Gracias a Ra finalmente llegó Assassin’s Creed Origins, una aventura épica en el antiguo Egipto. Enterate si la espera rindió sus frutos, ¡en esta nota!
Cuando Ubisoft nos voló la cabeza en la pasada E3 al anunciar Assassin’s Creed Origins, una entrega que se encargaría no sólo de develar los orígenes del credo de los asesinos, sino también de llevarnos directo al Egipto de Cleopatra, el hype no se hizo esperar.
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Ya el trailer y los videos de Assassin’s Creed Origins que poco a poco fueron develando nos mostraban hermosos y realmente detallados paisajes egipcios, así como un look muy preciso de la época. Al comenzar el juego, todo lo que esperábamos se hizo realidad. El esfuerzo que Ubisoft invirtió en hacer que Egipto se sintiese viva y palpitante, se nota a cada segundo.
Desde el aspecto de los transeúntes hasta la labor forzada de algunos esclavos, desde las pequeñas barcazas pesqueras hasta los barcos militares tanto de egipcios como romanos, desde las pirámides hasta los jeroglíficos, todo es un sueño hecho realidad para el amante de Egipto y su mitología.
Pero antes de meternos de lleno en el juego, hablemos un poco de la historia: Corre el año 49 A. C. y Bayek, un Medjay (miembro del ejército) participa de una misión por derrocar al faraón Ptolomeo XIII, quien es el responsable de que una revolución social esté a la vuelta de la esquina.
Mientras Ptolomeo XIII lucha por mantener y expandir su poder, su hermana, la reciente depuesta Cleopatra, empieza a organizar un contra golpe hacia él. Eso, junto a las frecuentes incursiones del Imperio Romano bajo el comando de Julio César, llevan al temor de una invasión.
Las primeras misiones van a ir develando de a poco el lugar de Bayek en todo este embrollo, usando como muleta algunos flashbacks y varios personajes secundarios que nos expondrán los puntos claves de la historia para que empecemos a empatizar con el buen Bayek.
Poco a poco una sociedad secreta se conformará a medida que avanzamos en el juego, y podremos ver no sólo el origen de este credo, sino la formación del primer Asesino de la orden: el propio Bayek.
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Con esta premisa el juego nos da la bienvenida a un Assassin’s Creed muy distinto a sus predecesores, pero muy parecido a otros juegos.
En esta entrega, Assassin’s Creed Origins renueva su gameplay no sólo para las batallas, sino también la forma en que nuestro personaje progresa y la posibilidad de crear items al vuelo para aumentar nuestra capacidad de flechas, o la defensa de nuestra armadura.
Todos los cambios son bienvenidos, pero por momentos se sienten como buenas mecánicas pero que no están unidas entre sí, ya que podés terminar el juego entero sin haber creado un solo ítem o sin haber gastado un solo punto de habilidad. Con sólo aumentar las armas de nivel podemos terminar el juego sin pasarla mal, y todo lo demás es accesorio.
Assassin’s Creed venía de un estancamiento grande en su franquicia, y era sabido que iban a intentar algo diferente para salir del médano de la monotonía. Si bien este es un paso para el lado correcto, no se siente del todo como un producto completo, sino como la suma de varias partes.
En tanto al combate, el juego se siente muy similar al For Honor, casualmente de los mismos creadores. En las batallas debemos estar atentos y ver qué golpes podemos cubrir y cuáles conviene esquivar, ya que (como en For Honor) los heavy attacks van a romper nuestra guardia, pero esquivándolos dejamos expuesto al enemigo.
Que el modo de combate haya cambiado le da un aire fresco y renovador a la franquicia, pero este sistema es fácilmente explotable, ya que esquivando un heavy attack quedamos detrás del enemigo y lo podemos aporrear hasta su muerte, sin que oponga resistencia.
Esto tampoco es un gran problema, ya que los Assassin’s Creed son juego más enfocados en el sigilo que en el combate, lo cual es bastante más rico, aunque la inteligencia artificial es un tanto fácil de engañar.
Una vez que el enemigo te ve, te busca hasta que te pierde de vista, luego queda alerta unos segundos y se va sin sonar alarma ni nada. Y estos casos se dan en la dificultad más grande, ya que en pos de probar la inteligencia artificial nos pareció ideal empezar el juego en su máximo desafío.
