Stardock y Oxide Games traen un nuevo título de temática espacial llamado Ashes of the Singularity. Este juego de estrategia se destacada por batallas de escala masiva y un motor gráfico compatible con DirectX 12. ¡Todos los detalles en nuestra reseña!
Ashes of the Singularity llegó para expandir al género de los juegos de estrategia en tiempo real, mejor conocidos como RTS. Libramos batallas épicas de gran escala, disfrutamos del esplendor de Directx 12 y la inteligencia artificial nos hizo sufrir en más de una ocasión. ¡Te contamos nuestras experiencias y qué esperar del juego en esta reseña!
El género de los juegos de estrategia creció exponencialmente en los últimos años. Todos recordamos con cariño a los primeros Command & Conquer, Starcraft u otros más complejos como Master of Orion. Pasaron los años y, si bien hemos conocido nuevas franquicias que recordamos con cariño en la actualidad, nunca se logró presentar batallas bélicas con miles de unidades a la vez. Ashes of the Singularity consiguió esto, y es sólo uno de los aspectos que lo hacen resaltar en el género.
Los creadores de Galactic Civilizations II plantean un nuevo panorama al jugador, con la raza post-humana en constantes enfrentamientos contra una inteligencia artificial. Los bandos se llaman Post Human Coalition y The Substrate, cuentan con diferentes habilidades, materiales a disposición y distintos enfoques en la campaña del juego.
Este modo historia nos lleva a vivir la guerra entre ambas civilizaciones a lo largo de 11 misiones. Si bien no es el punto fuerte del juego, es ideal para comenzar a familiarizarnos con las unidades y recursos. Además, hay un tutorial para aquellos que sean nuevos en el género y nos ayudará a prepararnos para los otros modos de juego.
Ashes of the Singularity posee un estilo similar a juegos como Supreme Commander o Company of Heroes, y se predomina el plantamiento de una estrategia sólida en vez de nuestra rapidez al construir unidades, como ocurre en Starcraft, por ejemplo.
No significa que sea malo, sólo que los enfoques son diferentes. Comenzamos cada partida con pocas unidades y una base, como es usual en el género deberemos recolectar recursos para generar nuevas tropas de defensa y búsqueda que serán esenciales para explorar el mapa.
Hay una gran variedad en los diseños de las naves en ambos bandos y cuentan con la particularidad de funcionar como un solo grupo. Esto se debe a las escalas que toman los combates a mitad y finales de la partida, donde podemos ver, literalmente, miles de unidades en pantalla. Para simplificar el manejo de este gran número de tropas, naves y maquinarias de guerra, implementaron un sistema de Meta-Unidades.
Lo que nos permite es una unidad de grupos más simple, que además trae sus beneficios. Estas Meta-Unidades poseen habilidades que sólo se podrán activar en ese estado.
Además, maquinarias como los Dreadnoughts (la unidad más poderosa que obtendremos) pueden subir de nivel y mejorar sus atributos, lo que compensa la cantidad de tiempo y recursos que toma construirlas. Estas implementaciones son más que un simple detalle, y es fundamental saber organizar nuestra estrategia a la hora de enfrentarse en el campo de batalla.
Estas guerras a gran escala llegarán a su fin cuando el núcleo primario de cada base correspondiente a los jugadores, sea destruido por un enemigo. Como así también, si logramos recolectar suficientes generadores de Turinium (un extraño recurso ubicado en cada planeta) seremos victoriosos, aunque los enemigos también se encuentra a la búsqueda, por lo cual será prudente que utilicemos nuestras defensas para evitar que los capturen.
Por fortuna además del modo campaña, contamos con el indispensable multijugador y la modalidad skirmish de hasta 6 jugadores a la vez (los cuales pueden ser controlados por la inteligencia artificial u otras personas). También podemos disfrutar de los Scenarios, niveles predeterminados con objetivos puntuales, como el modo King of the Hill o supervivencia contra oleadas de enemigos.
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Todo esto es logrado gracias al motor gráfico Nitrous, que cuenta con la particularidad de ser uno de los primeros compatible con DirectX 12. Este engine se basa en las especificaciones técnicas de nuestra PC para optimizar lo que vemos en pantalla y logra un excelente trabajo en mantener un frame-rate estable. El juego posee una linda estética y los diseños de las unidades son más que decentes, pero sólo eso. El DirectX 12 ayuda al rendimiento general y complementa a la experiencia en general, si bien es exclusivo de Windows 10 el launcher de Steam nos permite elegir qué versión queremos arrancar.
Ashes of the Singularity es un juego táctico, que nos obliga a pensar nuestras estrategias y futuros movimientos con precaución, mientras lideramos a miles de unidades a la vez. Si bien la campaña deja mucho que desear, es sólo el comienzo de las decenas de horas que podemos dedicarle al modo multijugador, ya sea con amigos, gente random o contra la Inteligencia Artificial (que sorprendemente nos pondrá las cosas muy difíciles).
Si son fans del género puede que se enganchen con esta nueva propuesta, pero en caso contrario recomendamos que tengan paciencia en aprender las mecánicas del juego de a poco. Además, los desarrolladores son muy activos y están atentos a la comunidad, con frecuencia actualizan el juego e incluso agregan contenido gratuito, algo que siempre es bueno tener en cuenta.
Ashes of the Singularity se encuentra disponible únicamente en PC a través de Steam y GOG por un precio de 40 dólares.