Hardspace: Shipbreaker es un juego que te pone en la piel de un recolector de basura intergaláctico, alejado de las grandes epopeyas espaciales. Con paciencia y evitando la frustración, lo jugamos en PC mediante Game Pass y te contamos nuestra experiencia.
Hay una polaridad interesante en Hardspace: Shipbreaker. Una polaridad que puede generar diferentes contrastes dependiendo de cada jugador. Imaginemos juegos como Halo, como Mass Effect, incluso Dead Space. En esos juegos, encarnamos a personajes importantes, con tareas heroicas donde muchas veces la humanidad depende de nosotros.
Pero nunca solemos pensar, dentro de esas historias, quién se encarga del orden de las naves o las bases. Quién es el que saca la basura, barre, o deja todo acomodado. Así es como este título desarrollado por Blackbird Interactive nos pone en la piel de un personaje común y corriente, y es una experiencia mucho más cercana al reseñado hace poco PowerWash Simulator que a cualquier juego de acción y aventuras en el espacio. Lo jugamos en PC, incluido en Game Pass y te contamos todo.
En primera persona, somos un empleado de la Corporación LYNX, un don nadie que va a pasar los días de su vida juntando y tratando con chatarra espacial. Pero, si bien nuestro nombre nunca va a trascender en las historias o leyendas que se cuenten en el futuro, nuestro trabajo tiene una importancia mucho más grande de la que podemos imaginar.
Vamos a estar flotando en la inmensidad infinita del espacio, rodeados de la nada misma, desguazando naves espaciales que ya cumplieron su tarea y ahora son solo basura y sus partes pueden reciclarse, reutilizarse o, como destino final, fundirse en unos incineradores que dan miedo. Pero nuestra tarea no es tan simple como parece, y va a jugar directamente con nuestra paciencia, midiendo segundo a segundo qué clase de jugador somos, ya que el trabajo es muy lento y preciso.
La cosa no es tan simple: las partes tienen que ser tratadas con cuidado. Hay algunas, las más pequeñas, que las podemos manipular con una pistola láser. Pero hay otras que necesitan más trabajo, y donde tiene que intervenir la pistola de corte. Con ella, y utilizando un modo especial de visión que llevamos en nuestro casco, vamos a poder ver los sectores más convenientes para cortar una pieza grande. Pero hay que tener cuidado: si se trata de una cabina, hay que primero, despresurizarla, si se trata de un reactor, hay que inhabilitarlo, si se trata de un tanto de combustible, hay que vaciarlo. El más mínimo error puede producir una explosión que será, seguramente, el final de nuestros días. O bueno… casi.
Al empezar, vamos a tener una pequeña introducción a una historia muy bien planteada, que sorprende de forma positiva teniendo en cuenta el contexto del juego. Un tutorial nos va a permitir acostumbrarnos a nuestras tareas, a las herramientas que llevamos y a los distintos tipos de chatarra con los que nos podemos encontrar. Como dijimos en un principio, lejos de la acción o la aventura, Hardspace: Shipbreaker es un juego lento, totalmente adrede. Su búsqueda pasa por completar tareas que te generen un sentimiento satisfactorio y gratificante. Tiene la misma búsqueda que PowerWash Simulator, pero sin su dinámica. El juego es aburrido, y está orgulloso de serlo.
Y acá es donde entre cada jugador y lo que espera de un juego. Todos los días en este título son iguales: nos ponen un objetivo, que en este caso es una nave que ya cumplió su vida útil, y tenemos que ir a por ella. Observarla cuidadosamente, encontrar sus puntos de corte, dictaminar qué partes sirven y cuáles no. Reciclar o incinerar. Todo esto con unas mecánicas que intentan ser realistas, teniendo en cuenta la falta de gravedad. Nuestro personaje está flotando y lo vamos a mover mediante impulsos que hay que controlar muy bien. Lo mismo pasa con la pistola láser para agarrar cosas. Lleva bastante tiempo acostumbrarse a estas mecánicas y la frustración puede entrar en juego.
En el Modo Carrera, las sesiones de trabajo se limitan a 15 minutos, y las primeras veces, cuando todavía no estamos acostumbrados a todas las dificultades que proponen las mecánicas, se hace bastante complicado. El movimiento de la nave, de las piezas que cortamos, lo torpe de nuestros propulsores, los espacios reducidos, el combustible o el oxígeno que nos queda. De una forma extraña, el juego pretender ser de esos que tienen por búsqueda la satisfacción de completar una tarea, pero el problema que le encontramos a Hardspace: Shipbreaker es que, dado todos estos factores que mencionamos, carece del sentimiento de progresión, llegamos a sentir, en algún punto, que desarmar esas naves día a día no tiene objetivo alguno.
Suena raro, pero creemos que es su propio antagonismo con otros juegos similares. En el PowerWash Simulator, por ejemplo, tenemos esa sensación inmediata de ver la tierra acumulada y con la acción de nuestra hidrolavadora, comenzar a ver el brillo y la limpieza de la superficie. En House Flipper pasa lo mismo, se siente esa inmediatez de tirar una pared abajo, arreglar, pintar, decorar, y ver otro ambiente terminado. Lamentablemente, Hardspace: Shipbreaker no nos contagió esa sensación, por más paciencia que hayamos tenido con su propuesta.
En algún momento, dijimos que la historia del juego llamaba la atención respecto a sus mecánicas. Y es que, de alguna forma exagerada, hay una mirada sobre el capitalismo más extremo, y cómo nos convertimos en esclavos siderales de una corporación que nos estafa desde el primer momento. Cuando llegamos al lugar, lo primero que nos hacen es clonarnos, para así poder vivir eternamente (trabajando). Nuestro cuerpo humano se destruye. Y por todo lo que nos ofrece en la empresa, vamos a quedar con una deuda mega billonaria con ellos, que la vamos a tener que pagar con horas de trabajo.
En el transcurso del juego, la historia se mete con los sindicatos y los derechos de los trabajadores, quizás un innecesarios ahora que somos un clon que va a trabajar durante siglos para la misma empresa. También, mediante las conversaciones que tenemos con otros compañeros o incluso con grabaciones que podemos encontrar en las naves, se le va dando contexto a la historia.
Hardspace: Shipbreaker no es un juego para todos. La propuesta queda clara desde un primer momento, aunque si trailer muestra lo contrario. En lo que sentimos que es algo desafortunado, si vemos el trailer del juego vamos a ver secuencias dignas de un juego de acción lleno de tensión y nerviosismo, pero el resultado es justamente todo lo contrario. Por eso no exageramos al decir que este título es un título aburrido y el ser aburrido, al menos para sus desarrolladores, no es algo negativo. Si son de aquellos que manejan la tranquilidad de un budista o la paciencia de un relojero, entonces tienen que darle una oportunidad.
FECHA DE LANZAMIENTO | 24 de mayo de 2022 |
DESARROLLADOR | Blackbird Interactive |
DISTRIBUIDOR | Focus Entertainment |
PLATAFORMAS | PC, Xbox One, PS4 |