Si el sonido de las bandas actuales te parece cada vez más homogéneo, no estás sólo: un montón de críticos sienten lo mismo, y acá explicamos por qué. Conocé las técnicas de producción, y algunas de las herramientas que tus músicos preferidos posiblemente estén usando, ¡en esta nota!
Antes que nos traten de “viejos anticuados anti música actual”, tranquilos, esta nota no trata de decirles que deberían cambiar sus gustos musicales. Este artículo trata de imaginar la música como si fuera una receta. Cuando alguien cocina algo, ¿podés reconocer los ingredientes naturales de los envasados? El equivalente en música son las herramientas utilizadas para grabar, y según los estudiosos del campo, a la larga hacen la diferencia.
El músico sesionista Greg Ellis, mayormente conocido por sus composiciones para Hollywood, afirma que mucha de la música que consumimos hoy es el equivalente a comida chatarra. Procesada, producida en masa, y de sabor de imitación. La culpa de esto no es necesariamente de los artistas, ni de una percibida falta de talento, sino de la tecnología que se usa para producir. La tendencia se vuelca cada vez más al uso de computadoras e instrumentos procesados en vez de reales, y se acentúa aún más por escuchar nuestras canciones preferidas en dispositivos que no son óptimos, mayormente teléfonos y computadoras.
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Ellis cuenta su experiencia al grabar, y que por ejemplo, muchos productores no le permiten crear sus propias partes. Muchas veces, antes de llegar al estudio, sus partes están interpretadas sobre una computadora, la cuál el músico real debe “imitar”, y a veces sólo por un par de compases que se copian y pegan. Esto, si bien ahorra tiempo, hace perder dinamismo, y afecta directamente el modo en que disfrutamos la música. La evidencia científica indica que el placer por la música surge cuando un interprete hace algo inesperado. El neurocientífico Daniel Levitin dice: “la música imaginativa excita las neuronal en el lóbulo frontal, y por esto la tarea del compositor es darnos placer por medio de decisiones inesperadas“.
Según Ellis, esto malacostumbra el oído. El productor Petros (One Direction, Enrique Iglesias y Dillon Francis) está de acuerdo, aunque resalta que producir música de este modo es más barato y fácil. Esto es más prominente en el pop y hip hop, pero también afecta a otros géneros como country, Rn’B y Rock. Además, esta forma de producir lleva a que los músicos cada vez sepan menos de música, y que otros productores cuestionen siquiera si es necesario que lo sepan. La tecnología en sí no es mala, y muchos de los más aclamados álbumes de todos los tiempos son bastante experimentales como Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band de The Beatles, Dark Side of the Moon de Pink Floyd o Jimi Hendrix Experience del reconocido músico de Seattle. El problema es usar las herramientas como base en vez de apoyo.
La otra parte de la ecuación son los dispositivos usados para escuchar música. Ya de por sí la música digital pierde los armónicos naturales de soportes analógicos como el vinilo o casette, “como una palenta de colores que se reduce a colores primarios“, según el profesor de ingeniería eléctrica de USC Chris Kyriakakis. Por medio de la compresión, cada vez se pierden más detalles, e incluso usar un mal par de auriculares que no encajen en tus oídos a la perfección perjudican el producto final.
Existen medidas para contrarrestar esto en cierto modo. Spotify, por ejemplo, anunció que ajustará el volumen de sus canciones para devolver la sutileza perdida por la compresión del audio que hace que todas las partes suenen al mismo volumen. A la vez, este nivel de producción tampoco afecta tanto a los recitales en vivo, donde Levitin afirma vía un estudio que es más fácil enfatizar con el músico. Sin embargo, esta experiencia también se ve reducida porque muchos usuarios eligen escuchar su música en vivo mediante pequeñas pantallas y videos de YouTube en vez de vivir la experiencia real.
La conclusión parece ser que, no importa qué género escuches, tu música preferida podría sonar mejor si los productores le dejaran más espacio al músico para expresarse, y los soportes de música estuvieran a la altura de las circunstancias.