El sitio web de revisión y reseñas para cine y tv, Rotten Tomatoes, está a nada de recibir tomatazos podridos por un nuevo escándalo. Según un reciente informe, varios críticos de esa página recibieron pagos de una empresa de publicidad para publicar reseñas positivas.
¿Sos una de esas personas que, antes de ir a ver una película, se fija qué opinaron los críticos y si le dieron un buen puntaje o no? Bueno, parece que ahora vas a querer pensarlo dos veces. Rotten Tomatoes, el popular sitio web de revisión y reseñas para cine y televisión, está en el ojo de la tormenta tras una grave acusación de sobornos a críticos de la página para que mejoren su nota y den reseñas positivas.
Para quienes no sepan, Rotten Tomatoes tiene (o tenía) gran prestigio e importancia en la industria cinematográfica, ya que, para bien o para mal, es un pilar imprescindible para el público y para diferentes distribuidoras. Después de todo, el puntaje que recibe una película en esta página influye mucho dentro del negocio de Hollywood y en el éxito que pueda tener (o no) en taquilla, por lo menos en Estados Unidos.
Si están familiarizados con el sitio sabrán que Rotten Tomatoes ofrece un puntaje, que es como un porcentaje de aprobación, por parte de los críticos y de la audiencia. Si la página registra cinco reseñas y tres de ellas son positivas, el porcentaje de aprobación será de 60% y tendrá un tomate fresco. En cambio, si solo dos fueron positivas, la película tendrá un 40% de aprobación y un tomate podrido. En el mejor de los casos, una producción puede recibir el “Certified Fresh” (Certificado de frescura) si superan el 75%. Este es un sello de aprobación codiciado por la industria, ya que puede influir en el interés del público y, en última instancia, en un éxito financiero.
Ahora vayamos a lo que pasó. Según un informe de Vulture, una empresa de relaciones públicas habría sobornado a críticos de Rotten Tomatoes para manipular esas puntuaciones y así obtener mejores notas. Obviamente, este accionar resta credibilidad a las calificaciones que vemos en el sitio web.
El medio mencionado habló sobre un caso en particular que pasó en 2018 con Ophelia, drama protagonizado por Daisy Ridley que ofrecía una nueva versión de Hamlet. Al parecer, esta película en un principio no fue bien recibida por la crítica: con 13 reseñas publicadas tras las primeras proyecciones y un 46% de calificación, lo que se traduce a un tomatazo podrido. Este puntaje decepcionante afectaba bastante a la entrega, la cual todavía no tenía distribuidor en el país.
Por esto, la agencia publicitaria de Ophelia, Bunker 15, empezó a buscar críticos más desconocidos que forman parte del conjunto monitoreado por Rotten Tomatoes para ofrecerles US$50 por cada reseña positiva. De esta manera, entre octubre de 2018 y enero de 2019, se agregaron ocho reseñas (de las cuales siete eran positivas) al puntaje de la película y subió hasta un 62%, convirtiéndose en una entrega “fresca” y “aprobada” por la crítica. Poco después, la distribuidora IFC Films adquirió la película para su lanzamiento en EE. UU.
Ahora, ¿qué pasaba si a un crítico no le gustaba la película? Desde Vulture dijeron que Bunker 15 les decía que tenían libertad para escribir lo que quisieran, pero que había críticos “súper amables” que aceptaban no publicar reseñas negativas en sus sitios habituales, sino en un “blog más pequeño que Rotten Tomatoes no ve”. De esta manera, la página solo registraba los comentarios positivos.
Vulture se contactó con Bunker 15 y Daniel Harlow, fundador de la agencia, argumentó que sólo un pequeño grupo de críticos tiene un sistema de pago por reseñas: “Tenemos miles de escritores en nuestra lista de distribución. Un pequeño grupo ha establecido un sistema específico mediante el cual los cineastas pueden patrocinar o pagar para que reseñen una película”.
Por otro lado, Rotten Tomatoes no miró para el costado y eliminó de su base de datos algunas películas manejadas por Bunker 15 y prometió echar a los periodistas y críticos involucrados. Además, en un comunicado, el sitio aseguró: “Nos tomamos muy en serio la integridad de nuestras puntuaciones y no toleramos ningún intento de manipularlas. Contamos con un equipo especializado que supervisa nuestras plataformas con regularidad e investiga y resuelve a fondo cualquier actividad sospechosa”.
En el informe de Vulture, el cineasta Paul Schrader, guionista de Taxi Driver, opinó sobre esto y dijo: “Los estudios no inventaron Rotten Tomatoes, y a la mayoría de ellos no les gusta. Pero el sistema está roto. El público es más tonto. La gente normal ya no lee las reseñas como antes. Rotten Tomatoes es algo con lo que los estudios pueden jugar. Así que lo hacen”.