Paradise Lost nos mete de lleno en un futuro distópico donde la Segunda Guerra Mundial duró 20 años más y el nazismo tomó control de todo Europa. Lo jugamos en PC, y te contamos todo.
Mucho se ha hablado, y se habla, sobre esa línea a veces tan delgada que separa a un videojuego de una experiencia narrativa. Hay títulos para todos los gustos, de eso no cabe duda. Pero hay algunos que relegan la jugabilidad y sus mecánicas para centrarse en su historia y narrativa. Lejos de decir si esto está bien o mal porque, nuevamente, es una cuestión de gustos, vale aclarar de entrada que Paradise Lost es uno de esos juegos.
Existe un texto literario muy importante y reconocido que también se llama Paradise Lost, escrito por John Milton en 1667 en el contexto de la gran peste de Londres. Aquel poema que fue y es un aporte literario a la cultura general, tenía como personajes a Adan y Eva, a Satanás, Dios y la expulsión del paraíso luego de desobedecer la orden divina.
Paradise Lost, el videojuego, está ambientado dentro de un contexto Nazi, y muchas de las comparaciones que se puede hacer entre las dos obras calzan a la perfección.
El juego está desarrollado por PolyAmorous y editado por All in! Games y es un título plenamente narrativo en primera persona, un walking simulator duro y puro donde lo único que vamos a hacer es caminar y leer muchísimo texto. En algunos momentos la historia nos va a pedir buscar un elemento X para ponerlo en otro X lugar, pero no esperen más mecánicas que esas porque no las hay. Y las que hay, son muy pocas.
En este punto es cuando se separan las aguas y decidimos si esta experiencia narrativa es o no para nosotros. Al ser un juego que tiene como propuesta darle diferentes golpes a tu emocionalidad, es complicado reseñarlo desde un aspecto muy técnico, aunque hay cosas que, como todo juego, no se escapan de cualquier análisis.
Paradise Lost tiene lugar en un futuro alternativo donde la Segunda Guerra Mundial se prolongó durante 20 años más hasta que el partido nazi destruyó a la mayor parte de Europa, dejando a todo el continente sumido en un gris intenso, convertido en un páramo de radiación. A causa de esto, y como podemos ver en juegos como los Metro, la civilización se vio obligada a permanecer bajo tierra.
Vamos a personificar a Szymon, quien está buscando respuestas a las incógnitas que rodean a una foto de su madre y a un hombre que aparece con ella. Empezamos en la superficie y vamos adentrándonos a uno de los bunkers más grandes de Polonia, lo que nos va llevando más y más abajo en las profundidades de la tierra, descubriendo así una impactante mezcla de sociedades y experimentos extraños que habían ocurrido en época de guerra de la mano de Josef Mengele.
Cada capítulo está dividido en secciones que llevan el nombre de las diferentes etapas del duelo (Negación, Ira, Negociación, Depresión y Aceptación) y, de forma narrativa, logran representarlas mediante lo que vamos encontrando y leyendo, más allá de nuestra experiencia personal.
En un principio, cuesta un poco entender la misión que tenemos, más allá de la búsqueda en base a la foto que tenemos, pero poco a poco las cartas que encontramos le van dando contexto no solo a nuestra búsqueda, sino a todo lo que vemos.
La historia que van contando muchas de las cartas que encontramos es oscura, depresiva y por momento, muy dura e impactante. Hay cartas que leemos de ambos bandos, de gente arrepentida, y de gente fanática que estaba feliz y convencida de lo que estaban haciendo.
Un punto que es más que interesante, no sólo a nivel historia sino también a nivel diseño, es que podemos ir notando cómo la historia se va separando de lo que realmente pasó. Si estamos un pocos empapados de la historia de esa devastadora época, podemos ir viendo cómo, mediante pequeños detalles, lo que cuenta el juego se va alejando de lo que realmente ocurrió.
Otro detalle muy importante del juego, es que constantemente te revuelve los sentimientos, leyendo en un momento una carta esperanzadora, para que la siguiente sea un comunicado de un experimento psicológico terrible que se iba a realizar en niños pequeños. Y a diferencia de juegos como por ejemplo los de Telltale, acá no podemos elegir y hacer nuestra propia descarga moral. Acá solo queda aceptar lo que leemos y vemos, y seguir adelante, masticando de a poco todo ese tono gris que tiñe tanto a la historia como a los constante paisajes.
Visualmente el juego es asombroso, ya que todos los diseños y las locaciones acompañan perfectamente a la historia. Los entornos están llenos de detalles, hay estatuas gigantes que enaltecen el nazismo que, si bien es algo que nos produce un constante rechazo, desde lo arquitectónico se ve sinceramente impactante.
Hay muchísima creatividad puesta en el apartado gráfico, aunque toma como referencia de una forma muy puntual a la década del 40, como si el tiempo se hubiese estancado en aquel lugar pero, al mismo tiempo, la tecnología hubiese avanzado por mérito propio. En este aspecto, hay algunas cosas que recuerdan muchísimo al clásico BioShock Infinite.
Mientras más nos adentramos en esa caminata que por momentos parece eterna y desoladora, encontramos que visualmente también quisieron representar a esas culturas que vivían bajo tierra, como si fuesen ratas. Las viviendas roídas y desgastadas, con una decadencia implícita que genera un dolor inmenso de solo pensar lo ocurrido.
Construcciones inmensas y tecnología que dejan al ser humano por debajo de cualquier atajo moral que se quiera encontrar. Nuevamente, si bien no es un juego que podamos decir que es entretenido desde sus mecánicas, la experiencia emocional claustrofóbica que te deja es lo que realmente vale la pena.
No estamos frente a un juego de terror, aunque el clima de tensión y la claustrofobia de muchos momentos del juego, junto con la elevada oscuridad de los escenarios, pueden otorgar condimentos del género. Si son fanáticos del terror, seguramente se van a poner a revisar cada rincón que vayan a encontrar y, sinceramente, es lo mejor que pueden hacer, ya que muchas veces encontramos cartas o documentos un tanto ocultos que le agregan mucho sentido a la historia general.
Hay algunos momentos donde se nos dan opciones de diálogos para poder comunicarnos con otros personajes y, muchas de esas opciones, acarrean cuestiones morales. El problema es que, en ese sentido, no implica que, si elegimos una u otra, se abren diferentes ramas de la historia o del recorrido.
Lo mismo pasa con unas grabaciones que podemos ir escuchando e interactuando con ellas. Hagamos lo que hagamos la historia no sufre ninguna modificación, confirmando que el juego se sienta completamente lineal, lo que no es para nada negativo. Juegos como Layers of Fear, por ejemplo, son completamente lineales y no por eso pierden su grandeza.
Paradise Lost, entonces, resulta ser un juego que recurre a la exploración y a la lectura constante para generar una inmersión tan grande que termina jugando con tus emociones más básica, para llegar a las más profundas. Definitivamente, no es un juego para todo el mundo.
Si no nos gusta el género y no sabemos cómo es, quizás podamos llevarnos una sorpresa poco agradable. Para quienes sí disfrutamos del género, el juego termina siendo una gran experiencia narrativa que toma al nazismo como eje e imagina qué podría haber pasado si la guerra no se hubiese terminado de la forma en la que terminó.
FECHA DE LANZAMIENTO | 24 de Marzo de 2021 |
DESARROLLADOR | PolyAmorous |
DISTRIBUIDOR | All in! Games |
PLATAFORMAS | Steam, GOG, PlayStation 4, Xbox One |