Hablado por muchos y hecho por pocos, la criogenización es la preservación de seres vivos a muy bajas temperaturas para que en un futuro, cuando la medicina y tecnología sean más avanzadas, puedan ser traídos a la vida. Pero ¿a qué costo? ¿Es siquiera posible?
Desde la década de 1960, la criogenización es un tema que fue apareciendo cada vez más sobre la mesa, ya sea en forma de curiosidad, incredulidad, broma o algo a tomar muy en serio. Hoy, con aproximadamente 500 personas congeladas esperando la resurrección, hay otras 2.000 vivas que ya firmaron contrato para hacer lo mismo cuando mueran. Si bien muchos confían que en un futuro, donde la medicina y tecnología estén más avanzadas, todas estas personas volverán de la muerte, otras tantas se aterrorizan por el estado de quienes ya están criogenizados.
Aunque parezca sacado de una película de ficción, hay casos reconocidos de personas criogenizadas. No, una de ellas no es Walt Disney, quien murió en 1966 por un cáncer de pulmón e incineraron. Pero los que sí están congelados son Ted Williams, una leyenda del béisbol que jugó toda su carrera en los Boston Red Sox de la MLB y murió en 2002, y Hal Finney, la primera persona del mundo en recibir una transferencia de Bitcoin y ejecutar el software de la moneda, quien murió en 2014. Otro caso (y el primero de todos) es el de James Bedford, la primera persona cuyo cuerpo fue criopreservado después de su muerte en 1967.
Cabe resaltar que los casos anteriores confiaron su preservación con Alcor Life Extension Foundation, la compañía líder mundial en criónica. Es más, Peter Thiel, creador de la empresa de pagos online PayPal, también reveló que, cuando muera, será criogenizado en esta compañía estadounidense.
A pesar de todo… no funcionó
Ahora bien, según BigThink, todos menos uno de los primeros congelados no tuvieron un buen destino y fracasaron en su búsqueda de la inmortalidad. Algunos se descompusieron o agrietaron con el tiempo por fallas en la cápsula, mientras que otros ni siquiera lograron una buena conservación antes de entrar en ella.
¿Cómo es el procedimiento para una criogenización? Una vez que el paciente criónico muere, los técnicos tienen que preparar y enfriar el cuerpo antes de que se descomponga para luego colocarlo dentro de un Dewar: una especie de cápsula llena de nitrógeno líquido (LN). Esta cápsula se encuentra dentro de un segundo recipiente exterior, separado por un vacío para evitar la transferencia de calor del exterior. Sin embargo, el calor se transfiere gradualmente de todos modos y hierve el LN, el cual debe rellenarse periódicamente.
Sin embargo, en los primeros días que se empezaban a hacer las criogenizaciones, los clientes no eran congelados en LN, sino colocados sobre hielo seco, algo que (como deducirán) no daba un buen resultado. Por esto, se empezaron a usar las cápsulas Dewar para mantenerlos. Pero eso no es todo. También tiene que haber alguien que se encargue de monitorear que la cápsula no falle y de recargar el LN, ya que sin esto el cuerpo empezaría a descongelarse y a descomponerse.
Como entenderán, el congelamiento de una persona tiene consecuencias que solo afectan a la piel y al exterior, sino también al interior. Según BigThink, en 1983, Alcor examinó médicamente el estado de algunos cuerpos y detallaron que casi todos los sistemas de órganos internos de los cuerpos quedaron fracturados. En algunos casos se veían vasos sanguíneos rotos y órganos agrietados o cortados, mientras que en otros se llegó a fracturar hasta el corazón. Los médicos forenses expresaron como conclusión que el tremendo deterioro del tejido requeriría tecnología médica increíblemente avanzada para solucionarlo y que la probable destrucción a nivel celular podría requerir la reconstrucción del cuerpo a nivel molecular.
Para evitar esto, Alcor tiene entre sus preparaciones criónicas modernas un proceso de varios pasos para preparar el cuerpo para el almacenamiento. Primero, comienzan a enfriar el cuerpo mientras se inyectan agentes anticoagulantes y soluciones de preservación de órganos en el torrente sanguíneo y se hacen circular bajo RCP. Luego, el cuerpo es transportado a las instalaciones principales de la compañía, donde el fluido original se reemplaza con químicos que vitrifican los órganos del cuerpo. Esto ofrece alguna esperanza de reducir los daños estructurales durante el posterior enfriamiento y almacenamiento.
Ahora bien, de todas las criogenizaciones hechas antes de 1973, solo se conserva un cuerpo: el de James Bedford. La familia de Bedford tomó la custodia de la cápsula y la cuidó por su propia cuenta durante aproximadamente 15 años hasta que se lo entregaron a los fundadores de Alcor.
Además de Alcor, hay otra opción reconocida para la criogenización: Cryonics Institute, que cuenta con más de 200 cuerpos almacenados en tanques gigantes y acepta decenas más cada año. Si hablamos de precios, Alcor ofrece un seguro de vida para que las personas puedan pagar su criopreservación, algo que va a variar según la edad y salud del interesado. Sin embargo, la cobertura mínima es de $200.000 dólares para la criogenización de todo el cuerpo o de $80.000 para la neurocriopreservación (solo la cabeza). Por otro lado, el almacenamiento de un cuerpo completo en el Cryonics Institute cuesta alrededor de 45.000 dólares.
El estado de la criogenización está mucho más avanzado hoy en día, evitando los grandes fracasos del pasado y sumando más personas a sus listas criónicas. Sin embargo, no se puede confirmar ni negar que la medicina futura vaya a encontrar alguna manera de traer sin daños irreparables a quienes buscan la ¿inmortalidad? Eso sí, hoy por hoy todo suena a pura ciencia ficción.