Far Cry 6 llega para llevarnos a la isla de Yara, un paraíso en el caribe bajo el control de un dictador al que deberemos derrotar. Conocé por donde van los tiros, literalmente, ¡en esta review del juego en una PS5!
Ubisoft nos trae una nueva entrega en la saga Far Cry, quizás la más popular de sus sagas junto a titanes como Assassin’s Creed, Watch Dogs, y otras. Fiel al molde de sus predecesores, este es un shooter en primera persona (que probamos en una PS5) donde desataremos el caos como una máquina de guerra que camina por el mundo abierto mientras completamos todo tipo de misiones de historia o paralelas. Sin embargo, esta vez Far Cry 6 promete revolución al meterse con las dictaduras en Latinoamérica, la opresión en las naciones del Caribe, y el color local de la región con valores de producción multimillonarios.
En Far Cry 6 controlaremos a Dani Rojas, una ciudadana del país ficticio de Yara, y hablamos en femenino porque la opción predeterminada es una mujer aunque tenés la opción de controlar a un varón también. La historia comienza cuando tras un golpe de estado, el dictador Antón Castillo (Giancarlo Espósito de The Mandalorian y Breaking Bad) impone una política de conscripción y fuerza a los ciudadanos de Esmeralda a convertirse en sus fuerzas armadas e ir contra la propia población. Dani y sus amigos toman unas cervezas mientras se despiden de Yara para escapar a Miami pero cuando las protestas se ponen violentas, sus conocidos empiezan a morir. Nuestra protagonista finalmente no logra escapar y naufraga en la selva donde conoce a una líder revolucionaria que le promete un barco para huir a Estados Unidos a cambio de que la ayude con un par de misiones… y esto son apenas los primeros 30 minutos de juego.
La jugabilidad
Lo que busca Far Cry 6 es que te sientas una máquina de destrucción y muerte que a fuerza de balas puede resolver cualquier situación dinámica en el mapa o que se presente en cualquier misión. En el mundo abierto deberemos encontrar el modo de ir de punto A a punto B para mover la historia, pero en el camino encontraremos montones de desafíos, misiones paralelas, recursos y más. Es muy parecido a las entregas anteriores, como si estuviera hecho con el mismo molde, pero a su favor tiene que da más lugar a la improvisación y diferentes técnicas en vez de solo entrar a los tiros como si fuera un Call of Duty. El sigilo, el uso del ambiente, de nuestros compañeros dinámicos, y el modo en que usemos nuestros recursos dará lugar a diferentes modos de taclear cada encuentro que favorecerán lo que más disfrutemos.
También hay mejoras de calidad de vida como vehículos y caballos que se sienten más naturales que en entregas anteriores, o que se le da más espacio a los vehículos anfibios y voladores para convertirlos en estrategias más legítimas. Por ejemplo, podés llegar en bote y hacer llover balas junto a tu cocodrilo que elimine a los oponentes con armaduras, o podés entrar cubierto en la oscuridad con tu machete mientras te deslizas por cuerdas o usas a tu perro como herramienta de distracción, y arrasar con cada campamento en completo silencio. Mientras más juegues, más cosas vas a desbloquear, más recursos vas a tener y más opciones se te van a abrir, pero por lo general el objetivo siempre es matar a todos, agarrar cuando recurso puedas, y continuar tu ciclo de destrucción.
Uno de los detalles curiosos es que además de los típicos rifles, escopetas, pistolas, ametralladoras, lanzamisiles, y más armas tradicionales, vas a poder utilizar armas improvisadas o experimentales. Un personaje que conoces en la primer hora de juego te introduce a este arsenal paralelo que cuenta con las armas más poderosas, que permiten ataques especiales al presionar L1+R1, pero que en vez de munición usan un cooldown con timer que recargas matando más enemigos. La idea es que tanto vos como el juego saben que eventualmente, así te tome un par de intentos, vas a ganar, así que te van a dar herramientas de caos para que siempre sea un espectáculo visual increíble. No te queremos espoilear qué armas hay, pero por ejemplo, en los trailers previos vimos al tocadiscos que eyecta vinilos de Macarena cual Krilin cortándole la cola a Freezer, para que te hagas una idea del tono que manejan.
Far Cry 6 separa su mundo en la pequeña isla donde arrancamos, y la isla separada donde está la capital Esmeralda junto a otras tres zonas enormes con tres generales que deberemos derrotar antes de poder confrontar a Castillo. Cada zona tiene su nivel de dificultad y alerta que responde a la cantidad de cosas que hagamos mientras jugamos y diferentes acciones la suben o bajan. Así, por ejemplo, podés optar por hacer cada zona de una sola vez en dificultad ascendente, o pelear un poco en cada región para evitar los picos de dificultad. De cualquier modo, el juego llega con su “modo acción”, si sos más de los shooters, o su “modo historia” si no querés transpirar demasiado el joystick y solamente sumirte en el caos sin mucho stress.
Pero… ¿y la revolución?
