Microsoft y la FTC ya dijeron lo que tenían que decir sobre la compra de Activision Blizzard y esperan a que la jueza Corley se pronuncie. Te contamos el contexto y qué pasa a continuación, ¡en esta nota!
Microsoft y la FTC realizaron el viernes pasado su última argumentación en el tribunal en su batalla por adquirir Activision Blizzard, cuyo arsenal de juegos incluye Call of Duty y World of Warcraft. En este juicio están en juego miles de millones de dólares en ingresos potenciales a través de la propiedad exclusiva de los títulos y la potencial exclusión a largo plazo de la PlayStation 5, competidora directa de Xbox. El acuerdo en sí tiene un valor de 68.700 millones de dólares estadounidenses.
La Comisión Federal de Comercio de Estados Unidos (FTC) llevó a Microsoft a juicio porque teme una situación de monopolio. El organismo pidió al tribunal federal de distrito que imponga tanto una orden de restricción temporal como una medida cautelar para evitar que el acuerdo se cierre antes de una decisión final. El acuerdo fue aprobado en Europa pero bloqueado en el Reino Unido.
Por contrato, el acuerdo debe concretarse para el 18 de julio, pero la FTC tiene como objetivo evitar el cierre de otros procedimientos judiciales y postergar la compra. En sus argumentos finales, el organismo dijo que sería difícil deshacer el acuerdo si se concluyera antes de un fallo y explicó que dado el historial previo de Microsoft, con Zenimax y Bethesda es de esperar que la adquisición resulte en exclusividades, menos competición y menos elección para los jugadores.
Si la jueza Jacqueline Scott Corley rechazara el acuerdo, Microsoft enfrentaría una penalización de terminación de 3.000 millones de dólares estadounidenses. Por otro lado, si Microsoft gana, Xbox se convertiría en el dueño de algunas de las franquicias clave del mundo de los videojuegos.
Durante la audiencia, Microsoft destacó las propuestas de otorgar 10 años de Call of Duty a todos sus competidores para tratar de quitarle peso al argumento de competitividad. Sin embargo, “varios años” no significa para siempre, y cualquier acuerdo podría no incluir la disponibilidad de Call of Duty en el servicio de suscripción PlayStation Plus una vez que esté en Game Pass de Microsoft.
La situación se complica por la admisión de la jueza Corley de que su hijo trabaja para Microsoft. “Tiene sentido común que un padre quiera apoyar el éxito financiero del empleador de su hijo para respaldar la estabilidad financiera y el prestigio profesional de su hijo“, dijo una carta abierta del proyecto Revolving Doors, que pide que la jueza se recuse.
No se sabe cuándo Corley emitirá su decisión final, pero Microsoft espera que sea antes de la fecha límite del acuerdo, el 18 de julio.