A la hora de subir de nivel, nos encontramos con una rama de habilidades que nos hace acordar al Witcher o incluso a algunos Final Fantasy. Cada habilidad cuesta entre 1 o 2 puntos comprarla, y al hacerlo nos habilita el acceso a nuevas skills.
Esta rama está dividida en 3 sets de skills diferentes: Cazador, Guerrero y Vidente. Dentro de esos sets encontramos habilidades de combate, de sigilo, de looteo, acceso a nuevas herramientas como dardos tranquilizantes o la posibilidad de poder usar dos armas a la vez, o cambiarlas con un simple botón.
Esta nueva forma de customizar al personaje es realmente muy buena, porque nos deja que elijamos cómo jugar, y los resultados realmente se ven en la batalla. Otro aspecto nuevo es la posibilidad de usar nuestro águila para que investigue los alrededores y nos marque a los enemigos y nuestro objetivo, simplificando muchísimo las misiones de sigilo.
También, al subir de nivel, podemos acceder a la habilidad de “acosar” de nuestro plumífero amigo, lo cual nos servirá para molestar a los guardias mejor ubicados y pasar mientras luchan por mantener su rostro libre de agujeros.
Aunque el Assassin’s Creed Origins esté muy pulido en algunos aspectos, las esquinas más rústicas son las que le quitan brillo a este (por momentos) impresionante juego. Por ejemplo, podemos comprar camellos o caballos, los cuales son caros pero muy útiles. Pero… ¿por qué vamos a comprarlos cuando podemos robarlos y no hay consecuencia alguna?
Por ejemplo, en Skyrim cuando robamos algo (no sabemos si será por el portal de noticias de Skyrim o hay una señora muy chismosa y aburrida que manda palomas por todo Tamriel), todo el mundo se entera y hay consecuencias por ello. En contraposición, el Egipto de Assassin’s Creed Origins se presta a que los amigos de lo ajeno hagan de las suyas.
En Assassin’s Creed Origins, rara vez se siente como si nuestras acciones realmente influyesen en algo, más que en los puntos en los que el guión se lo exija.
La historia y cómo está expuesta es uno de los puntos que nos dejó con ganas de más. Por momentos promete con algunas sorpresas y ciertos giros que hubieran sido sorprendentes si las cientos de misiones secundarias no nos expusiesen de forma poco sutil los posibles giros de la historia, así como las verdaderas intenciones de muchos personajes, aún mucho antes de conocerlos o sospechar de ellos.
Es en esos momentos donde decidimos desviarnos un poco de la trama principal para explorar este maravilloso e inmenso Egipto que el juego pierde un tanto de su brillo. En Assassin’s Creed Origins, las misiones secundarias son muchísimas, y eso sería algo bueno si no fuesen repetitivas. Usualmente requieren entrar a un lugar, matar a una persona o robar un documento o ítem y salir.
Ocasionalmente el juego nos va a guiar por otras variaciones, como misiones donde para no ser descubierto tendremos que usar sólo nuestro águila e infiltrarnos mientras el caos sucede en otra parte.
Si bien Assassin’s Creed siempre se basó en hechos históricos, hubiese sido un lindo giro que la historia tuviese un giro un poco más fantástico, aprovechándose de los dioses y las creencias de la época.
Pero en lugar de eso, la historia transcurre en el apogeo de Cleopatra y Julio César, dejando atrás ciertas vetas históricas que hubiesen jugado a favor del gameplay y la historia.
La mayoría de las mecánicas base de Assassin’s Creed Origins vuelven, como escuchar conversaciones o subir a puntos altos para hacer un salto de fe, agregando otras nuevas como la inmensa utilidad de nuestro águila o la posibilidad de crear armas que envenenen o hagan sangrar, facilitando el combate.
En resumen, Assassin’s Creed Origins nos pone frente a una nueva entrega que se propone cambiar el futuro de la franquicia, pero no deja de jugar a lo seguro. La nueva aventura aprovecha mecánicas ya existentes que nos recuerdan a otros juegos, y nos saca momentáneamente de la experiencia que este juego trató de hacer única.
Pero, por momentos sentimos el verdadero esfuerzo de Ubisoft por crear una bestia nueva y única, sobre todo mientras exploramos el inmenso mapa de Egipto. Assassin’s Creed Origins va a estar disponible a partir del 27 de Octubre para PS4, Xbox One y PC Windows a U$D 59.99.-
¿Y vos qué pensás? ¿Es este un nuevo paso en la franquicia? ¿Es lo que esperabas? ¡Contanos en los comentarios!