DOOM fue uno de los pioneros del género First Person Shooter en 1993. Luego de dos entregas y muchas especulaciones, id Software en conjunto con Bethesda lanzaron el reboot de la franquicia. Demonios, Heavy Metal y el Gameplay emblema del clásico.
Cultura Geek abrió las puertas del infierno y viajó al universo de DOOM. En nuestro camino nos encontramos con todo tipo de demonios, armas totalmente personalizables, Glory Kills y un gameplay frenético que da un soplo de aire fresco al género de los First Person Shooter. ¿Se encuentra a la altura de los clásicos?
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Una serie de flashbacks inundan nuestra muerte. Nos despertamos encadenados a un altar, rodeados de velas, grabados satánicos y un grupo de seres que se acercan para devorar nuestro cuerpo. Luego de acabar con ellos nos encontramos con el mítico traje del Marine, y una voz que nos advierte sobre los peligros que se avecinan.
Marte ha caído bajo el control criaturas del inframundo, quienes destruyeron todo a su paso y acechan el lugar en busca de nuevas víctimas. Samuel Hayden, científico de la UAC (Union Aerospace Corporation) nos explica que el conflicto ha sido el resultado de un fallido intento de extraer recursos del mismísimo infierno.
Hemos sido despertados como la última esperanza de la civilización, aunque eso no le importe mucho al protagonista. El Marine sólo quiere desquitar su ira y derrotar a todo lo que se interponga en su camino de la manera más brutal y violenta posible. Así comienza DOOM, el reboot de una de las sagas más emblemáticas de los videojuegos.
Esta nueva entrega de Id Software y Bethesda nos lleva a recorrer un total de 13 escenarios en su modo campaña mientras que destripamos la historia con nuestras propias manos, o no. DOOM posee Lore propio y está plasmado en distintos documentos que podemos encontrar en cada escenario, pero es totalmente opcional.
El juego posee algunas cutscenes pero el enfoque principal se encuentra en el gameplay. La campaña principal puede llevarnos alrededor de 13 horas para llegar al final, pero el diseño de los mapas está pensado para ser explorado, y DOOM otorga muchas recompensas para los aventureros.
Los objetivos suelen ser simples como buscar diferentes llaves para acceder a áreas específicas del mapa, desactivar reactores mientras sobrevivimos a oleadas de enemigos o destruir Gore Nests, nidos que abren la puerta a un gran número de demonios.
Cada uno de los escenarios posee una estética propia que lo distingue del resto, desde la desolación de Marte hasta el caos y destrucción del Infierno. También podemos encontrar áreas de laboratorios, una fundidora, reactores e incluso escenarios con nieve.
En nuestro camino para cerrar el portal al Infierno, podremos hacer uso de un total de 19 armas que acompañarán al gameplay único de DOOM. A diferencia de otros juegos, quedarse quieto significa una muerte segura, ya que no contamos con regeneración de vida o siquiera un botón para recargar.
Tendremos que estar siempre en busca de munición, vida y armadura si queremos sobrevivir a las hordas de enemigos que nos acechan en cada área. Estos elementos generan la sensación de estar frente a un título clásico de la franquicia, donde el núcleo se mantiene fiel a la fórmula que todos recordamos.
Los enemigos, al igual que las armas, son versiones actuales de los demonios que tanto masacramos a lo largo de los años. Cacodemons, Revenants, Imps, nadie ha querido quedarse fuera de este reboot, y han vuelto más feroces que nunca. Siempre estarán acompañados pero nunca juntos, ya que aprovechan el entorno a su favor para rodearnos, dispararnos de diferentes lugares o sorprendernos en las esquinas.
También entran en juego las polémicas Glory Kills, ejecuciones que podemos llevar a cabo una vez que dañamos lo suficiente al enemigo y entra en un estado “aturdido”. Sólo debemos acercarnos lo suficiente y presionar el botón para realizar una brutal muerte, como arrancarles partes del cuerpo o abrirles el cráneo con nuestras manos.
Hay una gran variedad y son muy dinámicas, ya que cambiarán según donde apuntemos (Brazos, piernas, frente, espalda o desde un ataque aéreo luego de saltar). La problemática se encontraba con el ritmo del juego y el miedo de que las Glory Kills rompieran con esto, pero la verdad es que sólo toman unos segundos y aún luego de varias horas, no logran cansar al jugador.
Además, realizar estos movimientos especiales tienen su beneficio, y es que los enemigos soltarán munición y vida adicional al ejecutarlos. Un gran ejemplo de esto es la Motosierra con un uso limitado por cargas (que podremos reponer encontrando escasos tanques en el escenario) que, además de matar instantáneamente a los demonios, produce que el drop de munición y vida sea mucho mayor. Esta arma es probablemente una de las más estratégicas junto a la BFG, y tendremos que usarlas de manera prudente para los momentos de peligro.
