Al hombre le encanta chamullar. Eso pasa acá en Argentina, en Europa, en Asia y en cualquier parte del mundo. Pero… ¿qué pasa si sin darse cuenta el hombre chamulla a otro hombre en Tinder pensado que es una mujer?
Esa fue una de las pruebas que realizaron dos hackers (uno británico y otro de California), uno como broma y otro para ver si podían tomar conciencia de como debían hablarle a las mujeres “leyéndose a ellos mismos”.
El hacker californiano, un ingeniero bajo el pseudónimo de “Patrick”, creó un ajuste mediante el cual dos hombres se hablaban entre sí pero sin saber que eran hombres. Esto lo lograba utilizando imágenes de otros lados, ya sea de blogs, o algunas de amigas suyas que le habían dado el consentimiento para las fotos, por lo que se generaban charlas muy curiosas y graciosas.
Luego de crear este “ajuste”, en pocas horas ya tenía muchísimos mensajes de usuarios coincidentes. Además, creó un código para darse cuenta cuando podría producirse un encuentro basado en números de teléfono y así poder intervenir antes que los usuarios se vieran cara a cara. “Ellos ignoran todos los signos, ignoran todas las cosas raras “, dice Patrick acerca de los usuarios, “cuando alguien es tan rápido como para reunirse sin ningún detalle ni saber nada acerca de la persona en absoluto, tal vez merece que le pase eso”.
El otro hacker en cuestión. un británico bajo el nombre de Catfi.sh, creó un ajuste a una escala mucho mayor. En vez de crear uno o dos bots, creó más de 20 perfiles falsos en Estados Unidos y el Reino Unido. Desde que lanzó su hack después del Día de San Valentín, ya ha generado más de 10.000 uniones y se han enviado más de 100.000 mensajes.
Mientras lo de Patrick había sido un chiste con la idea de que los hombres recibieran su propia medicina, Catfi.sh le buscó otra utilidad. Su ajuste hacía funcionar a otros perfiles a modo de títeres, siendo él el ventrílocuo. Cuando a una mujer le gustaba su perfil, lo que hacía era linkearlo al Tinder de otro usuario, y si la conversación iba bien y parecía que se podía producir un encuentro, Catfi.sh tomaba las riendas del juego y retomaba su perfil aprovechando el chamullo de otras personas.
El sistema funcionó pobremente, hasta que descubrió que podía crear lo mismo que Patrick y buscó hacerlo a mayor escala. De esta forma, creó robots que comenzaron a funcionar en Nueva York, San Francisco, Houston, Londres, Glasgow, Manchester y varias ciudades más.
En algunas ocasiones a veces intervenía para evitar los encuentros, pero con tantas uniones y conversaciones, con el tiempo se cansó y dejó de hacerlo. Al igual que a Patrick, a Catfi.sh le resultó muy fácil hackear Tinder: “Me sorprendió la poca seguridad que tenía la aplicación. Sólo puedo suponer que no se han dado cuenta de lo que está pasando, aunque se hace difícil de entender ya que desde su lado claramente me vieron ya que me han prohibido manualmente varias de mis cuentas de Facebook y también una dirección IP”
Rosette Pambakian, Vicepresidente de comunicaciones corporativas de Tinder, aseguró: “Mantener el ecosistema de Tinder seguro y agradable para nuestros usuarios es nuestra principal prioridad. Pedimos disculpas a aquellos que fueron afectados por este mal uso de nuestra plataforma . Aunque esto no es una amenaza a la seguridad , tomamos estas violaciónes muy en serio y vamos a tomar medidas contra las cuentas que engañan a nuestros usuarios”
Igualmente Catfi.sh planea seguir utilizando sus robots: “Es divertido y mis amigos se mueren de risa con las conversaciones. No veo porque parar”.
Hacks como estos ponen en problema la gracia de las redes sociales como Tinder. Si no sabemos si estamos hablando con una mujer, un robot, o lo que sea, pierde mucho valor la red en sí misma. Pero la pregunta principal es otra: ¿cuántos de ustedes están seguros de que hablaron con mujeres?
Imágenes pertenecientes al sitio The Verge.