Review Mortal Kombat 1: para que la sangre nunca se acabe

Mortal Kombat 1 se las arregla para destacarse en el mejor año de la historia de los videojuegos de lucha a puro carisma y sangre. Enterate con qué te vas a encontrar, ¡en esta nota!

Mortal Kombat 1, la entrega más reciente en la saga de juegos de lucha que cambió el mundo, es una bomba. No lo decimos en el sentido de tipo “sí, Sektor te puso una bomba y salió una fatality” sino en el sentido de esto está buenísimo, las mecánicas son increíblemente sólidas y la historia es una joyita del ‘schlock‘ como género. Camino al lanzamiento lo probamos en PlayStation 5 y se convirtió en uno de esos títulos que nos sentamos y no pudimos soltar hasta ver los créditos.

¿Qué es esto?

El heredero de la saga de juegos de pelea hecha en Estados Unidos, Mortal Kombat 1 es lo que esperabas que fuera: un juego donde dos tipos (o tipas) se paran frente a frente y se dan piñas hasta que uno cae. Ya veníamos bastante impresionados con la beta que nos mostró lo que hacía el juego a nivel mecánicas, pero encima nos encontramos con que el pack completo está buenísimo. Es que no es que MK1 tenga grandes novedades en cómo funciona pero es que todo lo hace muy, muy bien.

El juego tiene todos los modos básicos que esperas de una experiencia de este tipo: modo arcade, modo multiplayer, modo versus local y modo historia. En este último es que vale la pena poner foco por un momento. La trama es increíble, en el mismo sentido que podés disfrutar de una peli de superhéroes o algo tipo Rápido y Furioso pero con todas las marcas de estilo ultraviolentas de la saga. En esta ocasión, tras los hechos de MK11 y el reseteo de la línea temporal, todo tendría que ser precioso y tranquilo… excepto que no. Sin hacerte spoilers, la nueva línea de tiempo se vuelve a complicar porque si no no habría juego y de ahí en más te vas a encontrar con nuevas versiones de tus ninjas, karatekas, princesas y demás que son iguales que siempre pero con algún giro único: claro, es una realidad nueva.

A esta altura Mortal Kombat tiene tanta historia de tantas décadas que todos sabemos más o menos quienes son Sub-Zero, Liu Kang, Kitana, Baraka y Reptile, por nombrarte algunos, y la gracia está en ver qué clase de personajes son ahora. Lo que no se pierde es el drama, esa cosa de mirarse onda “cómo no pusiste el freno si el semáforo estaba en rojo” “rojo se lo dejé a tu señora” y FIGHT, y entrar en éxtasis de combate. El juego es un constante crescendo que termina bien arriba con lo que quizás sea el set piece más bizarro pero que más entusiasma en la historia de la saga: por dios jugalo hasta el final.

La jugabilidad

En el plano de lo jugable, es destacable que cada personaje mantiene sus movimientos icónicos, son fáciles de ejecutar, y requiere más imaginación que talento. Es que Mortal Kombat 1 encuentra ese precioso balance entre ser fácil de agarrar para jugar y recompensar al jugador talentoso que le dedica horas a su modo competitivo y sabe atar los combos. Si sos la clase de jugador que trae un par de amigos a comer una pizza y repartirse unas buenas piñas, la vas a pasar excelente. Ahora, si querés controlar cada golpe de cada personaje y saber atar cada maniobra para combinar un combo larguísimo, también podés. Eso sí – vas a tener que pasar un rato laaaaargo leyendo tutoriales, disponibles en el menú de pausa.

Por otro lado, el juego es poesía en movimiento y la performance excelente hace que la sensación de tener control de tu personaje sea un placer. Una vez que aprendés a jugar cada guerrero se siente como extensión tuya y todo sale sin esfuerzo: los menú son fáciles de leer y podés meter tus ataques con X-rays, o hacer tus fatalities y se comporta todo tal cuál como debería.

La personalización está floja

¿Mortal Kombat 1 es perfecto? Y, no… es un poco un infierno de microtransacciones y los premios no están tan buenos. A medida que juegues partidas y ganes online o en el arcade vas a conseguir monedas que podés intercambiar en un “gacha” y sacar cosméticos onda diferentes máscaras, diseños para las armas, paletas de colores y demás. Si venís, por ejemplo, de Street Fighter 6 donde podías combinar estilos de pelea de varios personajes en un guerrero único, que la personalización acá sea tan superflua y encima cara te va a dejar con gusto a poco. Sobre todo, es una pena que no puedas crear tu propio héroe y probar combinaciones dado que es algo con lo que el juego amaga que podría pasar en su modo historia. Quizás la próxima vez…

Conclusión

Mortal Kombat 1 es todo lo que debería ser y así y todo se las arregla para sorprender y sacarte alguna sonrisa. Con una de las jugabilidades más pulidas, la ultraviolencia de siempre, y una historia que genuinamente es para sentarte y devorar en una tarde, el juego tiene todas las casillas cubiertas y después un poco más gracias a sus modos versus y multiplayer. En el mejor año en la historia de los juegos de lucha este “kombo” (jeh) de características brillantes es la cereza del postre y un acto de justicia para la saga que tanto queremos. Eso sí – sin microtransacciones estaría mejor.