A medida que pasa el tiempo, los avances y mejoras en robots y androides son cada vez más sorprendentes (y aterradores). Esta vez, los investigadores del proyecto The Guardian Robot compartieron un estudio sobre las expresiones faciales que puede hacer el androide Nikola.
Si hablamos de diferencias entre humanos y robots, la expresión emocional es una de las características que resaltan. Es una temática recurrente en varias películas y series futuristas, pero, a medida que pasa el tiempo, esa “ficción” se vuelve más real. Este tipo de avances, emocionantes para algunos y de terror para otros, cada vez son más sorprendentes. Un ejemplo es Nikola, una cabeza de androide creada para “incorporar la psicología, la ciencia del cerebro, la ciencia cognitiva y la investigación de IA hacia una sociedad futura donde los humanos, la IA y los robots puedan coexistir de manera flexible”.
Un estudio, dirigido por Wataru Sato, se centró en construir un robot humanoide, o androide, que puede usar su rostro para expresar una variedad de emociones. El resultado es una cabeza de androide, llamada Nikola. Este es parte del proyecto The Guardian Robot, el cual tiene como objetivo “desarrollar un robot autónomo que pueda estar cerca de las personas y hacer que sientan el ‘corazón’. Una vez que se realice un robot de este tipo, será aceptado por las personas y desempeñará un papel activo en todos los aspectos de nuestros hogares y la sociedad”.
Gracias a sus expresiones faciales, este androide puede transmitir seis emociones básicas: ira, disgusto, miedo, felicidad, tristeza y sorpresa. En el estudio publicado en Frontiers in Psychology, los investigadores del proyecto probaron qué tan bien las personas podían identificar esas expresiones que se generaban al mover “músculos” en la cara de Nikola.
En ese estudio está explicado cada detalle y método que utilizaron los investigadores para crear las expresiones faciales de Nikola. Además, informaron sobre los datos y estudios psicológicos a los que recurrieron para validar cada movimiento que el androide puede hacer.
Según informa el estudio, Nikola tiene una apariencia humana, similar a un niño, “para promover interacciones naturales con adultos y niños”. Actualmente, solo la cabeza y el cuello están completos, sin embargo, el resto de las partes del cuerpo están en construcción. Toda la superficie del androide, excepto la parte posterior de la cabeza, está recubierta de una piel de silicona.
Dentro de la cara de Nikola (por más raro que suene) hay 35 actuadores: 29 para las acciones de los músculos faciales, 3 para el movimiento de la cabeza y 3 para el control del globo ocular. Para tener más similitud con los humanos, estos actuadores están controlados por presión de aire para que los movimientos sean seguros y silenciosos. Además, dentro de los ojos hay cámaras de video para que pueda reconocer y mirar a una persona que habla.
Para probar la validez de las expresiones faciales de Nikola, los investigadores realizaron tres estudios. La primera prueba se basó en ver si personas certificadas en puntuación FACS (Sistema de Codificación de Acción Facial) podían identificar cada expresión del androide. Los resultados fueron positivos y demostraron que los movimientos faciales de Nikola tienen cierto parecido a los de un ser humano real.
La segunda prueba era para ver si la gente “común” podía reconocer las seis emociones prototípicas (felicidad, tristeza, miedo, ira, sorpresa y disgusto) en el rostro de Nikola. Esta tuvo buenos resultados, pero hubo expresiones que fueron más difíciles de detectar por la piel de silicona del androide, la cual es menos elástica que la piel humana y no puede formar arrugas muy bien. Por lo tanto, las emociones como el disgusto fueron más difíciles de identificar porque no se pudo incluir la unidad de acción para arrugar la nariz.
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En el tercer estudio, Nikola produjo expresiones faciales dinámicas para seis emociones básicas a diferentes velocidades. Los participantes de la prueba tenían que evaluar la naturalidad de la velocidad de cada expresión.
Si bien Nikola todavía carece de un cuerpo, el objetivo final del proyecto The Guardian Robot es construir un androide que pueda ayudar a las personas, en particular a aquellas con necesidades físicas que viven solas. “Los androides que pueden comunicarse emocionalmente con nosotros serán útiles en una amplia gama de situaciones de la vida real, como el cuidado de personas mayores, y pueden promover el bienestar humano”, dijo Sato.