Oficialmente llamada SNES-CD, la consola iba a ser una colaboración entre Sony y Nintendo. Sin embargo, una diferencia entre ambas partes hizo que Nintendo Playstation no sea realidad.
Nintendo PlayStation es un capítulo fascinante en la evolución de los videojuegos. A inicios de la década de 1990, la relación entre Nintendo y Sony prometía ser una unión exitosa. Ambas compañías, al principio aliados, soñaban con crear un sistema híbrido que combinara los cartuchos de la Super Nintendo con la tecnología de CD-ROM. La idea era de vanguardia y, de haber prosperado, podría haber cambiado el curso de la industria.
La anécdota resurgió en una entrevista que dio Shawn Layden, ex directivo de Play, con el medio Eurogamer. En ella, cuenta que la tecnología de CD se creó con el propósito de usarse en esta nueva consola. Si bien ya tenían todo listo para presentar el dispositivo, en medio de la CES de 1993 la compañía japonesa decidió a último momento dejarlos e irse con Phillips.
Ken Kutaragi, conocido como el “padre de PlayStation”, lideró el desarrollo del chip de audio para la SNES, lo que cimentó la cooperación entre las dos marcas. En 1988, firmaron un contrato que permitiría a Sony crear un add-on que convertiría a la SNES en una consola de CD. Sin embargo, la desconfianza surgió rápidamente. El presidente de Nintendo, Hiroshi Yamauchi, comenzó a explorar otras alternativas y optó por asociarse con Philips, lo que finalmente condujo a la ruptura de relaciones con Sony.
Cuando Nintendo rompió el acuerdo, Sony decidió no quedarse quieta. En el CES de 1991, anunció la creación de su propia consola, que ofrecía compatibilidad con los juegos de la SNES y también sería capaz de reproducir CDs. Esta decisión llevó al desarrollo de la PlayStation, que debutó en 1994 y se convirtió en un fenómeno mundial.
El último prototipo
En 2015, el descubrimiento de un prototipo de la “Nintendo PlayStation” reveló lo que pudo haber sido. Este sistema apareció en una subasta años después y alcanzó la asombrosa cifra de 360.000 dólares. La historia de Nintendo y Sony sirve de recordatorio de cómo las circunstancias y las decisiones pueden moldear la industria de los videojuegos, llevándonos a reflexionar sobre lo que pudo haber sido si la colaboración hubiera perdurado.