El último superclásico entre Boca y River por la Copa Libertadores terminó suspendido y dará mucho de qué hablar. Pero uno de los detalles curiosos fue la presencia de un drone muy especial en el campo de juego.
Lo que debía ser una fiesta terminó en un episodio de vergüenza para el fútbol nacional: al momento de entrar a la cancha para iniciar el segundo tiempo del Boca – River en el marco de la los octavos de final de la Copa Libertadores, cuatro jugadores del plantel de River Plate fueron agredidos en el tunel, rociados con un líquido no identificado (posiblemente gas pimienta) que los cegó momentáneamente y produjo quemaduras de primer grado en su piel. Entre la incertidumbre por la agresión y la inminente suspensión del partido, uno de los detalles más extraños fue la aparición de un drone en el medio de la cancha que la sobrevoló a los jugadores agredidos, por un par de minutos, sosteniendo una manta haciendo referencia al “fantasma de la B“.
A través de la cuenta de Instagram de Gonzalo Perlo del piloto de TC que se hizo llamar el copiloto del Drone de la B , se puede ver el control que identificar el “juguete volador”: un Phantom 2 creado por DJI. Este es un drone de cuatro hélices que vale unos $699 dólares estadounidenses (bastante más en Argentina), y viene con una cámara integrada,nada de GoPro o símiles, de 14MP capaz de grabar video en full HD, e incluso hacer streaming en vivo en dispositivos iOS y Android. Este drone, a pesar de haber sido usado sólo durante un par de minutos en la cancha posee una autonomía de hasta 25 minutos y un rango de hasta 300 metros… Sumá el hecho de que fue capaz de levantar al fantasma. Estamos hablando de uno de los productos de punta del mercado.
Aún queda por determinar cómo es que este drone ingresó a la cancha, o la identidad del dueño que se lo pudo ver enmascarado trepando desde un palco a la platea baja – Gonzalo Perlo no fue el piloto, sólo estaba al lado-, pero lo cierto es que un detalle que en otras circunstancias hasta podría haber resultado simpático terminó demostrando aún más la gravedad del descontrol del fútbol argentino, donde barras bravas ingresan a los estadios con robots y tecnología de punta, o lo que es más grave, armas químicas a pesar de los controles. Esto sí que no lo pudo haber previsto ninguna simulación.