Ya está entre nosotros el esperado Just Cause 3, el juego donde el caos manda. ¡Conocé todas las novedades y nuestras impresiones en esta nota!
Just Cause se hizo conocido entre los gamers por proponer mapas enormes, caos, explosiones, y la absoluta libertad para recorrer el amplio mundo ejecutando un sinnúmero de acciones, una más espectacular que la anterior. Just Cause 3, la nueva entrada en la serie, toma estos cimientos y construye a partir de ellos una nueva aventura con la suficiente innovación como para que se lo pueda llamar un digno sucesor, y aún más: el mejor Just Cause hasta ahora. Esta nueva entrega de la franquicia más conocida de Avalanche Studios la podés jugar en Xbox One, PS4 y PC, y aunque todas son muy parecidas, para los efectos de la review nosotros la probamos en PS4.
Puede sonar reiterativo que hagamos tanto énfasis en esto, pero Just Cause 3 es grande: muy, muy grande. En oposición a Just Cause 2, que tenía un único mapa, en Just Cause 3 hay tres áreas diferentes muy a lo The Witcher 3, pero cada una con kilómetros y kilómetros para recorrer. La isla de Medici, donde el game toma lugar, tiene 1036 kilómetros cuadrados de extensión, que como te contamos en una nota anterior, es una bestialidad cuando la comparás con los 38 kilómetros de Skyrim, 128 de GTAV o 136 del propio Witcher 3. Lógico, un mapa así de grande ofrece facilidades para que se pueda recorrerlo, y así nuestro protagonista Rico tendrá acceso a una variedad de vehículos que van desde motos y cuatriciclos a autos, camiones e incluso aviones – la idea es que por más grande que sea el mapa, recorrerlo no es un problema, y vas a encontrar siempre cosas para hacer y áreas para experimentar.
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Just Cause 3 aparece en el año del sandbox, donde pudimos jugar títulos excelentes, con personajes e historias complejas en vastos mundos aguardando darse a conocer – pero este game es fundamentalmente diferente a Fallout 4 o Metal Gear Solid V, por ejemplo. En vez de ser como el ropavejero del Chavo en Fallout o hacer todo con sigilo como Snake, a Just Cause le interesa el caos, puro y sin adulterar. Las más pequeñas situaciones de combate evolucionan hasta caóticos escenarios donde todo estalla y las balas llueven de todas las direcciones, y así la mejor estrategia suele ser nunca dejar de moverse y nunca dejar de disparar: a Just Cause 3 no le interesa el suspenso, anticipación o tensión, sino que le interesa concretar y mostrar qué tantas locuras pueden aparecer en este mundo que habitan Rico Rodríguez y los habitantes de la isla de Medici. En este contexto es que existe la historia, donde el protagonista deberá derrotar a un dictador que gobierna la isla con un puño de hierro – es simple, y no demasiado imaginativa, pero es un soplo de aire fresco lo poco que al juego le importa: todo es una excusa para que haya descontrol.
Una de las cosas que hace que Just Cause 3 se destaque comparado a los games anteriores de la serie es que el campo de juego está dotado de un sentido de verticalidad que antes no existía, o al menos, no estaba tan marcado. El mapa no es sólo grande para los lados, sino que se lo puede recorrer de arriba hacia abajo en varios vehículos, e incluso con el nuevo traje alado de Rico, y esto aporta muchísima variedad y nuevas formas de hacer las cosas: podés pelear en el aire o moverte entre aviones usando el gancho, o deslizarte de una punta a la otra del mapa, lo cuál puede ser sorprendentemente relajante, siendo que estás jugando Just Cause.
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El modo historia del juego cuenta con 25 misiones obligatorias, todas bastante entretenidas y preparadas para experimentar con las mecánicas del juego. Sin embargo, cuando Just Cause 3 mejor funciona es cuando los jugadores tienen la libertad de convertir al mundo en un parque de diversiones esperando ser explotado, y aprovechar esa fina mezcla de caos organizado que sólo existe en este juego. Y así, fuera de las misiones obligatorias, hay contenido de sobra, con incontables actividades paralelas, objetivos secundarios o enemigos que intentarán detenerte. Como vuelven todos los gadgets y mecánicas de Just Cause 2, y agregan cosas encima, no vas a extrañar nada. No todo el contenido es necesario, y a veces es tanto que cansa, pero todo está muy bien planteado para que puedas jugar un rato, reírte o maravillarte de las locuras que haces, completar un par de misiones, soltar la consola y seguir estudiando o trabajando.
Just Cause 3 es, citando a Forrest Gump, como una caja de chocolates: mucho contenido de buena calidad, espectacular, y que te va a disparar los sentidos, pero que no te recomendamos consumir en una sola sentada, o vas a terminar empalagado diciendo “nunca más vuelvo a hacer algo así”. A fuerza de escenarios que se prestan al caos, explosiones, tiros y todos los clichés del gaming y cine de acción, Just Cause 3 es un game con una identidad muy fuerte que viene a recordarnos qué es lo que hacía especial a esta saga, y a demostrar que a las aventuras de Rico Rodriguez aún les queda mucho futuro. Eso sí, si nos podemos quejar por algo es que las pantallas de loading son un toque largas para nuestro gusto, pero si sobrevivimos a Bloodborne, Metal Gear Solid V o The Witcher 3, verás que no es nada tan terrible.