Los hackers suficientemente malintencionados se pueden meter con cualquiera de tus gadgets digitales… incluso los juguetes sexuales. Te contamos este curioso caso, ¡a continuación!
En esta era digital, hasta los juguetes sexuales se adaptan y se modernizan para que “el delicioso” haga uso de los poderes de la red. Esto da lugar a un par de gadgets bastante curiosos como los cinturones de castidad digitales para hombres que sólo podés liberar con una contraseña. No vamos a ser policías del deseo ajeno, pero sí vamos a comentar que todo esto dio lugar a una vulnerabilidad que los hackers pueden explotar, según Pen Test Partners declaró.
El problema se dio con el gadget sexual Cellmate, y su interface de programación. Este es un juguete para hombres que permiten poner una “caja” rígida en el “bulto” del usuario y dominarlo castigándolo con dolor en caso de erecciones. Con la falla de seguridad, los hackers podrían justamente evitar que pueda abrirse al terminar la sesión de juego previo y que la tortura deje de ser un juego para pasar a ser real. Si te vieras afectado por esta falla de seguridad te verías forzado a recurrir no a un cerrajero sino a alguien que tenga herramientas más potentes como una amoladora o taladro…
Esta gravísima falla de seguridad permitió a los hackers no solo frustrar señores fetichistas sino también leer sus mensajes privados, contraseñas e información de locación sin necesidad de autenticarse. Qiui, creadores del producto, estuvieron tan frustrados como los usuarios mirando a su señora y bull, y aunque ahora dicen que “la mayoría” de los problemas están arreglados, el daño a la confianza es irreparable. Pen Test Partners decidió dar a conocer este problema en público tras que otros investigadores explicaran la situación, dado que era de “interés público”.
Las aplicaciones que “miden” el desempeño del usuario en algún término pueden ser útiles en tiempos de pandemia para que forjar la intimidad que se pueda. Sin embargo, este caso debería preocuparte. Los gadgets con problemas de seguridad no son algo del todo infrecuente, pero es particularmente peligroso en el caso de los juguetes sexuales porque además del hackeo, está el componente de la vergüenza y lo difícil que puede ser pedir ayuda. A esto se suman los problemas habituales como el acceso a contraseñas, y la posibilidad de que un hacker cause daño físico real no es poca cosa.