Los escenarios acompañan a la destreza del protagonista y ocasionalmente podemos encontrar Arenas, pequeñas secciones dentro de cada mapa diseñadas para soportar una gran cantidad de enemigos en pantalla mientras que disparamos, corremos y nos trepamos por distintos elementos del entorno.
En algunas instancias de la historia, también encontraremos Bosses finales que aunque no presentan un gran desafío, se sienten como una batalla arcade y no algo genérico.
Cuando no estemos enfrentándonos con los demonios, podemos explorar el mapa para encontrar secretos, drones para conseguir mejoras en nuestro armamento (dos modos de disparo alternativos para cada arma) y los ítems específicos para profundizar en el Marine.
Podemos hacer uso de Runas (luego de completar desafíos escondidos en los mapas), pequeños orbes con energía (incrementan vida, armadura o la capacidad de llevar más munición) y, con la información guardada en cadáveres de guardias, cambiar nuestra manera de juego con diferentes alternativas.
Aumentar nuestra agilidad, resistencias, posibilidad de escanear el mapa para encontrar secretos más fácilmente, la efectividad de los Power Ups (pequeños orbes que otorgan bonificaciones por un tiempo limitado) y mucho más.
Todos estos elementos, aunque son opcionales, nos ayudan a adaptar nuestra forma de juego para afrontar a las distintas dificultades que DOOM nos ofrece. Nuestro primer paseo por el infierno se completó en Ultra-Violence (el equivalente a Very Hard) y no ha sido para nada fácil.
Aquellos que busquen un mayor desafío, pueden animarse a intentar sobrevivir en Nightmare y Ultra Nightmare, modo donde si nuestra vida llega a cero, tendremos que volver a comenzar desde el primer nivel.
Para hacer esto algo competitivo, si morimos soltaremos nuestro casco con el nombre de usuario para que nuestros amigos que tengan el juego puedan ver en qué sección perdimos e intentar superarnos.
El motor gráfico id Tech 6 brilla por si solo y está plasmado en cada rincón, criatura y parte del escenario. Acompañado de un excelente nivel artístico, cada escenario se encargará de darnos sensaciones distintas y son un placer para aquellos que disfruten de capturar screenshots. Como pequelo detalle, podemos esconder la interfaz de la pantalla por completo (barras de vida, munición, objetivos) para una experiencia más inmersiva, y a su vez, peligrosa.
Por último, el aspecto que más preocupado tenía a los fanáticos ha sido el Soundtrack que presentaría este reboot. La mítica canción E1M1 es sinónimo de DOOM, así que Mick Gordon, encargado de la banda sonora, tenía una gran tarea para realizar. Por fortuna, su trabajo resultó en canciones de Metal combinadas con Electrónica que cambian de manera dinámica según el momento del combate (desde apenas unos riffs de guitarra hasta alcanzar la intensidad máxima al final de cada enfrentamiento).
Una vez que terminemos con la campaña podemos disfrutar del Multiplayer y el modo Snapmap, separados en el menú como si de juegos independientes se trataran. El multijugador, como lo anticipamos antes del lanzamiento, nos recuerda a las épocas de antaño con Unreal Tournament y Quake 3 Arena. Y además de los modos normales como Team Deathmatch, algunas propuestas como Capture the Zone logran dar un aire fresco.
No sólo mantiene el frenetismo de la campaña y lo eleva al enfrentarnos con jugadores de todo el mundo, también gana una gran originalidad con las Runas Demoníacas, power-ups que al ser obtenidos nos convertirán en un demonio totalmente jugable. (Mientras que el resto de jugadores se prepara para escapar de nosotros)
El modo Snapmap, en cambio, es una herramienta para crear nuestros propios niveles y modos de juego. Podemos controlar el escenario, número y comportamiento de enemigos (con la posibilidad de otorgarles mayor resistencia o daño), luces, sonidos y las estructuras que nos ofrece. Así también, pueden ser disfrutados por nosotros o con amigos en modos cooperativos.
Si bien algunos usuarios han logrado modos como Básquet o una aproximación a juegos como Harvest Moon o Stardew Valley donde le compramos cultivos a la tienda de un demonio, puede sentirse algo limitado y no justifica la falta de MODS del juego, algo que ha sido característico tanto en la franquicia como en los títulos de Bethesda a lo largo de los años.
DOOM es una alternativa en el género de los FPS, un título que logra sentirnos nostálgicos en un juego moderno, algo que se ha visto en franquicias como Shadow Warrior o Rise of the Triad. Repleto de Gore, demonios en cada esquina, destreza por parte del protagonista, escenarios de gran escala, Easter Eggs de todo tipo y dos alternativas que complementan a la campaña.
Tal vez DOOM, en sus versiones de PC, Xbox One y Playstation 4, no sea candidato a juego del año, pero sí sorprende en el género de los First Person Shooters y estamos seguros que, luego de este éxito, podremos ver una secuela a la altura de este clásico.