Samurai contra vikingos contra caballeros, esta es la premisa del For Honor de Ubisoft que combina duelos, combates a gran escala, y mucha acción. Conocé las primeras impresiones de este título, ¡en esta nota!
Ubisoft presenta un proyecto completamente diferente a todo lo que hayan lanzado antes, y que no se parece a nada que hayas jugado antes. Se trata de For Honor, un juego donde vas a poder entablar épicos duelos entre algunos de los guerreros más icónicos de la historia. Con hachas, espadas, garrotes y otras armas vas a poder enfrentarte a la computadora y a otros jugadores en single player y multijugador.
For Honor es un título complicado de describir, que no se parece exactamente a nada, pero sí tiene detalles de otros juegos. El título, a primera vista puede parecer una especie de Dark Souls porque durante la campaña te vas a ver recorriendo diversas áreas, despachando enemigos con golpes lentos pero precisos, y viviendo la historia. La comparación no es del todo desacertada, aunque vas a tener que jugar con tres facciones (caballeros, vikingos y samurai) y no con un solo personaje. También vas a notar un cierto parecido superficial con el combate de Mount & Blade. Sin embargo, las mecánicas, las muertes, los escenarios, todo lo demás funciona distinto y ahí es donde te das cuenta que en realidad estás jugando un juego de pelea disfrazado de otra cosa. El jugador debe aprender a encadenar movimientos, y hacer ataques precisos con la misma lógica de un juego de lucha.
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Ubisoft viene de una serie de lanzamientos donde el multiplayer es la gran estrella (se destaca el impresionante Rainbow Six Siege), y For Honor cae directamente en esta tendencia. La campaña es como un tutorial con un objetivo claro, enseñarte las características del juego. En los dos modos, la estrella indiscutible es un sistema de pelea altamente técnico, con una barra de vida y una de resistencia. La barra de vida, es la que te mantiene vivo, y la de resistencia la que te permite realizar acciones. Justamente, en estos actos es donde el juego muestra su fortaleza, hay movimientos precisos donde realmente se siente el peso del arma elegida. Esto no le va a gustar a los jugadores casuales, que van a pensar que el control no responde – pero es una simulación de un duelo con movimientos “realistas” (todo el realismo que puede tener un juego donde las espadas se prenden fuego).
En For Honor, aprender los movimientos de tu personaje es solo un matiz del juego, y lo que realmente gana los duelos es el pensamiento estratégico y crítico. Vas a tener que leer a tu oponente y reaccionar para atacar bien. Cuando puedas usar la carga con el hombro para romper la guardia de tu oponente y contraatacar con una estocada, y te salga hacerlo, ahí te vas a dar cuenta que estás jugando bien. Desde el realismo en la forma de agarrar la espada, (por ejemplo, los caballeros Warden la toman con una mano en el mango y otra en la hoja – que es históricamente correcto y una técnica de verdad) hasta la precisión que requieren tus comandos, este título es un juego hecho por nerds, para nerds, con todo el amor del mundo.
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La campaña se puede jugar en modo cooperativo con amigos donde te van a enseñar lo básico e indispensable. Aunque la verdadera estrella sea el multiplayer, la campaña es divertida, te obliga a probar todas las facciones, y tiene algunos momentos increíbles. Se destaca el final de la campaña de los caballeros, o desembarcar con los vikingos en la tierra de los samurai, al mejor estilo Rescatando al Soldado Ryan. Aunque la historia sea medio mística, no es alta fantasía, pero sí una excusa divertida para vivir enfrentamientos imposibles en la historia real. Lo que sorprende es que los bots pelean relativamente bien, y son un entrenamiento excepcional para lo que viene. Incluso fuera de la historia es más que recomendable que entrenes y practiques si el juego te cautiva, porque los jugadores reales son aún más impredecibles y peligrosos. Eso sí, vas a aprender, y vas a mejorar, porque la locura de For Honor tiene un método y no es todo al azar.
Cuando llegues al online y recorras arenas peleando contra otros jugadores y capturando puntos, te darás cuenta cuánto énfasis tienen las peleas en la defensa. Siempre es mejor esperar a que el otro ataque, esquivar y contraatacar, pero cuando los dos jugadores lo saben, a veces podes pasar largo rato mirandote la cara con tu oponente sin que ninguno de los dos se anime a moverse. Incluso depende la facción que elijas. El juego tiene un par de problemas de balance como por ejemplo lo fácil que es golpear enemigos con el warden y su ataque más rápido. No es que esto te vaya a ayudar a capturar más puntos (cuando el juego se pone más MOBA), pero sí rompe un poco con la dinámica de los duelos que es lejos lo mejor del juego.
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Un aspecto a destacar es que el juego cuenta con micro transacciones, pero no hay ninguna que permita pagar para ganar. Todas son cosméticas, ninguna vuelve al personaje irreconocible, y ante todo, todas pueden ser conseguidas si jugás lo suficiente. Incluso, en oposición a Rainbow Six Siege, tenés acceso a todas las clases y facciones desde el comienzo – desbloquear clases solo te permite cambiarles la ropa. Incluso, en los modos de duelo se remueven todos los emblemas por lo que son más un trofeo o cuestión de vanidad que algo real y necesario para el juego. Aplauso de parado para Ubisoft, así debería ser siempre.
Para concluir, Ubisoft creó un producto de nicho que no es para todo el mundo. Este es un juego altamente casual, y a quienes les guste, les va a encantar. Requiere cierto coraje lanzar un triple A de esta calidad pero no sentir la necesidad de inclinarse por lo masivo y el mínimo denominador común, y es más que admirable que una compañía apueste millones de dólares en un proyecto de pasión. Si estás dispuesto a darle tiempo, aprender de sus intricados sistemas y pasar por alto sus pocas falencias (remarcamos, este game es único en su tipo por lo que todas sus ideas son nuevas), te vas a encontrar con una experiencia que recompensa la dedicación y tiene una curva de aprendizaje al mejor estilo de los clásicos. Pero, de nuevo, este no es un juego para todo el mundo, y eso también está muy bien. Incluso, que no te sorprenda que su adictivo modo online se convierta eventualmente en eSport.