Hasta este punto, hablamos puramente de jugabilidad y evitamos hacer cualquier mención a Latinoamérica, el ambiente y lo que Ubisoft intentó usar para darle color a Far Cry 6, y el motivo es que es más fácil comentarlo separado de la jugabilidad. Este es un juego que no necesariamente hace agua cuando te metes en los mares del caribe sino cuando se lo contrapone con el mundo real. El gigante francés del gaming no tiene particularmente un buen expediente cuando se trata de representar a Latinoamérica, su historia, sus luchas y sus conflictos como vimos en Ghost Recon Wildlands, donde Bolivia es una especie de narcoestado en control de mexicanos, y con Yara que está basada en Cuba, se siente que intentaron ser lo más nebulosos posible y usar la revolución con decorado y no para decir algo en concreto.
Ya es curiosa la decisión de seguir asignándole papeles de latino malo a Giancarlo Espósito, que es italiano y no habla una palabra de español, pero más raro todavía es no saber qué están criticando con su figura. Antón Castillo habla de la avanzada medicina de su país y la posibilidad de curar el cáncer pero para que esto tiene que defenderse de los invasores, y que es por eso que recluta a la población – pero la población no sabemos si lo apoya o no, ni conocemos personas reales. La causa en sí es tan nebulosa que no termina de quedar claro si se supone que el personaje es una crítica a Fidel Castro o Fulgencio Batista, y está claro que es intencional. Ubisoft no se quiere meter en política, pero al haber pagado actores carísimos, poner presupuesto millonario y haber estudiado a Cuba como nos contaron en entrevistas, se siente más que como una oportunidad desperdiciada, como un ninguneo: lo “latino” es un adorno para dotar de exoticidad al páramo donde matas gente y rompes cosas.
En la Yara del juego, que nos insisten que no es Cuba aunque tuvo una revolución en los 60s, es una nación en una isla con medicina avanzada y autos antiguos, y se bebe ron por las calles, no importa por qué peleas: importa que te veas bien haciéndolo. La romantización del caos y la violencia como finalidad del gameplay llevan a un juego que simplifica en exceso una cuestión que fue real, que pasó, y que hoy afecta miles de personas. Nuestra heroína se siente como una nena tonta cuando en un momento literalmente los personajes admiten que a pesar que cada facción tiene sus intereses, vale la pena luchar porque es divertido hacerlo, y eso no es material de ninguna revolución. No existen los poderes extranjeros, los intereses, ni hay una historia – es todo una excusa para salir y matar.
La decisión de no meter política es, para algunos gamers, algo totalmente válido e incluso preferible. Sin embargo, lo cierto es que el juego si tiene política: Dani insiste toda la primer porción del juego con irse a Miami y trabajar en un super, esa es su máxima aspiración en un contexto donde su país se cae a pedazos porque un literal dictador mata gente en las calles. Incluso los personajes que la critican lo hacen sin criticar el sueño americano: “suena bien, pero el sueño americano es para los americanos“, le dicen. Como no existe la grandeza, el creer en una causa, o los ideales, la gente pelea para verse bien: destruís bases enemigas mientras suena Bella Ciao o completas misiones para desbloquear pinturas nuevas para tu rifle o pen drives con MP3 del Duki (si, está como banda sonora). La política está marcadamente presente en la manera de contar el juego, y es particularmente triste que justo el que está basado en una nación de Latinoamérica con una historia de revoluciones y contrarevoluciones tenga tan poca garra – como que sería lo mismo en cualquier otro setting.
Todo el presupuesto del mundo
La representación de Yara y lo latino será meramente cosmética y con un mensaje desafortunado, pero no es para nada descuidada. El juego, especialmente en PS5, Xbox Series X|S y PCs de alta gama, se ve increíble y los atardeceres en el mar son tan imponentes como las noches donde la luz de luna ilumina los campos de batalla en la sierra. Es una pena que casi no llegamos a recorrer Esmeralda, la capital, hasta casi el final del juego salvo un pequeño segmento de prólogo. La performance no solo hace uso de la tecnología de la actual generación sino que hasta la justifica, ahí tenemos nuestros HDR, 4K, cantidad de opciones de FPS, y modos de accesibilidad variables para que cada uno pueda jugar al límite de sus gustos y posibilidades.
En conclusión
Far Cry 6 juega seguro con todas sus virtudes y defectos. En este momento, al adquirir un nuevo Far Cry sabés de antemano qué clase de juego te vas a encontrar, y si estás entre los que disfrutan este tipo de juegos la vas a pasar bien. Con más de 9 juegos en su historia, la saga sabe qué busca y a quién apunta, y su público seguramente no se sienta decepcionado. Ahora, si esperabas una representación latina de la que estar orgulloso, o algo que tenga un poco más de garra y corazón, te vas a encontrar con una experiencia que así como no falla, tampoco encuentra ningún aspecto donde destacar.
FECHA DE LANZAMIENTO | 7 de octubre de 2021 |
DESARROLLADOR | Ubisoft |
DISTRIBUIDOR | Ubisoft |
PLATAFORMAS | Xbox Series X|S, PlayStation 4, Amazon Luna, Xbox One, PlayStation 5, Stadia, PC |