa que, en vez de controlar a una nave y vivir una historia trillada de ciencia ficción, acá controlamos un adorable corgi dibujado en hermoso pixel art. El perro ladra y no muerde, pero con estas armas vas a ir destruyendo enemigos mientras avanzas y coleccionas power ups que te hagan disparar ataques cada vez más potentes.

En Protocorgi la idea es que los power ups de ayudan a disparar en más direcciones y el juego es relativamente generoso con los que te da, entonces cuando ya conseguís un par medio que te olvidas de apuntar. El jugador puede dejar el dedo pulsado sobre el botón de disparar y dedicarse a esquivar, maniobrar y apreciar la preciosa presentación que está llena de colores y pixel art de alta calidad con estética de 32 bits. Jugar esto se siente como encontrar un arcade de principios de los 80s que no sabías que existía – pero sin tener que gastarte todo el sueldo en fichas.

Si jugaste un shmup y conocés las reglas, Protocorgi es exactamente lo que te imaginas que es. El diferencial es que su control hiper preciso lo hace un placer de jugar y que su presentación está llena de guiños a Gundam, Macross, Gradius y otras obras japonesas de robots. Esto se marca un montón en la estética y da a entender que a los creadores le gustan las mismas cosas que a los fans del género. Pero, sumaron un corgi adorable porque acá todo es una joda – los colores, los enemigos, la música. Protocorgi nomás quiere que te diviertas.

Es particularmente destacable que a pesar de todo el juego requiere que te concentres y no dejes de prestar atención. En algunos momentos las pantallas se llenan de enemigos y esquivar todo puede resultar engorroso si no tenés la cabeza puesta en el juego, y esto se nota mucho más con los bosses que tienen patrones y mecánicas que tenés que aprender. Arrancás con 3 vidas y un continue por nivel, pero a medida que pases los niveles del modo historia, podés arrancar de más adelante y listo.

¡Hay un editor de niveles!

Buenas noticias – si te gustan las mecánicas de Protocorgi, el juego es básicamente infinito. Desde el segundo que ponés el juego por primera vez tenés acceso al modo historia, arcade, y al editor de niveles donde podés crear niveles tuyos y compartirlos con otros jugadores. El creador es básico, te permite poner los enemigos que quieras donde quieras, guardar y compartir.

En conclusión

Protocorgi es lo menos pretencioso y elitista que vas a ver en tu vida: es un juego de un perrito que tira tiros y mata navecitas. Podrías intentar intelectualizarlo, leerlo de algún modo complejo o lo que sea pero es una pérdida de tiempo: Kemono Games nomás quiere verte feliz y que compartas con ellos en este tributo al género más viejo de la historia de los videojuegos, ahora en su faceta más cute. Antes de leer esta review ya sabías exactamente si te iba a gustar o no, y estamos acá para confirmartelo: sí, tenías razón.