Prey está finalmente entre nostros con su mezcla de ciencia ficción, suspenso, y acción. Estas son nuestras impresiones después de jugar el juego completo. Todo lo que tenés que saber, ¡en esta nota!
Prey, el más reciente juego de Arkane Studios y Bethesda, ya está finalmente entre nosotros para que puedas explorar la estación espacial Talos 1 y enfrentarte a la amenaza de los Typhoon. Se trata de un juego que es mucho más que un shooter, donde el énfasis real está puesto en la exploración y en sortear los peligros más que en llenar de agujeros a cuanto bicho veas. Al jugar, vas a notar que en vez de una sucesión de encuentros de los que salir victorioso, la mayor parte del tiempo te la vas a pasar intentando ingeniartelas para meterte en lugares cerrados.
Prey impacta desde el principio por el modo que sumerge al jugador en el ambiente espacial y futurista. El juego plantea desde el inicio el misterio de cómo llegaste ahí, y por qué la estación espacial está llena de Typhoon, una peligrosa raza alienígena que el/la protagonista Morgan Yu deberá evitar que lleguen a la Tierra. Esta narrativa guía los sucesos principales de la aventura, pero al momento que empezás a jugar te das cuenta que la magia está en los detalles, en cómo las habitaciones cuentan historias, y sobre todo, en todas las cosas que podés hacer y probar. Así, Prey tiene un estilo similar a Dishonored, BioShock, Deus Ex, Thief, o System Shock: podés moverte libremente entre lugares, y probar diferentes métodos para saltear enemigos o no desperdiciar valiosos recursos en peleas sin recompensas.
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Muchas veces ocurre con este tipo de juego que la primera impresión que generan es “el sistema de disparos es tosco/duro“, o “no puedo apuntar a donde quiero“. Esto es adrede, una decisión de diseño para desalentar el combate y permitir que las otras partes brillen. Los momentos de acción existen y son muy buenos, pero este título está más cómodo en otras circunstancias como cuando exploras o intentas soluciones creativas a los problemas que se plantean. Esto no es Battlefield, y Prey tiene más de RPG que de shooter. Para darle mayor énfasis a esto, vas a notar que los niveles están hechos de largos pasillos que dan a habitaciones, y que siempre hay formas interesantes de llegar a ellas como usar conductos de ventilación, romper ventanas, o usar elementos en el ambiente a tu favor para abrir nuevas rutas.
Para que puedas elegir cómo jugar, Prey tiene un sistema de personalización desde donde desbloquear diferentes habilidades, y cada una te va a abrir nuevos caminos. Esto te da una variedad de opciones para que todo lo que vos quieras probar sea válido, incluso el combate, que con un par de mejoras ya vas a notar la diferencia. Así, vas a tener diferentes maneras de recorrer la estación de arriba a abajo y descubrir sus incontables secretos. Cada lugar por el que pases tiene dos o tres modos para que puedas entrar, y nunca te van a bloquear el progreso por completo, pero sí recompensarte ampliamente por tomarte tu tiempo, o volver a una zona anterior una vez que hayas adquirido más mejoras. Igual, siempre probá cosas – activar interruptores con armas, reducir tu tamaño al convertirte en objeto para pasar entre barras, y más. Siempre hay soluciones creativas.
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Uno de los aspectos más interesantes de Prey es que eventualmente vas a poder usar los mismos poderes de los Typhoon en su contra. Así, vas a poder convertirte en objetos o generar escudos que te protejan contra cierto tipo de daño. Sin embargo, el juego te da la idea de que hacer uso excesivo de estos poderes te puede llevar a un mal final – igual que pasa con Dishonored. Cualquiera sea el caso, si un mal ending no te asusta, tus opciones se incrementarán todavía más con estas ideas, y te van a permitir conocer algunos de los rincones más tenebrosos y oscuros de Talos I.
El combate quizás no sea lo más prolijo del mundo, pero eso lo podés ajustar si invertís los puntos en la categoría correcta. Un poco más flojo es que el excelente diseño de niveles esté acompañado por mejores ‘mini-historias’ que un arco que englobe todo. Muchas veces, perdido en el momento y los detalles, te vas a encontrar con que no recordás hacia donde ibas, o por qué ibas en esa dirección. Los diálogos e historia de Prey no son malos, pero sí superfluos, y poco más que una excusa para resolver el puzzle gigante que es la estación, la gran estrella de este lanzamiento. La premisa del juego es genial, pero el desarrollo no tanto, y eso se siente como una oportunidad perdida.
Prey es uno de los grandes simuladores de estos últimos años, un juego para quienes disfrutan de la exploración, sigilo y el juego más pensado antes que la acción sin causa ni consecuencia. Arkane Studios logró dotar a Talos I de una vida muy particular a pesar de estar casi completamente desierta. Quienes disfruten de tomarse su tiempo e intentar cosas, o tratar de “romper” el juego usando sus propias reglas van a ser quienes más disfruten de la experiencia. Eso sí, si sólo buscabas un juego de tirarle tiros a los bichos malos, dudamos mucho que Prey sea para vos.